martes, 6 de diciembre de 2016

La procrastinación: la tarjeta de crédito del tiempo

                Por Vicente Cid Ossandón
            Procrastinación, del latín (procrastinare, pro, adelante y crastinus, referente al futuro), se define como el hábito de postergar actividades que deben realizarse y sustituirlas por actividades más agradables e irrelevantes.

            En el mundo de hoy, en el que la tecnología nos permite comunicarnos con cualquier persona sin importar que tan lejos esté, enterarnos de lo que sucede en cualquier parte del planeta en tiempo real: el tener la información necesaria al alcance de un clic, nos hemos hecho más propensos a que el ocio se apodere de nosotros sin darnos cuenta. La procrastinación está presente en nuestra vida y muchas veces la tomamos a la ligera, entonces, ¿Es realmente malo procrastinar?

            Existen muchas razones para postergar nuestras responsabilidades, para ilustrar algunas dejaremos ejemplos de la vida cotidiana.

            Juan es un estudiante universitario quien debe preparar sus pruebas y realizar trabajos para el cierre del semestre, debido a una falla en su servicio de internet (su principal puente a la procrastinación) ha quedado sin conexión el viernes en la noche, al llamar a la compañía, estiman que repararán el servicio el lunes, lo que significa que no tendrá distracciones que lo hagan perder el tiempo de sus responsabilidades, sin embargo, Juan encuentra cualquier cosa irrelevante en la que gastar su tiempo, lo cual carece de relevancia e incluso no es gratificante … Juan recién empieza a estudiar el domingo a minutos de la medianoche.

            Juan puede haber procrastinado por la necesidad de ocio antes de comenzar con sus responsabilidades, por miedo al cambio, si es una persona que habitualmente deja sus cosas para última hora o simplemente posee una gran autoconfianza que le da la convicción de que podrá realizar todas sus actividades a tiempo.

En Chile, podemos ver todos los años en las noticias las interminables colas de conductores que necesitan sacar su revisión técnica y así poder obtener su permiso de circulación el último día. También podemos ver a la gente corriendo por comprar regalos de navidad el 24 de diciembre. En ambos cosas podemos ver  claros ejemplos, donde al no haber realizado estas actividades antes de la fecha límite, termina quitando al menos el doble de tiempo extra.

            Otra razón por la cual procrastinamos es el ritmo de vida que el sistema nos impone, las extensas jornadas laborales y la estresante vida universitaria nos pide a gritos un momento de ocio y relajo, por lo cual cualquier tiempo libre termina convirtiéndose en una oportunidad de saciar nuestros deseos, dejando de lado nuestros deberes laborales o académicos.

            Alfredo Ruiz (2005), Psicólogo clínico y psicoterapeuta chileno, distingue los patrones de la procrastinación que caen en dos categorías que a menudo, se superponen: funciones de mantención y autodesarrolloLas funciones de mantención son las rutinas diarias, por ejemplo: limpiar la casa, regar el jardín, ir de compras al supermercado, etc, el aplazamiento de estas actividades le produce al individuo un sentimiento de ineficiencia. Por otro lado, las funciones de autodesarrollo que hacen referencia a la dilatación de los problemas personales como por ejemplo: Fumar en exceso, poner fin a una relación destructiva, salir al cine con un amigo, hacer vida social, etc, esto produce que la persona se sienta  invada por un sentimiento de estancamiento.

            Muchas veces el procrastinar tiene un efecto negativo en diversos ámbitos de nuestra vida y también afecta a nuestra familia, pareja, amigos y compañeros de trabajo. Cuando cancelamos juntas a último momento, cuando constantemente estamos postergando solucionar un problema con otra persona o entregando tarde nuestra parte del trabajo para un proyecto, nuestro irresponsable actuar no solo nos está afectando a nosotros, sino que al tiempo disponible de las demás personas, dejando ver que nos creemos más importantes que el resto ya que consideramos nuestro tiempo más valioso que el de los demás.

Por lo antes explicado y analizado, podemos concluir que el hecho de  procrastinar está ligado a una instancia que nos produce que muchas veces son  sentimientos desagradables, como la  ineficiencia o la sensación de estar estancado lo cual podría provocar una baja autoestima y una posterior depresión. También reduce nuestras horas de sueño si dejamos nuestras responsabilidades para última hora, las cuales podrían a su vez no estar terminadas del todo y no ser totalmente satisfactorias. La procrastinación puede llevar al aislamiento debido a la constante evasión de enfrentar la realidad y nuestros asuntos con los demás, lo que podría derivar en una depresión. Además, es sabido que un constante hábito de evasión puede conducir a  adicciones a internet, televisión, celular, etc. Puede provocar el quiebre en nuestras relaciones de pareja y pérdida de nuestro empleo, si no cumplimos de manera con nuestras responsabilidades dentro del tiempo establecido y estás estén a la altura.

En síntesis la procrastinación no es tan mala si el sentimiento que nos produce es agradable y no afecta nuestra vida ni la de los demás, en cambio, siempre será malo procrastinar, si nuestro comportamiento afecta a terceros.

La procrastinación es un tema serio que no debe ser tomado a la ligera, debemos darnos cuenta que cuando nuestro actuar ya está afectando nuestra calidad de vida y a las  personas de nuestro entorno, debemos replantear nuestro actuar de manera objetiva y responsable, por nuestro propio bien.

Bibliografía.
https://es.wikipedia.org/wiki/Procrastinaci%C3%B3n

http://www.inteco.cl/temas/t0005d.html - Alfredo Ruiz

No hay comentarios:

Publicar un comentario