miércoles, 6 de julio de 2016

martes, 28 de junio de 2016

Los Garabatos en la Sociedad

                                                                                                Prof. Mabel Roberts Rivera                                                                                                                   David Aguillón Herrera


A lo largo de los años y como civilización hemos buscado formas de comunicar y de expresar lo
que queremos a través de diferentes modos. En la época de la colonia se tuvo una sed por dejar de
lado la formalidad que caracterizaba a esos tiempos, y se comenzó a buscar nuevos métodos de
decir lo mismo que formalmente se pensaba, pero de otro modo más amigable e informal, que fue
masificado por las clases trabajadoras y obreras de la época.
Es aquí el momento en dónde nace el garabato, que tanto caracteriza al pueblo chileno, y qué
explicaré de una forma filosófica, el por qué, el qué nos lleva a integrarlo en nuestra habla cotidiana
y entre otros factores. Pero nos preguntaremos qué es el garabato; he aquí la respuesta: son las
palabras y sonidos que en su mayoría no existen en el diccionario de la real academia española, y
que de igual manera expresan diferentes estados de descontento o amistosidad tratando de hacer
notar lo que este quiere decir.
Primero que todo, nosotros como personas no nacemos hablando, sino que aprendemos de nuestro
entorno y es este el que nos va moldeando, y de forma ya sea consciente o inconsciente adquirimos
un gran compendio de modismos informales que sin duda crean una imagen ya sea positiva o
negativa la cual dependerá de las circunstancias a las que estemos siendo enfrentados. Uno de los
momentos en los cuales estamos con amigos, sería el apropiado para decir “malas palabras”, ya que
nos brindan confianza, sin embargo hay excepciones en dónde la gente, especialmente de estratos
sociales bajos no hacen distinción de situaciones, e incorporan en su lengua estas singulares
palabras.

¿Qué expresan los Garabatos?
En un mundo tan diverso como es el actual, la connotación que se le puede dar a un garabato
cualquiera puede variar mucho dependiendo de la situación, de quién provenga y a quien se le esté
diciendo. Por ejemplo en situaciones muy sorpresivas, como una caída, o una noticia muy
alentadora o muy desagradable podemos decir la misma “palabra” que cuando nos molestamos con
alguien en especial, y le criticamos su conducta y el por qué hiso tal acto.

¿Qué nos lleva a integrarlo en nuestra habla?
Existen dos posibles respuestas válidas a esta pregunta:
1° crea aceptación por una masa importante, especialmente de un grupo específico etario. No
obstante son diversas las edades en las que se usan, siendo con más fuerza en la adolescencia por el
especial apego a lo no deseable por la sociedad, como lo es el “lenguaje prohibido”

2° Existencia de un vocabulario pobre e impotencia frente a situaciones problemáticas. En una
disputa en la que se ven involucradas dos personas, siempre una de estas querrá imperar por sobre la
otra, de forma de hacer válidos sus argumentos, aunque este no tenga un sustento razonable.

¿En qué clases sociales se da?
En cuanto a los sectores sociales en los que se desarrolla podemos afirmar que se presenta en forma
transversal, pensando en los distintos niveles socio-económicos que se encuentra sectorizado
nuestro país. No obstante en los sectores medio-bajos es en los que más abunda el uso indebido del
vocabulario por la gran falta de educación desde el seno de la familia hasta los distintos ambientes
donde se desarrollan gran parte de nuestros compatriotas, como es en el interior de la familia,
amigos, compañeros de trabajo, en la calle y con simétricos en general.

¿En qué aspectos de la vida nos puede repercutir?
Podemos ser clasificados, creándose un juicio y una imagen, por el solo hecho de cómo hablamos y
somos capaces de emplear el vocabulario adecuado resolviendo problemas comunes. En lo que
respecta a la clasificación, seremos aceptados o rechazados por grupos de personas, con intereses
similares o diferentes respectivamente, tal que es imposible caerles bien a todas las personas si por
ejemplo no usamos groserías e intentamos socializar con alguna pandilla o grupo particular. Si por
el contrario lo llevamos al área laboral, una persona que tenga muy arraigada y conforme dentro de
su vocabulario dichas palabras, le será más complicado adaptarse a un nuevo grupo social y de
trabajo, dependiendo en su mayoría del cargo y así se tratará de evitar un ambiente de lenguaje
informal.

¿Qué hacer si nos sentimos ofendidos por alguien que usa groserías?
A un gran porcentaje de los chilenos los han insultado alguna vez, y ante estas molestas situaciones
en importante no alterar más al ofensor, pues si intentamos responder de la misma manera, éste
buscará estar por sobre nuestro argumento a medida que encuentre una ventaja, a la cual sacar
provecho. Sin embargo si es esto lo que queremos evitar, debemos forzarlo a abandonar el “campo
de batalla” por métodos racionales, como la argumentación. Consecuentemente es de esperar un
fracaso al intentar acreditar nuestras ideas, debido a la mayoritaria falta de educación en estos
grupos.
Al intentar dejar en un aparte esta forma de expresión, por ser considerada mayormente dañina,
nos vemos involucrados en una serie de cambios drásticos, que puede incluir cambiar algunas amistades, o sencillamente tomar la decisión conscientemente para lograr efectos positivos en el
individuo; las que se pueden ejemplificar dentro de un ambiente laboral como:
*Mayor entendimiento y eficacia en la resolución de problemas
* Convivencia formal, y amigable, debido a la empatía desarrollada
*Aceptación y enriquecimiento horizontal de tareas en grupos sociales
En cuanto a los que a las enfermedades se refiere, hay casos extremos en dónde una persona puede
hablar un sinnúmero de groserías dentro de una conversación; en la que se reemplazan palabras
prescritas por otras “malas palabras”, denotándose esta por la medicina como una enfermedad
psicológica, capaz de generar disturbios en la conducta, de la cual es muy difícil salir.
Si bien la forma en que expresamos nuestro lenguaje, ya sea usando garabatos se ha dado desde
antaño, no nos podemos olvidar de que cada uno es consciente de cómo los utiliza y la medida en
que lo hace, para esto debemos tomarnos el tiempo de pensar y reflexionar el por qué decimos y
llevamos esto tan en nosotros; para así liberarnos y no ser “esclavos de nuestra lengua

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