Por Jorge Quevedo
Los tatuajes comúnmente
nacen de la intención de marcas un hito en tu vida, lo cual generalmente
termina en un cliente satisfecho con múltiples expectativas o en una operación
con láser para ser removido lo antes posible.
Estos pueden traer muchos
beneficios a una persona como un mejor aspecto según el punto de vista,
coberturas de cicatrices y/o marcas de la edad e incluso un posible cambio de
actitud el cual podría tener tanto una orientación positiva como negativa.
Actualmente se puede ver
por mayor cantidad en jóvenes principalmente universitarios aunque no es menor
la población más adulta que lo está practicando y disfrutando ya que es una
clase de recordatorio de un momento especial, donde la cantidad de momentos es
directamente proporcional a la cantidad de años que tenga la persona.
Además cabe recalcar que
tienen bastantes estilos orientados a las múltiples personalidades de la
población.
Para llevar esto a cabo
el cliente tendrá que informarse sobre la especialidad del local donde quiera
realizarse el trabajo, si cuenta con todos los implementos necesarios y sobre
todo y lo más importante si cuentan con su permiso de sanidad vigente.
El gran problema con
respecto a este tema es que muchos jóvenes no toman en cuenta las prevenciones
a considerar y toman decisiones sin mayor conocimiento o determinación lo que
repercute en tatuajes mal ejecutados o infecciones.
Además el exceso de estos
puede conllevar a problemas en el ámbito laboral ya que hasta el momento en
muchas compañías continúa el estigma de no tener tatuajes a la vista porque son
supuestamente sinónimo de delincuencia o poca formalidad para el contexto.
Como conclusión se
recomienda tener precaución de donde y cuantos adquirir ya que a pesar de que
es una expresión de arte en el siglo 21 aun no son totalmente tolerados.
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