Dámaris Saavedra Gatica
La banca multilateral formada por entidades
como banco mundial (BM), fondo monetario internacional (FMI) y el banco
interamericano del desarrollo (BID) son los gestores de preceptos que van cambiando
el sentido de educación como derecho social e imponiendo sistemáticamente el
concepto de la educación como industria,
que entrega datos e información favoreciendo el aumento de las ganancias, es
decir, un insumo mercantil que se ajusta a la demanda del mercado.
Haciendo un recorrido por las políticas
educativas impulsadas en Francia desde los años 80 a la actualidad se presenta
la incursión de la descentralización, produciendo un desmantelamiento al
servicio publico y permitiendo el ingreso de la privatización de manera
natural, a la cual sectores acomodados no se oponen por ver un deterioro del servicio publico o por la lógica de evitación
(también sectores medios) del servicio publico por ver en sectores mas
rentables menos desvalorización en estándares académicos.
Introduciendo con la situación actual en Francia
y su reforma de descentralización se pasa a un ámbito global con la idea,
política global (invisible) emitida por las entidades el banco mundial y de la comisión europea que
lleva acabo la definición de una escuela como empresa (esto se identifica con
el cambio de directores a ¨gerentes¨) con la función de generar capital humano
enfocado en el mercado, este es el termino clave el cual conduce al éxito
social y al aumento de futuros ingresos.
A pesar de que la educación Argentina de las
últimas décadas, se ha intentado reformar positivamente mediante datos
estadísticos que revelan problemas significativos en el sistema escolar en su
totalidad, las medidas adoptadas por el estados son deficientes pues estos
datos solo representarían al problemas, mientras que la solución podría ser
encontrada con medidas simples como estudiar el contenido socio-histórico del
país y formar a su pueblo con dicho. Ese sería un camino muy eficaz para
mejorar la educación.
Al ser la educación (al igual que la salud)
dependientes del dominio público, se encuentran en el ojo de las empresas. Ahí
es donde surge el interés por la
privatización de las universidades, creando incluso mecanismos de
financiamiento para financiar sus investigaciones, dándoles muchos recursos.
Sin embargo a cambio de eso, las empresas se benefician registrando las
patentes de las investigaciones y que estas investigaciones estén dirigidas
para sus propios beneficios, provocando la disminución de la confianza en la
veracidad de las investigaciones científicas y haciendo parecer a las
instituciones privadas como entidades beneficias que crecen en popularidad por
sus “desinteresados” actos.
El
cambio de costumbres causado por la falta de consciencia, la pérdida del valor
de la vocación y el protagonismo e importancia del capital económico, de un rol
tan importante en la educación como lo es poseer el conocimiento y enseñar, es
lo que se denomina “traición intelectual”. Esta afecta directamente las
universidades en su esencia, pues, dichos cambios son impulsados por poderes
públicos y sociales basados en competencias controladas que burocratizan y
ponen en jaque el rol de los intelectuales,
pues existe la constante necesidad de
cubrir las demandas económicas mediante el egreso de estudiantes que cumplan
con las exigencias del mercado, generando cada vez más una unión con el mercado
y superponiendo intereses económicos de los “intelectuales” por sobre sus
valores y así ven a sus estudiantes como clientes a los que solo deben
entregarles información rápida y eficaz, dejando de lado el potencial
socio-cultural y el pensamiento crítico de cada individuo.
El rubro educativo de la gestión eficaz en los
negocios y la economía, “Managemet”, se origina en Estados Unidos y se expandió
a otros continentes mediante escuelas de negocios, bajo la ideología de que a
través del potencial de la razón humana se transmitirían cambios sociales,
políticos, tecnológicos y económicos. Sin embargo, con el pasar del tiempo notaron
la rentabilidad y gran utilidad para la economía, el rol trasmisor de cambio
fue cambiando dándole paso exclusivamente al interés del mercado, disminuyendo
los intereses pedagógicos frente a preocupaciones mercantiles, lo que generaba altas
competencias entre las escuelas de negocios. Estas competencias, basadas en la
inversión realizada durante la formación generaban ganancias y retribuían a sus
escuelas mediante donaciones, es decir, buscaban la internacionalización
respondiendo a la demanda de “profesionales muy capaces” para generar
crecimiento. En definitiva un ciclo sin fin, que ve al alumnado como clientela
y donde las escuelas son proveedores de
servicios.
En
la actualidad la educación se enfrenta a diferentes problemas impuestos por la
globalización. Dichos problemas generan grandes cambios políticos, sociales,
económicos y tecnológicos que imponen la idea de que los recursos de desarrollo
de los países se pueden llevar a cabo mediante la mercantilización de la
educación. Esta última se logra mediante
la instrumentalización del cuerpo de trabajo, enfocando la formación a la
usabilidad, a la posterior rentabilidad y dejando que el mercado decida la
finalidad y el funcionamiento de la educación. Este mercado convence a las
personas que cuanto más “educado” en pro del mercado seas, más funcional eres y
por tanto mejor entre los demás, lo que como consecuencia genera una gran
división social. Imponiendo también, la idea de usar las innovaciones
tecnológicas en pro de los conocimientos bajo la idea de mejorar las
competencias, dejando de lado el pensamiento crítico y el potencial humano
fuera de éstas.
Un
sistema de educación ideal consiste básicamente en que los estudiantes se
dirijan a un lugar físico para ser guiados por profesores, generar relaciones interpersonales y experiencias
necesarias para la experiencia cognitiva e integridad de un ser pensante en
función de la sociedad. Sin embargo, este sistema no genera, según el mercado,
las utilidades necesarias basadas en el modelo moderno de la educación como
servicio. Por lo tanto las entidades que dominan el mercado, idearon sistemas
que abarataran costos, pero que siguieran formando el capital humano necesario
para suplir las demandas del exigente mercado. Estás ideas planteaban y
convencían a las masas que no es necesario formarse en un lugar físico, pues
cada ser humano posee la capacidad de ser autodidacta y disponer de su tiempo
para aprender como dispusiera. Pero detrás de esto no hay otra intención que
abaratar costos y reemplazar a los profesores por tecnologías creadas en pro
del crecimiento de la economía, pues los primeros no conocen tan bien el
mercado y sus necesidades.
Bibliografía
-
Libro: "La educación no es una mercancía", autores: Ricardo
Petrella, Ibrahim Warde, Stella Venegas Calle, Olivier Mora Toscano, Jorge
Pavez Urrutia, Susana E. Vior, Frank Popeau, Alain Accardo, Philippe Corcuff y
Gérard De Sélys.
No hay comentarios:
Publicar un comentario