Muchas de las situaciones más perturbadoras que
se nos dan a lo largo de la vida, tienen origen en una percepción temporal de
nuestras acciones. Esto es, el período de tiempo en el cual nos sentimos
identificados, puesto que nuestro cuerpo está situado en el presente, pero
nuestra mente y nuestras emociones ¿también lo están?
Generalmente, el hombre tiende a imaginar los distintos escenarios y
efectos que podrían haber acontecido en algún momento, pero que por alguna
razón, no sucedieron, lo que se denomina “pensamiento
contrafactual o contrafáctico”
(Domínguez, 2015).
Varios estudios en el ámbito de la psicología social establecen que
los contrafactuales pueden ser una expresión de pesar por la acción (desear no
haber hecho algo) o de pesar por la inacción (desear haber hecho algo). En el
corto plazo (días o semanas) la gente suele utilizar contrafactuales de pesar
por la acción (tendría que haberme callado), ya que las acciones inmediatas
tienen un gran impacto en nosotros. Por el contrario, en el largo plazo (meses
o años) se utilizan más contrafactuales de inacción (debería haber dedicado más
tiempo a mis hijos) ya que los eventos, lejanos en el tiempo, no implican
riesgos en el momento actual y sólo están limitados por nuestra imaginación (Tversky y Kahneman, 1982). En ambos casos, estos pensamientos traen como efecto un conjunto de emociones negativas donde
suele prevalecer un fuerte arrepentimiento y consigo, en varios casos, una gran
frustración que afecta completamente el
ánimo de la persona en forma transitoria. Con lo anterior, cabe destacar que se
determina una mayor prevalencia del pesar de inacción por sobre el de acción.
Esta tendencia a suponer o
imaginar otras posibles consecuencias, se da fuertemente en el ser humano, ya
que surge de forma innata y a menudo ocurre automáticamente, sobre todo después
de algún acontecimiento con resultado negativo o disconforme para la persona, o también en circunstancias de encuentros con
uno mismo sin influencia de un tercero, que es justamente cuando pensamos libremente
y por ende son los pensamientos más sinceros (por ejemplo, antes de a dormir).
Ahora bien, ¿es realmente
necesario invadir la mente con hechos que simplemente ya sucedieron o no, pero
que ya no cambiarán? El tiempo no se detiene y las páginas ya se escribieron.
Por más que cueste aceptar, no podemos devolvernos a cambiar algún episodio o
concretar alguna “deuda” que consideremos tener. Si vamos a pensar en el antes,
que sea para aprender, no se pueden
modificar cosas del pasado pero sí del
hoy, porque vivimos en un presente ahora, mañana y siempre, pero nunca en el ayer. Si algo no se intentó por diferentes motivos, hoy debemos
tener claro que para otras situaciones hay que intentar y no quedar con la
duda, pues “…vale más tener cicatriz por valiente que piel intacta por cobarde”
(Bruce Lee) ¡qué importa el resultado!
Existen millones de cosas
que no realizamos por miedo, porque si lo hacemos queremos que salgan bien y
decidimos no hacer nada para evitar no lograrlo, pero pensemos...Si no lo
intentamos, todo seguirá igual; pero al intentarlo y no resultar, ¡también todo
seguirá igual! porque en ninguna de las dos anteriores consigues la totalidad
del objetivo. Pero ¿saben? continúa quedando una opción más, lograrlo. ¿Acaso
no es mejor intentar?...Si sientes necesidad
de cierto actuar, hazlo, y el día de mañana no podrá atormentarte el arrepentimiento y no estarás
pensando en qué hubiera pasado si lo hubieras hecho o por qué simplemente no lo
hiciste cuando hoy piensas que lo mejor era hacerlo. Si algo sale mal, ¿dónde
está el grave problema?, estamos aquí para aprender y está permitido cometer faltas,
transformemos los errores en simplemente buenas lecciones. Vivamos el día a
día, no nos quedemos con ganas de hacer lo que realmente nos llena, porque “la
muerte está tan segura de que ganará, que nos da toda una vida de ventaja”
(Anónimo), aprovechémosla… desconocemos la fecha en que expira nuestra
existencia…puede ser hoy, mañana, en años…quién sabe; no lo sabemos ni lo
sabremos tampoco hasta que simplemente ocurra,
no caminemos por el mundo cargando una
mochila llena de dudas y arrepentimientos, porque nos pesará; llenémosla mejor de
experiencias y aprendizajes, estará más ligera y será mucho más fácil cargarla
para continuar …
Referencias
- Domínguez, J. (2015): Pensamiento histórico y
evaluaciones de competencias. Barcelona, España: Editorial GRAÓ.
- Mabel
Alejandra Urrutia Martínez 1,
Manuel de Vega Rodríguez . Aproximación
a la semántica del contrafactual. Recuperado 18 de Junio del 2016 de http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0071-17132012000100010&script=sci_arttext
- Tversky, A. & Kahneman, D. (1982). Evidential
impact of base rates. En Kahneman, D., Slovic, P. & Tversky, A. (Eds).
Judgment under Uncertainty: Heuristics and Biases (pp.153–160). New York:
Cambridge University Press.
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