martes, 28 de junio de 2016

La Educación no es una mercancía

                                                                                       Dámaris Saavedra Gatica

La banca multilateral formada por entidades como banco mundial (BM), fondo monetario internacional (FMI) y el banco interamericano del desarrollo (BID) son los gestores de preceptos que van cambiando el sentido de educación como derecho social e imponiendo sistemáticamente el concepto de la educación como  industria, que entrega datos e información favoreciendo el aumento de las ganancias, es decir, un insumo mercantil que se ajusta a la demanda del mercado.

Haciendo un recorrido por las políticas educativas impulsadas en Francia desde los años 80 a la actualidad se presenta la incursión de la descentralización, produciendo un desmantelamiento al servicio publico y permitiendo el ingreso de la privatización de manera natural, a la cual sectores acomodados no se oponen por ver  un deterioro del  servicio publico o por la lógica de evitación (también sectores medios) del servicio publico por ver en sectores mas rentables menos desvalorización en estándares académicos.

Introduciendo con la situación actual en Francia y su reforma de descentralización se pasa a un ámbito global con la idea, política global (invisible) emitida por las entidades  el banco mundial y de la comisión europea que lleva acabo la definición de una escuela como empresa (esto se identifica con el cambio de directores a ¨gerentes¨) con la función de generar capital humano enfocado en el mercado, este es el termino clave el cual conduce al éxito social y al aumento de futuros ingresos.

A pesar de que la educación Argentina de las últimas décadas, se ha intentado reformar positivamente mediante datos estadísticos que revelan problemas significativos en el sistema escolar en su totalidad, las medidas adoptadas por el estados son deficientes pues estos datos solo representarían al problemas, mientras que la solución podría ser encontrada con medidas simples como estudiar el contenido socio-histórico del país y formar a su pueblo con dicho. Ese sería un camino muy eficaz para mejorar la educación.

Al ser la educación (al igual que la salud) dependientes del dominio público, se encuentran en el ojo de las empresas. Ahí es donde surge el interés  por la privatización de las universidades, creando incluso mecanismos de financiamiento para financiar sus investigaciones, dándoles muchos recursos. Sin embargo a cambio de eso, las empresas se benefician registrando las patentes de las investigaciones y que estas investigaciones estén dirigidas para sus propios beneficios, provocando la disminución de la confianza en la veracidad de las investigaciones científicas y haciendo parecer a las instituciones privadas como entidades beneficias que crecen en popularidad por sus “desinteresados” actos.

El cambio de costumbres causado por la falta de consciencia, la pérdida del valor de la vocación y el protagonismo e importancia del capital económico, de un rol tan importante en la educación como lo es poseer el conocimiento y enseñar, es lo que se denomina “traición intelectual”. Esta afecta directamente las universidades en su esencia, pues, dichos cambios son impulsados por poderes públicos y sociales basados en competencias controladas que burocratizan y ponen en  jaque el rol de los intelectuales,  pues existe la constante necesidad de cubrir las demandas económicas mediante el egreso de estudiantes que cumplan con las exigencias del mercado, generando cada vez más una unión con el mercado y superponiendo intereses económicos de los “intelectuales” por sobre sus valores y así ven a sus estudiantes como clientes a los que solo deben entregarles información rápida y eficaz, dejando de lado el potencial socio-cultural y el pensamiento crítico de cada individuo.

El rubro educativo de la gestión eficaz en los negocios y la economía, “Managemet”, se origina en Estados Unidos y se expandió a otros continentes mediante escuelas de negocios, bajo la ideología de que a través del potencial de la razón humana se transmitirían cambios sociales, políticos, tecnológicos y económicos. Sin embargo, con el pasar del tiempo notaron la rentabilidad y gran utilidad para la economía, el rol trasmisor de cambio fue cambiando dándole paso exclusivamente al interés del mercado, disminuyendo los intereses pedagógicos frente a preocupaciones mercantiles, lo que generaba altas competencias entre las escuelas de negocios. Estas competencias, basadas en la inversión realizada durante la formación generaban ganancias y retribuían a sus escuelas mediante donaciones, es decir, buscaban la internacionalización respondiendo a la demanda de “profesionales muy capaces” para generar crecimiento. En definitiva un ciclo sin fin, que ve al alumnado como clientela y  donde las escuelas son proveedores de servicios.

En la actualidad la educación se enfrenta a diferentes problemas impuestos por la globalización. Dichos problemas generan grandes cambios políticos, sociales, económicos y tecnológicos que imponen la idea de que los recursos de desarrollo de los países se pueden llevar a cabo mediante la mercantilización de la educación. Esta  última se logra mediante la instrumentalización del cuerpo de trabajo, enfocando la formación a la usabilidad, a la posterior rentabilidad y dejando que el mercado decida la finalidad y el funcionamiento de la educación. Este mercado convence a las personas que cuanto más “educado” en pro del mercado seas, más funcional eres y por tanto mejor entre los demás, lo que como consecuencia genera una gran división social. Imponiendo también, la idea de usar las innovaciones tecnológicas en pro de los conocimientos bajo la idea de mejorar las competencias, dejando de lado el pensamiento crítico y el potencial humano fuera de éstas.

Un sistema de educación ideal consiste básicamente en que los estudiantes se dirijan a un lugar físico para ser guiados por profesores, generar  relaciones interpersonales y experiencias necesarias para la experiencia cognitiva e integridad de un ser pensante en función de la sociedad. Sin embargo, este sistema no genera, según el mercado, las utilidades necesarias basadas en el modelo moderno de la educación como servicio. Por lo tanto las entidades que dominan el mercado, idearon sistemas que abarataran costos, pero que siguieran formando el capital humano necesario para suplir las demandas del exigente mercado. Estás ideas planteaban y convencían a las masas que no es necesario formarse en un lugar físico, pues cada ser humano posee la capacidad de ser autodidacta y disponer de su tiempo para aprender como dispusiera. Pero detrás de esto no hay otra intención que abaratar costos y reemplazar a los profesores por tecnologías creadas en pro del crecimiento de la economía, pues los primeros no conocen tan bien el mercado y sus necesidades.

Bibliografía

- Libro: "La educación no es una mercancía", autores: Ricardo Petrella, Ibrahim Warde, Stella Venegas Calle, Olivier Mora Toscano, Jorge Pavez Urrutia, Susana E. Vior, Frank Popeau, Alain Accardo, Philippe Corcuff y Gérard De Sélys. 

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