Lo que diferencia al hombre del hombre.
Por Felipe Zapata Sandoval
La pregunta a la que se le busca dar una respuesta con este ensayo es ¿qué es lo que hace a cada persona única y especial entre las demás?, en este contexto no se busca hablar sólo desde una perspectiva biológica, si no que mucho más allá, se hablará de la esencia del ser humano, “lo que diferencia al hombre del hombre”.
Las personas al momento de nacer ya por sí son únicas y diferentes, debido al ADN (Ácido Desoxirribonucleico) que los conforma. La invitación es a ponerse en una situación imaginaria en donde dos personas nacen con exactamente el mismo ADN y son criadas de la misma forma, en el mismo ambiente, con las mismas relaciones sociales, y exagerando aún más, se visten con la misma ropa. En este caso se podría considerar que estos dos sujetos son iguales ¿o no?.
¿Los individuos pensarán de la misma forma sólo por el echo de tener el mismo ADN y las mismas culturas sociales?, ¿existe alguna base para decir que a pesar de todo esto, los dos individuos son únicos y especiales?, ¿cuál es el criterio que se usa al momento de discriminar la verdadera esencia del ser humano?. En el escenario ya planteado, en donde nacen dos personas con el mismo ADN, hágase un ejercicio mental y sepárese a estas dos personas, para enseguida plantearles una simple pregunta,”¿Verde o Rojo?”, lo que se espera al momento en que estas personas se encuentren ante la toma de alguna decisión, al haber vivido en el mismo ambiente, con las mismas costumbres y con las mismas preferencias, es que los dos deberían tender a dar la misma respuesta. Pero ante la toma de grandes desiciones o ante una serie de problemas dados, por ejemplo la PSU, ¿deberían siempre responder lo mismo?, ¿sacarían las dos personas el mismo puntaje al ser expuestas a la PSU de matemáticas?.
Por Felipe Zapata Sandoval
La pregunta a la que se le busca dar una respuesta con este ensayo es ¿qué es lo que hace a cada persona única y especial entre las demás?, en este contexto no se busca hablar sólo desde una perspectiva biológica, si no que mucho más allá, se hablará de la esencia del ser humano, “lo que diferencia al hombre del hombre”.
Las personas al momento de nacer ya por sí son únicas y diferentes, debido al ADN (Ácido Desoxirribonucleico) que los conforma. La invitación es a ponerse en una situación imaginaria en donde dos personas nacen con exactamente el mismo ADN y son criadas de la misma forma, en el mismo ambiente, con las mismas relaciones sociales, y exagerando aún más, se visten con la misma ropa. En este caso se podría considerar que estos dos sujetos son iguales ¿o no?.
¿Los individuos pensarán de la misma forma sólo por el echo de tener el mismo ADN y las mismas culturas sociales?, ¿existe alguna base para decir que a pesar de todo esto, los dos individuos son únicos y especiales?, ¿cuál es el criterio que se usa al momento de discriminar la verdadera esencia del ser humano?. En el escenario ya planteado, en donde nacen dos personas con el mismo ADN, hágase un ejercicio mental y sepárese a estas dos personas, para enseguida plantearles una simple pregunta,”¿Verde o Rojo?”, lo que se espera al momento en que estas personas se encuentren ante la toma de alguna decisión, al haber vivido en el mismo ambiente, con las mismas costumbres y con las mismas preferencias, es que los dos deberían tender a dar la misma respuesta. Pero ante la toma de grandes desiciones o ante una serie de problemas dados, por ejemplo la PSU, ¿deberían siempre responder lo mismo?, ¿sacarían las dos personas el mismo puntaje al ser expuestas a la PSU de matemáticas?.
Matemáticamente
hablando de probabilidades, es casi imposible que las dos personas respondan lo
mismo a través de la misma lógica en todos los problemas presentados, la
posibilidad de atacar un problema matemático puede ser muy variada, por tanto
se puede abordar de múltiples diferentes maneras, entonces, dentro de estos dos
individuos; se postula que existe algo dentro de ellos, que aún así poniéndonos
en el escenario más extremo, los diferencia. Algunas personas piensan que el
alma es la esencia misma del hombre, otras piensan que es sólo el ADN, la
conformación genética o el contexto cultural en donde cada ser humano se
desenvuelve desde que nace hasta que muere.
La respuesta en este ensayo, a esta problemática es simple y a la ves
compleja, la esencia del ser humano, se encuentra en la razón, en la
conciencia, en el darse cuenta que estamos vivos, algo que nunca nadie podrá arrebatar,
ni aunque exista igualdad de ADN entre distintos seres humanos, la conciencia
de estar vivo no será la misma, ni siquiera en dos gemelos criados en el mismo
ambiente cultural y social. Es algo tan único
dentro de cada uno que es imposible encontrar a dos personas que piensen
exactamente lo mismo siempre en todo instante, de lo contrario, las personas
harían exactamente lo mismo todo el día, ya que al pensar iguales, los llevaría
a actuar de la misma forma siempre.
Según
Monge (1991), afirma que la conciencia del hombre está compuesta por todo
aquello que él conoce, con lo que ha estado en contacto a través de las
experiencias adquiridas durante su vida. De manera que la conciencia es
propiedad única de cada corriente de vida individual, y es la única actividad
que no puede ser robada o destruida. Por lo tanto, aquello que el hombre
construye en su conciencia mediante la contemplación y esfuerzo, le pertenece
para toda la eternidad.
Ahora, ¿cuál es el sustento para decir que la conciencia es la esencia misma de las personas?, se partirá pensando en ¿qué es lo más importante dentro del ser humano?, ¿su ADN?, ¿su contexto social en donde se relaciona con su entorno?. Lo más importante se encuentra en algún lugar del cerebro, ese lugar en donde existe la conciencia y lo que define al ser humano, los aspectos más íntimos, las emociones, el raciocinio, los sentimientos.
Ese
lugar en donde ni los parientes más cercanos conocen del todo, ese lugar en
donde sólo el propio individuo sabe que pasa, ahí mismo, se encuentra la
esencia del ser humano, y el fundamento de este planteamiento está en que
usando la lógica e imaginándose que esto no fuese lo más importante que se
tiene, los sentimientos no valdrían nada, la conciencia solo serviría para dar
de que hablar dentro de una conversación, las tomas de desiciones solo servirían
para hacer algo con la vida. Pero el
verdadero sentido, el sentido que mueve la vida de las personas se encuentra en
la conciencia y en las emociones mismas, en la conciencia que cada uno tiene de
la vida, en lo que se quiere hacer, a que se quiere llegar, sirve para
proyectarse como personas, para ir creciendo cada día más interior e
intelectualmente.
El
día en que las personas se den cuenta de que lo más importante que se tiene es
la conciencia, se le dará un sentido diferente a la vida, se dejará de buscar
un propósito o un “sentido de la vida”, la cual mucha gente busca. El sentido
no se encuentra en la vida, se encuentra en la misma persona, en las ganas de
vivir y el poder que se les ha dado a las personas de crear, de ser diferentes,
únicos y especiales de cada ser vivo de este planeta, el día en que cada uno se
dé cuenta que el sentido de la vida se encuentra en cada persona, se dejará de
lado las cosas que solo estorban la conciencia, como las cosas materiales, como
el dinero, y se preocuparán más, de pensar y cultivar el interior, de generar
opiniones constructivas, y de ser mejores personas.
Es gracias a la conciencia, que se puede generar una diferencia intelectualmente de otras especies vivas de este planeta, ya que lo que diferencia a un animal, de un ser humano, es el raciocinio, es el no actuar por instinto, es el poder que se le ha dado a la humanidad de cuestionarse las cosas, es el poder de construir a manera de cada quien sus propios pensamientos y no solo actuar por impulsos, el día en que la humanidad deje de lado la conciencia, se convertirá en un montón de animales que solo se preocupan de vivir por inercia, es por esto mismo que es sumamente importante, el poder que se nos ha dado de cuestionar las cosas, las personas que no usan esta capacidad, son inconsecuentes, ya que sus actos nunca se verán reflejados en lo que piensan.
Para terminar, en consecuencia de este ensayo, se puede decir que no existe un sentido de la vida, el único propósito de esta, es vivirla, y ser conscientes de que se la está viviendo. El día en que se pierda la conciencia de estar vivos, será el fin de la humanidad misma, y estar vivos, pasará a ser solo un decir.
“Cada descubrimiento, aunque sea a veces doloroso, es finalmente jubiloso, porque el descubrimiento de que un objeto de ahí afuera es, en realidad, un aspecto de nuestro propio ser, convierte a los enemigos, en amigos, las guerras en danzas, las batallas en juegos.” (Wilber, 2003)
Es gracias a la conciencia, que se puede generar una diferencia intelectualmente de otras especies vivas de este planeta, ya que lo que diferencia a un animal, de un ser humano, es el raciocinio, es el no actuar por instinto, es el poder que se le ha dado a la humanidad de cuestionarse las cosas, es el poder de construir a manera de cada quien sus propios pensamientos y no solo actuar por impulsos, el día en que la humanidad deje de lado la conciencia, se convertirá en un montón de animales que solo se preocupan de vivir por inercia, es por esto mismo que es sumamente importante, el poder que se nos ha dado de cuestionar las cosas, las personas que no usan esta capacidad, son inconsecuentes, ya que sus actos nunca se verán reflejados en lo que piensan.
Para terminar, en consecuencia de este ensayo, se puede decir que no existe un sentido de la vida, el único propósito de esta, es vivirla, y ser conscientes de que se la está viviendo. El día en que se pierda la conciencia de estar vivos, será el fin de la humanidad misma, y estar vivos, pasará a ser solo un decir.
“Cada descubrimiento, aunque sea a veces doloroso, es finalmente jubiloso, porque el descubrimiento de que un objeto de ahí afuera es, en realidad, un aspecto de nuestro propio ser, convierte a los enemigos, en amigos, las guerras en danzas, las batallas en juegos.” (Wilber, 2003)
Bibliografía.
Monge,
A. (1991). Ética, salud y enfermedad. Madrid,
España: Editorial Palabra.
Wilber,
K. (2003). La conciencia sin fronteras.
Barcelona, España: Editorial Kairos.
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