domingo, 6 de enero de 2019


EL CAPITALISMO Y LA DEUDA ECOLÓGICA 

Por David Quijada Hernández
INGENIERÍA MATEMÁTICA

 En esta época, estamos viviendo un cambio generacional a hora de pensar sobre nuestro futuro. Los jóvenes buscamos más que estabilidad, y es claro, ya que hasta hace algunos años el joven o adulto trabajador promedio se conformaba con una estabilidad subdividida en tres: Estabilidad emocional; que incluye todas las relaciones afectivas tanto con los demás como conmigo mismo, la estabilidad laboral; que habla de tener un trabajo seguro, si es posible con un sueldo que sirva para mantener el hogar y si existe la posibilidad que éste vaya ascendiendo (usando el ascenso como consecuencia del mérito) para poder mejorar o adquirir bienes materiales y finalmente una estabilidad física, donde se busca no correr riesgos que puedan afectar nuestra integridad. A la actualidad se puede observar que los jóvenes por sobre esta estabilidad, busca también innovar y el desarrollo sustentable donde se busca dejar un legado, pero no en lo que respecta a un legado innovador, tecnológico, de tendencia, etc; si no más bien lo llamaremos “legado ecológico”. El “legado ecológico” que menciono, describe el desarrollo de la vida de cada persona dentro del planeta tierra con el derecho de disfrutarlo y con el deber de mejorarlo, es en lo último que mencioné en lo que enfocaré mi crítica, ya que si bien pienso que la mayoría del ser humano dice querer evitar la contaminación, e incluso colaborar para limpiar el planeta, implícitamente el sistema te obliga a fomentar la contaminación, un ejemplo cercano, es la venta de aerosoles y el uso del plástico; uno daña la capa de ozono y el otro tiene tipos como el PVC o el PET que tardan entre cien a mil años en degradarse; por lo que mi juicio para este ensayo es que el capitalismo contamina.

El capitalismo busca en definitiva actuar bajo el interés personal, donde el capitalista, que es quien posee el capital y los recursos necesarios para el negocio, busca maximizar sus utilidades mediante la explotación de los recursos. Además, uno de sus principios básicos es la libre empresa, que permite que cada empresa sea libre de encontrar recursos económicos y emplearlas en el libre mercado, también son libres de desarrollar el negocio que ellos quieran, lo que aplica tanto como a los trabajadores, empresas y consumidores ya que pueden manejar sus recursos como estimen conveniente, los trabajadores pueden realizar el trabajo que sea mientras tengan la capacidad y el consumidor es libre de elegir lo que desea consumir.
La economía de aquellas empresas está desarrollada en base a lo anterior, es decir, la explotación, consumo, transformación, etc., en pro de un crecimiento que aparentemente busca ser ilimitado o en constante ascendencia, pero se olvida por completo que, en su gran mayoría, los recursos son naturales, más importante aún, son de carácter limitado y, más grave aún, los métodos utilizados en la extracción de recursos naturales y el fin por el cual son extraídos nos llevan a una contaminación sin límites. Los métodos de extracción traen consecuencias graves en el medio ambiente, que pueden ser smog (como se evidencia en Santiago de Chile), contaminación de las aguas (caso Quinteros), contaminación de los alimentos, etc. Pero lamentablemente esta contaminación se le asigna al país que extrae el recurso natural (países sudamericanos, africanos, entre otros pocos) y no a quienes los importan (que suelen ser las potencias mundiales) quienes en su afán de maximizar la comercialización del recurso natural, caen en prácticas de producción completamente insostenibles provocando no solo problemas de carácter ecológico, si no también económico y social para la zona, ya que en general las utilidades de las ventas de estos recursos son en beneficio de poderosos de la zona, o peor aún, del capitalista extranjero de alguna potencia mundial lo que genera de cierta forma una dependencia económica y/o deudas externas, y bajo esta ambición de utilidades, la explotación laboral va creciendo junto con el afán de crecer la industria.
Finalmente, se puede concluir que todo lo mencionado anteriormente genera un crecimiento en la brecha de desigualdad entre países tercermundistas con los países del primer mundo, ya que son los últimos quienes llevan la mayor parte de las utilidades en la explotación de recursos naturales que además extraen de forma indiscriminada y poco sustentable; mientras que los tercermundistas se quedan con poco y, además con una deuda ecológica en su país de la cual las potencias mundiales se desentiende y lejos está de querer hacerse responsable. El capitalismo contamina, y una forma de detenerlo es restringiendo la salvaje explotación que el capitalista ejerce en fin de su crecimiento, luego hacerlo responsable de la deuda ecológica que éste deja en el país que le exporta los recursos, y finalmente prohibir las prácticas que no sean autosustentables ni amigables con el medio ambiente. 



Referencias:
  1. Boletín del medio ambiente. Consecuencias ambientales del capitalismo: la deuda ecológica https://www.mrafundazioa.eus/es/articulos/consecuencias-ambientales-del-capitalismo-la-deuda-ecologica 

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