Camila Alarcón Parancán
Técnico Universitario en Análisis Químico y Físico.
El
alumnado chileno está acostumbrado a evaluaciones que miden, primeramente, el
nivel académico de los alumnos en cada colegio y, posteriormente, mide el nivel
personal de cada estudiante una vez termina la Enseñanza Media. El SIMCE (Sistema
de Medición de la Calidad de la Educación) y la PSU (Prueba de Selección
Universitaria), respectivamente, son pruebas ya convencionalmente aceptadas,
pero no del todo.
Actualmente,
alumnos de Enseñanza Superior muestran su rechazo ante la prueba que decide si
pueden entrar a la carrera que desean en la universidad que sea de su
preferencia, y no se les puede culpar, muchos afirman que es una prueba que no
recoge los saberes que realmente importan para cada campo, sobre todo por ser
tan estandarizada, buscando poner en un mismo “punto de partida” en matemáticas
y lenguaje a alumnos que se especializaron en distintas áreas (que dependen de
cada colegio, estas pueden ser: científico, matemático, humanista, artístico,
etc).
Como estudiantes,
muchos pueden comprender este punto y quienes aún no, pronto lo harán. Para
tratar este tema, primero se debe considerar la definición que entrega la
Universidad de Chile respecto a la PSU, pues fue esta la responsable de este
sistema de selección universitario: “La Prueba de
Selección Universitaria (PSU) es una batería de pruebas estandarizadas, cuyo
propósito es la selección de postulantes para la continuación de estudios
universitarios.”[1]
Rescatando esto, podemos fijarnos que el DEMRE (Departamento de Evaluación,
Medición y Registro Educacional), ideó desde un principio la prueba con una
finalidad estandarizada, dentro de esto, también menciona en su página oficial
que “Incluye dos pruebas obligatorias y dos electivas”; las cuales son
matemáticas y lenguaje, y ciencias e historia, respectivamente. Siendo así, se
demuestra una vez más que esta estandarización está descartando campos
importantes y limita a los estudiantes en cuanto a priorizar sus intereses.
Dependiendo de la
universidad o instituto profesional, hay carreras que no exigen un mínimo de
puntaje para cualquiera de las pruebas obligatorias (matemáticas y lenguaje),
pero sí lo hacen con las pruebas electivas. ¿Por qué? Pues porque la
especialidad no se corresponde al campo que están obligando a tomar. Un alumno
que no tenga buenos resultados en lenguaje, pero sí en matemáticas, deberá
hacer la prueba de todas formas a pesar de que su carrera no exija ese campo,
lo cual baja el promedio general del puntaje y puede dejar fuera a un
estudiante de la lista seleccionada causando una peripecia.
Desde un punto de
vista más idealista, la estandarización de las pruebas puede estar ligada con
el saber “mínimo” que necesitan los estudiantes sin discriminar la
especialización por la que opten. Pero esto no quita el gran problema que lleva
a los alumnos a tomarse años completos en preuniversitarios para practicar la
metodología de la prueba y poder obtener un puntaje más alto que les permita,
en la siguiente oportunidad, estudiar.
Hoy en día es común
ver a alumnos de Enseñanza Media aprendiendo cómo responder la prueba y,
prácticamente, entrenándose en ello cuando lo que la estandarización busca es
el conocimiento básico con el que un alumno debe salir del colegio. Por lo
tanto, es fácilmente observar como el sistema que el DEMRE estableció está
fallando, y en consecuencia, nosotros como alumnos resultamos perjudicados al
ingresar a la Universidad pero sin haber digerido en su totalidad aquello que
deberíamos saber como base.
¿Podría ser posible
un cambio en la evaluación para el ingreso a la Educación Superior?
Posiblemente. No estaría mal el estudio de evaluación de países desarrollados y
considerarlos, sin embargo, actualmente el tema de la Educación está pasando
por momentos de revolución y para ver un cambio en este aspecto tendremos que
esperar más.
[1]
Demre: PSU. Prueba de Selección
universitaria. Recuperado 22 de junio, 2017 en http://www.psu.demre.cl/la-prueba/que-es-la-psu/caracteristicas-psu
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