domingo, 19 de junio de 2016

Deforestación del océano

Por María José Ojeda
Cerca de 45.168 ballenas han sido asesinadas con fines “científicos” desde que la moratoria en contra de la caza comercial de éstas entró en vigencia en 1982; otros 200 millones de tiburones mueren al año a causa del cercenamiento de sus aletas, práctica que en la actualidad es responsable por la disminución del 90% de la población en los últimos 50 años; estas cifras hacen imposible a las ballenas y tiburones mantener estable su número de especies, lo que tendrá como consecuencia la extinción de ambas.
Este tipo de prácticas son el peor ejemplo de sobre explotación de la naturaleza; la caza de ballenas data desde tiempos prehistóricos, sin embargo a mediados del siglo XX algunas especies de ballenas fueron llevadas hasta el borde de la extinción debido a que se comenzó con la caza de estas sin regulación alguna, en la actualidad estas se ven aún más amenazadas debido a la existencia de barcos más grandes, modernos y con mayor capacidad de carga, lo que a los cazadores les facilita la búsqueda de su presa en la Antártida, (lugar donde habita la mayor cantidad de especies). Respecto a la matanza de tiburones, es llevada a cabo por barcos pesqueros debido a la creciente demanda de los subproductos de estos grandes depredadores, en particular sus aletas. Estas inhumanas practicas están llevando al océano a su deforestación y también presunta deforestación de la vida en la tierra, lo que nos hace preguntarnos, ¿Quiénes son los reales y finales afectados con la deforestación de océano?
El término deforestación permite nombrar a la acción y efecto de despojar a un lugar de sus componentes, este proceso por lo general es producido por el accionar humano.
Estas prácticas de caza marítima afecta a algunos de los puntos más importantes para todos los países que tienen parte o totalidad de su economía basada en la producción acuícola, como lo son la alimentación, productividad de materias primas, turismo, producción de bienes y servicios, entre otros.  Esto debido a que las ballenas se alimentan de otras especies marinas como lo son los crustáceos, el hecho de que los cetáceos se extingan favorecería la proliferación de los crustáceos, principalmente copépodos, los que en su mayoría son parásitos de peces; como consecuencia habrá una dramática disminución de la producción de peces utilizados como base de la productividad económica de ciertas comunidades y países, afectándoles de manera directa y de forma indirecta al ecosistema completo.
Otro de los puntos a considerar antes de seguir matando ballenas desenfrenadamente es el de que estas son inmensos reservorios de carbono. Según el oceanógrafo Andrew Pershing, si se permitiera que las ballenas recuperaran su población natural, su biomasa podría capturar 9 millones de toneladas de carbono de la atmósfera, lo que equivale la cantidad de carbono que capturaría un bosque de 11.000 kilómetros cuadrados, cantidad que sería considerablemente favorable. Los efectos más considerables por efecto de la matanza y posterior extinción de los tiburones, que plantea el experto submarinista  Karlos Simón, es que al ser los tiburones los mayores depredadores de peces carnívoros, estos peces se multiplicarían y terminarían acabando con los peces herbívoros, su alimento, de manera que cesaría la producción de peces, pero el problema no termina ahí, iría mucho más allá, ya que como él afirma “una vez desaparecidas las especies que se alimentan de algas, éstas crecerían sin control en nuestros mares" ( Simón, Karlos, tierra viva, 2015, s/n) y, teniendo en cuenta que el mar es el mayor depósito de CO2 del planeta la alteración de su dinámica influiría en toda la vida de este, como por ejemplo  en el aumento del nivel del mar a causa del derretimiento de los polos por el calentamiento global, la imposibilidad de botes pesqueros pequeños para entrar al mar debido a la gran cantidad de algas que no permitirían que sus motores funcionen, entre muchas otras consecuencias.
Además de los efectos que produce sobre la humanidad esta amenazante deforestación de océano, no se puede dejar de mencionar lo terriblemente crueles que son ambas prácticas,  ya que consisten en matar de manera macabra con arpones a las ballenas, las que mueren lentamente desangradas dando así su vida por el “hambre de ciencia” que tiene algunos países como Japón, Islandia y Noruega, los cuales “por alguna razón desconocida” se niegan a ser regulados por las leyes de la CBI (Comisión Ballenera Internacional). En el caso de los tiburones se les cortan las aletas, estos mueren al tiempo desangrados o ahogados en el fondo del océano, ya que son devueltos al agua sin sus aletas, lo que les impide algún tipo de desplazamiento, cabe destacar lo derrochadora que es la práctica del “aleteo”, ya que solo entre el 1% y el 5% del peso del tiburón es aprovechado, todo esto con el propósito de dar consistencia a una sopa que es una “exquisitez” disponible solo para adinerados, ya que un plato de esta sopa tiene un costo de 200€ lo que equivale aproximadamente a 160.000 pesos chilenos.

Es tiempo de tomar conciencia y comenzar a cambiar el planeta. El problema planteado es solo la punta del iceberg tomando en cuenta el nivel de destrucción al que están expuestos en la actualidad los océanos, sin tomar en cuenta que estos proveen el 90% del oxígeno necesario para la vida en la tierra, (el otro 10% se distribuye entre árboles y plantaciones productivas)  y son la mayor fuente de recursos naturales sobre el planeta, aun así algunos están empeñados en vaciarlos de vida, arrasando los fondos con gigantescas redes de pesca y arrojando desechos hasta el nivel de crear una isla tóxica en el océano, la cual no solo mata cetáceos y tiburones como lo hacen algunos de manera consciente, sino que también toma la vida de otras 267 especies alrededor del mundo, lo que por consiguiente sigue afectando a la vida de la raza humana en la tierra, dicho todo  podemos responder a nuestra interrogante “¿Quiénes son los reales y finales afectados con la deforestación de océano?” diciendo que los reales y finales afectados por la deforestación del océano no solo son sus habitantes, sino que también quienes están fuera de él, los humanos.
BIBLIOGRAFÍA
1.- Humane society internacional. (2009). La Moratoria de la CBI a la Cacería Comercial de Ballenas.
2.- Felicia Sonmez. (2014). Chinos dejan de comer aletas de tiburón tras campaña.
3.- Luz Guerrero. (2015). El Gran Parche de Basura del Pacifico.
4.- Karlos Simón. (2015).  La extinción del tiburón causaría daños “irreparables” al ecosistema y a la pesca mundial.

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