domingo, 6 de enero de 2019

La falta de las mujeres en la ciencia

Por Fernanda Tempesta
Ciencia de la computación

¿Cuántas son las mujeres que tu te acuerdas tener sus nombre marcadas en la historia por hechos en la ciencia? tal vez no demasiadas, ¿verdad? ¿Será que esa es un área que realmente no las despiertan interés o será que ellas no tuvieron el merecido espacio para divulgar sus talentos?


No hay duda que las mujeres fueron y tal vez siguen siendo vistas a los ojos de la sociedad como las típicas dueñas de casa, que sirven a sus maridos y que están al servicio del jefe de familia, pero no siempre las cosas fueron así, ya que en épocas de antaño estas labores eran bien vistas. En la sociedad primitiva, se prestaba culto a las mujeres por ser consideradas ellas las responsables por la fertilidad, prosperidad, educación de los hijos y cuidado de la família y del hogar. (Javier Nuñez, 2013).

A fin de mantener una postura aristocrática ejemplar, la mujer no debe agotar su fuerza por luchar y empoderarse de causas que no son suyas. Hay que mantener su decencia acotada, ya que, la mujer, en la sociedad, es vista como un espejo y un modelo a ser seguido, así que discutir y actuar como líderes frente a grupos y organizaciones, generalmente, no son tareas que deben ser hechas por ellas.

Esto último, quizá, podría ser defendido en un pasado, donde aún no se fundaban las bases de la equidad de géneros, pero hoy día, con el acceso a las informaciones, las ideas comenzaron a cambiar. Un estudio divulgado por la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard que muestra lo contrario a lo dicho en el párrafo precedente, las mujeres son líderes más efectivas que los hombres, porque son mejores oyentes, tienen mayor capacidad de resolver problemas y también pueden desempeñar múltiples roles de una vez. Además, Daily New publicó un artículo mostrando que las mujeres son mejores en mantener el equipo conectado y motivado valorizando la importancia de cada uno en el grupo. Es decir, la mujer no tiene que quedarse callada en su postura sometida, sino que dejándose llevar y actuando en todas las áreas que se les necesita.

De la misma manera, las mujeres desde que empezaron a ganar espacio en el mundo laboral,  acarreó consecuencias directas no solamente en la economía sino que también en la sociedad. Bajos índices de natalidad fueron registrados, lo que provoca impacto en los recursos para cubrir las necesidades de una gran población que se envejece actualmente. Así mismo, cumpliendo una larga jornada laboral, las mujeres ya no están tan presentes en el crecimiento y educación de los hijos, lo que deja al mundo la responsabilidad de cuidado de los niños favoreciendo el contacto con más influencias y la maduración precoz de ellos. (Randstad, 2004).

Sin embargo, no se puede mirar la situación solamente de un punto de vista. Las mujeres necesitan esforzarse mucho más en el mundo laboral para se equiparen a los hombres. Todavía hay mucho prejuicio con las tareas y trabajos hechos por mujeres. Prueba de eso, hay varios datos que muestran que el sueldo de ellas es menor que de los hombres  evaluado para un mismo cargo y nivel de escolaridad. Según información publicada en She Figures en el año de 2015, el sueldo de las mujeres era 17,9% menor que del sexo opuesto en relación a los datos tomados en 2010. O sea, hay una disparidad evidente y que necesita corrección. Un otro punto que podría ayudar a ajustar parte de esta situación, sería el hacerse obligatorio el postnatal en en los hombres y no solo para las mujeres. Haciendo una conciliación familiar y laboral se puede obtener niveles saludables de la jornada laboral de ambos géneros con el propósito de hacer más ameno el desarrollo familiar.

Continuando la idea de que hay diferencias entre los dos sexos, la distinción de tareas no es algo que pretende impedir la actuación de uno o de otro en determinadas áreas, sino que sacar la inadecuación de actuar en un ambiente inapropiado al perfil de cada uno. Según estudio hecho por la profesora Ragini Verma de la facultad de medicina de la  Universidad de Pennsylvania, el cerebro del hombre está mejor estructurado para facilitar el cambio de información entre los centros de percepción y acción, mientras que lo de las mujeres realiza más conexiones entre el hemisferio derecho e izquierdo. O sea, las mujeres tienen mayor capacidad de análisis y tratamiento de información ligadas con el centro de intuición. Por conseguinte, las mujeres tienen una mejor actuación en áreas relacionada a educación, enfermería y profesiones que requieren mayor cuidado asistencial y social, mientras que los hombres se adecuan mejor en profesiones que tienen que ver con ingeniería, física, matemática y tecnología.

Por otro lado, un estudio publicado en la revista Superinteressante, afirma que fue descubierto que hasta el momento no hay diferencias significativas entre el cerebro del hombre y de la mujer en lo que se refiere a la capacidad de aprendizaje y cognición. Puede ser que haya diferencias en el tamaños de los cerebros, pero eso tiene que ver que los hombre por general tienen una estatura mayor que la de las mujeres, así que es esperado que proporcionalmente  el volumen del cerebro del hombre sea mayor. De cualquier manera eso no influye en el proceso cognitivo y en la facilidad, o mismo “predestinación”, de cada uno de los sexos para un área de actuación específica. En otras palabras, tanto hombres como mujeres pueden actuar en cualquier profesión que les despierten interés, ya que no hay una regla sobre dónde y cómo cada cerebro está programado para funcionar.

Dado que no hay significativas diferencias entre los procesos de aprendizaje de los dos cerebros, parece no estar muy clara, entonces, la explicación de por qué las niñas siguen haciendo escojas distintas de los niño para muchas ocasiones. Un ejemplo puede ser ilustrado en el momento de elegir juguetes. Mismo teniendo un número elevado de posibilidades, ellas, por general, prefieren juguetes que no tienen tanto que ver con ciencia y tecnología en su grado de desarrollo, pero si juegos que trabajan más el cuidado asistencial, tareas domésticas y educación.

Aunque la realidad sigue siendo esa, hay un otro punto de gran relevancia para justificar tales elecciones y también la falta de mujeres en la ciencia. Esos factores pueden estar relacionados  con los estereotipos creados por los medios. Sea en una película, en un libro o mismo en publicidad, los roles que tienen que ver con ciencia son siempre representados por tipos poco comunes, en general chicos o hombre introspectivos, super inteligentes y con gustos y preferencias raras. Por esa razón, los niños ya crecen entendiendo que ciencia son para estes tipos específicos y no para niñas y mujeres bonitas, creativas e inteligentes.

En definitiva, parece que las mujeres no tuvieron sus nombres grabados en la historia de la ciencia no tanto por no tener interés en ese área, pero sino que por estar todavía recorriendo un largo y difícil camino para lograr la equidad entre los géneros. Es curioso como los hombres tienen una presencia mucho más marcada en los grandes hechos que ellas. Por ejemplo, 47 de los premios Nobel fueron conquistados por mujeres, siendo la mayoría en literatura y en la paz y apenas 17 de ellos en física, química y medicina. En cambio, los hombre obtuvieron 844 del total de los premios Nobel hasta el momento (Tereza Guerrero, 2018). Sin embargo eso no quiere decir que ellas no estaban involucradas en el desarrollo de la ciencia, puesto que varias fueron las mujeres que colaboraron con la investigación y lograron importantes hechos en computación, física, química y el resto de las ciencias, pero por una visión limitada de la sociedad no tuvieron el mismo reconocimiento que los hombre. Es triste pensar que ellas estuvieron todo el tiempo luchando y poniendo a la disposición sus talentos, inteligencia y creatividad en favor del avance científico sin ganar al menos un “muchísimas gracias” por eso. Por lo menos ahora las ideas están empezando a cambiar y ojalá que las mujeres puedan, finalmente, conquistar su merecido reconocimiento después de tanto esfuerzo para tornar el mundo un lugar un poco más justo. Al final, como dijo Mittelbrum, la jefa de Laboratorio del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, “hay que combatir los estereotipos porque ponen límite a nuestros sueños.”


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