Por Vicente Cid Ossandón
Procrastinación, del latín (procrastinare, pro, adelante y crastinus,
referente al futuro), se define como el hábito de postergar actividades que
deben realizarse y sustituirlas por actividades más agradables e irrelevantes.
En el mundo de hoy, en el que la tecnología nos permite
comunicarnos con cualquier persona sin importar que tan lejos esté, enterarnos
de lo que sucede en cualquier parte del planeta en tiempo real: el tener la
información necesaria al alcance de un clic, nos hemos hecho más propensos a
que el ocio se apodere de nosotros sin darnos cuenta. La procrastinación está
presente en nuestra vida y muchas veces la tomamos a la ligera, entonces, ¿Es
realmente malo procrastinar?
Existen muchas razones para postergar nuestras
responsabilidades, para ilustrar algunas dejaremos ejemplos de la vida
cotidiana.
Juan es un estudiante universitario quien
debe preparar sus pruebas y realizar trabajos para el cierre del semestre,
debido a una falla en su servicio de internet (su principal puente a la
procrastinación) ha quedado sin conexión el viernes en la noche, al llamar a la
compañía, estiman que repararán el servicio el lunes, lo que significa que no
tendrá distracciones que lo hagan perder el tiempo de sus responsabilidades,
sin embargo, Juan encuentra cualquier cosa irrelevante en la que gastar su
tiempo, lo cual carece de relevancia e incluso no es gratificante … Juan recién
empieza a estudiar el domingo a minutos de la medianoche.
Juan puede haber procrastinado por la necesidad de ocio
antes de comenzar con sus responsabilidades, por miedo al cambio, si es una
persona que habitualmente deja sus cosas para última hora o simplemente posee una
gran autoconfianza que le da la convicción de que podrá realizar todas sus
actividades a tiempo.
En
Chile, podemos ver todos los años en las noticias las interminables colas de conductores
que necesitan sacar su revisión técnica y así poder obtener su permiso de
circulación el último día. También podemos ver a la gente corriendo por comprar
regalos de navidad el 24 de diciembre. En ambos cosas podemos ver claros ejemplos, donde al no haber realizado
estas actividades antes de la fecha límite, termina quitando al menos el doble
de tiempo extra.
Otra razón por la cual procrastinamos es el ritmo de vida
que el sistema nos impone, las extensas jornadas laborales y la estresante vida
universitaria nos pide a gritos un momento de ocio y relajo, por lo cual
cualquier tiempo libre termina convirtiéndose en una oportunidad de saciar
nuestros deseos, dejando de lado nuestros deberes laborales o académicos.
Alfredo Ruiz (2005), Psicólogo clínico y psicoterapeuta
chileno, distingue los patrones de la procrastinación que caen en dos
categorías que a menudo, se superponen: funciones de mantención y
autodesarrollo. Las
funciones de mantención son las rutinas diarias, por ejemplo: limpiar la casa,
regar el jardín, ir de compras al supermercado, etc, el aplazamiento de estas
actividades le produce al individuo un sentimiento de ineficiencia. Por otro
lado, las funciones de autodesarrollo que hacen referencia a la dilatación de
los problemas personales como por ejemplo: Fumar en exceso, poner fin a una
relación destructiva, salir al cine con un amigo, hacer vida social, etc, esto
produce que la persona se sienta invada
por un sentimiento de estancamiento.
Muchas veces el procrastinar tiene un efecto negativo en
diversos ámbitos de nuestra vida y también afecta a nuestra familia, pareja,
amigos y compañeros de trabajo. Cuando cancelamos juntas a último momento,
cuando constantemente estamos postergando solucionar un problema con otra persona
o entregando tarde nuestra parte del trabajo para un proyecto, nuestro
irresponsable actuar no solo nos está afectando a nosotros, sino que al tiempo
disponible de las demás personas, dejando ver que nos creemos más importantes
que el resto ya que consideramos nuestro tiempo más valioso que el de los
demás.
Por
lo antes explicado y analizado, podemos concluir que el hecho de procrastinar está ligado a una instancia que
nos produce que muchas veces son sentimientos desagradables, como la ineficiencia o la sensación de estar estancado
lo cual podría provocar una baja autoestima y una posterior depresión. También
reduce nuestras horas de sueño si dejamos nuestras responsabilidades para
última hora, las cuales podrían a su vez no estar terminadas del todo y no ser
totalmente satisfactorias. La procrastinación puede llevar al aislamiento
debido a la constante evasión de enfrentar la realidad y nuestros asuntos con
los demás, lo que podría derivar en una depresión. Además, es sabido que un
constante hábito de evasión puede conducir a adicciones a internet, televisión, celular,
etc. Puede provocar el quiebre en nuestras relaciones de pareja y pérdida de
nuestro empleo, si no cumplimos de manera con nuestras responsabilidades dentro
del tiempo establecido y estás estén a la altura.
En
síntesis la procrastinación no es tan mala si el sentimiento que nos produce es
agradable y no afecta nuestra vida ni la de los demás, en cambio, siempre será
malo procrastinar, si nuestro comportamiento afecta a terceros.
La
procrastinación es un tema serio que no debe ser tomado a la ligera, debemos
darnos cuenta que cuando nuestro actuar ya está afectando nuestra calidad de
vida y a las personas de nuestro entorno,
debemos replantear nuestro actuar de manera objetiva y responsable, por nuestro
propio bien.
Bibliografía.
https://es.wikipedia.org/wiki/Procrastinaci%C3%B3n
http://www.inteco.cl/temas/t0005d.html - Alfredo Ruiz
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