domingo, 6 de enero de 2019

Uso de esteroides para objetivos estéticos, ¿buenos o malos?




Por María Francisca Saavedra Palma
Se sabe que en el mundo hay dos tipos de personas: las que quieren hacer las cosas bien y las que las quieren hacer rápido. El deporte no es ajeno a esta clasificación, lo cual supone un problema porque, en este campo, querer hacer las cosas rápido no suele ser muy beneficioso para la salud.
El consumo de drogas que puedan incrementar el rendimiento comprometiendo la salud de las personas está prohibido y se considera un acto antideportivo, la mayoría de los deportes cuentan con un control antidopaje, sin embargo, existen otras disciplinas donde no existe un control y en el caso de estas disciplinas la mayoría cuenta con un alto componente estético, como en el caso del fisicoculturismo.
Hoy en día muchas personas usan y abusan innecesariamente del uso de esteroides en busca de lograr una mejor apariencia física acorde a los parámetros impuestos por la sociedad. Por lo cual se busca persuadir al lector acerca de los efectos adversos en el uso de farmacologia en fines no competitivos.
Para entender mejor, ¿qué son los esteroides? Los esteroides anabólicos androgénicos (EAA) son derivados sintéticos de la testosterona la hormona sexual masculina. El término “anabólico” se refiere al crecimiento muscular que esas sustancias promueven, mientras que “androgénico” se refiere al aumento en las características sexuales masculinas.
Los esteroides fueron creados con la finalidad de ayudar al cuerpo a recuperarse de malos cuadros de salud, sin embargo, alguien se fijó en sus beneficios en el deporte y de esta forma se esparcieron por todos ellos.
El uso de la farmacología en el deporte no es algo nuevo, la práctica y el uso de sustancias para mejorar el rendimiento y ganancias han sido utilizadas desde los años 60. No solo por los culturistas o deportistas de otras disciplinas, también  son de consumo habitual por un elevado número de usuarios, quienes participan en los gimnasios y no buscan la gloria deportiva sino que buscan una perfección física, desconociendo las alteraciones funcionales, fisiológicas, bioquímicas y psicológicas que, en la mayoría de los casos, son irreversibles, con el único objetivo de encajar en los patrones de belleza, que impone la sociedad. Esto hace que el problema se salga de control, ya que las organizaciones nacionales e internacionales solo realizan controles y campañas de prevención en los deportistas de altos logros, que solo comprenden el 5% de la población que los utilizan, mientras el otro 95%, lo constituyen las personas del común según informa La Agencia Mundial Antidopaje (AMA,2016).
Frente a estas sustancias existen mitos y desinformación y lo único que queda de manifiesto es que los esteroides anabolizantes androgénicos son hormonas muy efectivas para el desarrollo de las capacidades físicas y la hipertrofia muscular, con éstas, se consiguen resultados a muy corto tiempo; sin embargo, los prejuicios que se sufren a corto, mediano y largo plazo afectan, de manera perjudicial, el buen funcionamiento del organismo y es aquí
donde surge el interrogante si se justifica la utilización de dichas sustancias para la obtención de “super resultados”, sin el esfuerzo meritorio, poniendo en riesgo la salud.
En los hombres se presenta atrofia testicular, los espermatozoides sufren una disminución en la densidad, en el número y la motilidad, presentando una morfología anormal, además, se puede producir una oligospermia (bajo volumen de semen), produciendo infertilidad. 
Dentro de los efectos psicológicos descritos en la literatura especializada, se registra el incremento de la agresividad, la irritabilidad, la ansiedad, la euforia y la depresión, generando adicción y dependencia, es en este punto donde los defensores del uso de esteroides atribuyen un aspecto positivo al hecho de aumentar la agresividad pues se dice que se ‘‘atacan’’ mejor las pesas durante el entrenamiento.
En las mujeres son más complicados y en la mayoría de los casos, irreversibles; dentro de éstos se manifiestan: hirsutismo (crecimiento excesivo del vello), acné, engrosamiento de la voz, hipertrofia del clítoris, disminución de la masa de la mama, disminución de la menstruación o amenorrea, aumento del apetito y calvicie.
A pesar de todo lo expuesto anteriormente las personas continúan haciendo uso de estos fármacos, debido principalmente a la falta asesoría de un experto y la desinformación que lleva a las personas creer que se puede lograr tener un físico deseado en poco tiempo y con poco esfuerzo. Si el objetivo es solo estético se puede lograr un físico ‘‘soñado’’ pero con disciplina en la dieta, recordando que ‘‘somos lo que comemos’’, y en el deporte, además de la ingesta de suplementos (que no son fármacos como algunas personas lo creen), lo cual tomara más tiempo, siempre se puede lograr, pero si el objetivo es competitivo hay que saber y tener en cuenta que es imposible lograr ese físico ‘‘seco’’ que tienen los deportistas del culturismo. Ellos se inyectan solo según en la etapa del ciclo competitivo en el cual se encuentren y no como parte de su día a día, además son cuerpos que solo existen porque otros lo miran y en cada competencia solo logran un instante de perfección como si fueran una estatua viviente.
En síntesis, son ¿buenos? o ¿malos? Estos fármacos ayudan al cuerpo humano en dosis adecuadas, y los resultados van a depender de como lo asimile cada cuerpo, pero como otras cosas, los excesos llevan a tener consecuencias. La decisión de emplearlos recae en el individuo que se decida a usarlos. Existe mucha ignorancia en cuanto a estas sustancias y es por ello que existen muchos tabús al respecto. Entonces si son buenos o malos, dependerá del objetivo del usuario. Si es un objetivo estético y no de competición no se debe usar farmacología y tener en cuenta que la responsabilidad es de quien los ingiera y de la persona que se los suministre.
Bibliografía
Esteroides en el fisicoculturismo (17 noviembre 2015). Recuperado de https://mundoentrenamiento.com/esteroides-en-el-fisicoculturismo
Rafael Ernesto Avella y Juan Pablo Medellín (2012), Los esteroides anabolizantes androgénicos, riesgos y consecuencias. Recuperado de http://www.scielo.org.co/pdf/rudca/v15s1/v15s1a07
Esteroides en el culturismo (27 mayo 2015). Recuperado de https://medium.com/@JoshEsquipo/esteroides-en-el-culturismo-1e97503c5d15

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