EL CAPITALISMO Y LA DEUDA ECOLÓGICA
Por David Quijada Hernández
INGENIERÍA MATEMÁTICA
En esta época, estamos viviendo un cambio
generacional a hora de pensar sobre nuestro futuro. Los jóvenes buscamos más
que estabilidad, y es claro, ya que hasta hace algunos años el joven o adulto
trabajador promedio se conformaba con una estabilidad subdividida en tres: Estabilidad
emocional; que incluye todas las relaciones afectivas tanto con los demás como
conmigo mismo, la estabilidad laboral; que habla de tener un trabajo seguro, si
es posible con un sueldo que sirva para mantener el hogar y si existe la
posibilidad que éste vaya ascendiendo (usando el ascenso como consecuencia del
mérito) para poder mejorar o adquirir bienes materiales y finalmente una
estabilidad física, donde se busca no correr riesgos que puedan afectar nuestra
integridad. A la actualidad se puede observar que los jóvenes por sobre esta
estabilidad, busca también innovar y el desarrollo sustentable donde se busca
dejar un legado, pero no en lo que respecta a un legado innovador, tecnológico,
de tendencia, etc; si no más bien lo llamaremos “legado ecológico”. El “legado
ecológico” que menciono, describe el desarrollo de la vida de cada persona
dentro del planeta tierra con el derecho de disfrutarlo y con el deber de
mejorarlo, es en lo último que mencioné en lo que enfocaré mi crítica, ya que
si bien pienso que la mayoría del ser humano dice querer evitar la
contaminación, e incluso colaborar para limpiar el planeta, implícitamente el
sistema te obliga a fomentar la contaminación, un ejemplo cercano, es la venta
de aerosoles y el uso del plástico; uno daña la capa de ozono y el otro tiene
tipos como el PVC o el PET que tardan entre cien a mil años en degradarse; por
lo que mi juicio para este ensayo es que el
capitalismo contamina.
El
capitalismo busca en definitiva actuar bajo el interés personal, donde el
capitalista, que es quien posee el capital y los recursos necesarios para el
negocio, busca maximizar sus utilidades mediante la explotación de los recursos.
Además, uno de sus principios básicos es la libre empresa, que permite que cada
empresa sea libre de encontrar recursos económicos y emplearlas en el libre
mercado, también son libres de desarrollar el negocio que ellos quieran, lo que
aplica tanto como a los trabajadores, empresas y consumidores ya que pueden manejar
sus recursos como estimen conveniente, los trabajadores pueden realizar el
trabajo que sea mientras tengan la capacidad y el consumidor es libre de elegir
lo que desea consumir.
La
economía de aquellas empresas está desarrollada en base a lo anterior, es
decir, la explotación, consumo, transformación, etc., en pro de un crecimiento
que aparentemente busca ser ilimitado o en constante ascendencia, pero se
olvida por completo que, en su gran mayoría, los recursos son naturales, más
importante aún, son de carácter limitado y, más grave aún, los métodos utilizados
en la extracción de recursos naturales y el fin por el cual son extraídos nos
llevan a una contaminación sin límites. Los métodos de extracción traen
consecuencias graves en el medio ambiente, que pueden ser smog (como se evidencia
en Santiago de Chile), contaminación de las aguas (caso Quinteros),
contaminación de los alimentos, etc. Pero lamentablemente esta contaminación se
le asigna al país que extrae el recurso natural (países sudamericanos, africanos,
entre otros pocos) y no a quienes los importan (que suelen ser las potencias
mundiales) quienes en su afán de maximizar la comercialización del recurso natural,
caen en prácticas de producción completamente insostenibles provocando no solo
problemas de carácter ecológico, si no también económico y social para la zona,
ya que en general las utilidades de las ventas de estos recursos son en beneficio
de poderosos de la zona, o peor aún, del capitalista extranjero de alguna
potencia mundial lo que genera de cierta forma una dependencia económica y/o
deudas externas, y bajo esta ambición de utilidades, la explotación laboral va
creciendo junto con el afán de crecer la industria.
Finalmente,
se puede concluir que todo lo mencionado anteriormente genera un crecimiento en
la brecha de desigualdad entre países tercermundistas con los países del primer
mundo, ya que son los últimos quienes llevan la mayor parte de las utilidades
en la explotación de recursos naturales que además extraen de forma
indiscriminada y poco sustentable; mientras que los tercermundistas se quedan con
poco y, además con una deuda ecológica en su país de la cual las potencias
mundiales se desentiende y lejos está de querer hacerse responsable. El capitalismo
contamina, y una forma de detenerlo es restringiendo la salvaje explotación que
el capitalista ejerce en fin de su crecimiento, luego hacerlo responsable de la
deuda ecológica que éste deja en el país que le exporta los recursos, y finalmente
prohibir las prácticas que no sean autosustentables ni amigables con el medio
ambiente.
Referencias:
- Boletín del medio ambiente. Consecuencias ambientales del capitalismo: la deuda ecológica https://www.mrafundazioa.eus/es/articulos/consecuencias-ambientales-del-capitalismo-la-deuda-ecologica
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