domingo, 19 de junio de 2016

Sobre el arrepentimiento y el pensamiento contrafactual

Por Katherine Carrasco Vargas


Muchas de las situaciones más perturbadoras que se nos dan a lo largo de la vida, tienen origen en una percepción temporal de nuestras acciones. Esto es, el período de tiempo en el cual nos sentimos identificados,  puesto que  nuestro cuerpo está situado en el presente, pero nuestra mente y nuestras emociones ¿también lo están?

Generalmente, el hombre tiende a imaginar los distintos escenarios y efectos que podrían haber acontecido en algún momento, pero que por alguna razón, no sucedieron, lo que se denomina “pensamiento contrafactual  o contrafáctico” (Domínguez, 2015).

 

Varios estudios en el ámbito de la psicología social establecen que los contrafactuales pueden ser una expresión de pesar por la acción (desear no haber hecho algo) o de pesar por la inacción (desear haber hecho algo). En el corto plazo (días o semanas) la gente suele utilizar contrafactuales de pesar por la acción (tendría que haberme callado), ya que las acciones inmediatas tienen un gran impacto en nosotros. Por el contrario, en el largo plazo (meses o años) se utilizan más contrafactuales de inacción (debería haber dedicado más tiempo a mis hijos) ya que los eventos, lejanos en el tiempo, no implican riesgos en el momento actual y sólo están limitados por nuestra imaginación (Tversky y Kahneman, 1982). En ambos casos, estos pensamientos traen como efecto  un conjunto de emociones negativas donde suele prevalecer un fuerte arrepentimiento y consigo, en varios casos, una gran  frustración que afecta completamente el ánimo de la persona en forma transitoria. Con lo anterior, cabe destacar que se determina una mayor prevalencia del pesar de inacción por sobre el de acción.

 

 

Esta tendencia a  suponer o imaginar otras posibles consecuencias, se da fuertemente en el ser humano, ya que surge de forma innata y a menudo ocurre automáticamente, sobre todo después de algún acontecimiento con resultado negativo o  disconforme para la persona, o  también en circunstancias de encuentros con uno mismo sin influencia de un tercero, que es justamente cuando pensamos libremente y por ende son los pensamientos más sinceros (por ejemplo, antes de a dormir).

 

Ahora bien,  ¿es realmente necesario invadir la mente con hechos que simplemente ya sucedieron o no, pero que ya no cambiarán? El tiempo no se detiene y las páginas ya se escribieron. Por más que cueste aceptar, no podemos devolvernos a cambiar algún episodio o concretar alguna “deuda” que consideremos tener. Si vamos a pensar en el antes, que sea para aprender,  no se pueden modificar cosas del pasado pero sí  del hoy, porque vivimos en un presente ahora, mañana y siempre, pero nunca  en el ayer. Si algo no  se intentó por diferentes motivos,  hoy  debemos tener claro que para otras situaciones hay que intentar y no quedar con la duda, pues “…vale más tener cicatriz por valiente que piel intacta por cobarde” (Bruce Lee) ¡qué importa el resultado!

 

 Existen millones de cosas que  no realizamos por miedo, porque  si lo hacemos queremos que salgan bien y decidimos no hacer nada para evitar no lograrlo, pero pensemos...Si no lo intentamos, todo seguirá igual; pero al intentarlo y no resultar, ¡también todo seguirá igual! porque en ninguna de las dos anteriores consigues la totalidad del objetivo. Pero ¿saben? continúa quedando una opción más, lograrlo. ¿Acaso no es mejor intentar?...Si sientes necesidad  de cierto actuar, hazlo, y el día de mañana no podrá atormentarte el arrepentimiento y no estarás pensando en qué hubiera pasado si lo hubieras hecho o por qué simplemente no lo hiciste cuando hoy piensas que lo mejor era hacerlo. Si algo sale mal, ¿dónde está el grave problema?, estamos aquí para aprender  y está permitido cometer faltas, transformemos los errores en simplemente buenas lecciones. Vivamos el día a día, no nos quedemos con ganas de hacer lo que realmente nos llena, porque “la muerte está tan segura de que ganará, que nos da toda una vida de ventaja” (Anónimo), aprovechémosla… desconocemos la fecha en que expira nuestra existencia…puede ser hoy, mañana, en años…quién sabe; no lo sabemos ni lo sabremos  tampoco hasta que simplemente ocurra, no caminemos por el mundo cargando  una mochila llena de dudas y arrepentimientos, porque nos pesará; llenémosla mejor de experiencias y aprendizajes, estará más ligera y será mucho más fácil cargarla para continuar …

 

Referencias

  1. Domínguez, J. (2015): Pensamiento histórico y evaluaciones de competencias. Barcelona, España: Editorial GRAÓ.
  2. Mabel Alejandra Urrutia Martínez 1, Manuel de Vega Rodríguez . Aproximación a la semántica del contrafactual. Recuperado 18 de Junio del 2016 de http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0071-17132012000100010&script=sci_arttext
  3. Tversky, A. & Kahneman, D. (1982). Evidential impact of base rates. En Kahneman, D., Slovic, P. & Tversky, A. (Eds). Judgment under Uncertainty: Heuristics and Biases (pp.153–160). New York: Cambridge University Press.

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