viernes, 23 de junio de 2017

“La Democracia del Shock": ¿Es el “Capitalismo del Desastre” una doctrina globalizada?

Francesca Farias Henríquez
Carrera: Técnico Universitario en Análisis Físico Químico
Universidad de Santiago de Chile

“Para comprender el universo hay primero que comprender la vida, y específicamente, el cerebro”, la revista Scielo describe así el pensamiento del destacado biólogo chileno Francisco Varela, en su libro “El Fenómeno de La Vida”. Comienzo haciendo esta cita porque es, precisamente en el cerebro, donde ocurre el aprendizaje. Este procesa información del mundo exterior, adquiriendo así el conocimiento y generando memoria. Pero ¿se puede reestructurar la memoria?, más aun ¿se puede borrar la memoria dejando un sujeto listo para ser “reiniciado”?, es en este punto donde la Terapia de Electroshock cobra relevancia como ejemplo. Introducida en 1930, consiste en utilizar la corriente eléctrica (a través de electrodos colocados en la superficie craneal) provocando una convulsión en el cerebro, ayudándolo a "reconectarse" a sí mismo. En los años 50 su uso comienza a declinar y hoy en día se sigue aplicando bajo el nombre de “TEC” (Terapia Electroconvulsiva). Dentro de sus efectos secundarios más destacados están la pérdida de la memoria y la desorientación temporal.
Menciono esto, porque la TEC es un ejemplo a escala micro para llevarlo a un nivel macro. Las crisis generan un shock (impacto, conmoción) en los individuos, en menor o mayor grado según su intensidad, frente a esto podemos reaccionar reestructurando nuevas formas de actuar ante ello (resistiendo), o bien, paralizándonos, dejando que la conmoción nos domine, siendo permeables por otros. Esto, ocurre también en la sociedad, cuando en colectivo somos sometidos a una situación de crisis (desastres naturales, crisis económicas, políticas, etc) resultando vulnerables a ser reestructurados con información y acciones a conveniencia de quien nos domina, sin ninguna capacidad de reacción más que esperar a ser “salvados”. Es en este momento donde la “Doctrina del Shock” alcanza protagonismo, ya que es la estrategia por la cual se reordena a sociedades completas, relacionándose con las democracias actuales a nivel mundial (cabe mencionar que la mayoría surgen de la aplicación de esta doctrina) y el control social que ejercen a través de estas crisis, la mayoría de las veces creadas para fines económicos.


Una doctrina es un conjunto de ideas o principios básicos. La doctrina del Shock es, por tanto una idea, una estrategia cuya definición nos la da su creador, el Economista Milton Friedman: “Solo una crisis -real o percibida- da lugar a un cambio verdadero. Cuando esa crisis tiene lugar, las acciones que se llevan a cabo dependen de las ideas que flotan en el ambiente. Creo que ésa ha de ser nuestra función básica: desarrollar alternativas a las políticas existentes, para mantenerlas vivas y activas hasta que lo políticamente imposible se vuelva políticamente inevitable”. En palabras simples significa esperar a que exista una crisis (o en su defecto provocarla) para, en ese momento de “no respuesta”, introducir  una nueva alternativa, que puede ser un nuevo sistema económico, social, político, educacional, etc, haciéndolo habitual y causando que su existencia sea inevitable (puesto que ya se ha instalado). 
Friedman, profesor de economía en la Universidad de Chicago, creía que la terapia de shock económico, impulsaría a las sociedades a aceptar un capitalismo más puro y desregulado (“Capitalismo del Desastre”, denominado así porque se impone a través de un desastre o crisis). Chile, fue el primer experimento de esta doctrina. En los 50’ y 60’ sus respectivos Gobiernos invertían en salud, educación e industrias, convirtiéndose en un modelo de progreso para la zona. Esto hizo que las empresas estadounidenses temieran por sus inversiones. Debido a ello, se comenzó a becar a estudiantes de Chile y Sudamérica para estudiar “Economía de Libre Mercado” con Milton Friedman.  Los estudiantes regresaban a Chile a dar clases, convirtiéndose el Departamento de Economía de la Universidad Católica en Santiago una mini escuela de este modelo. Así comenzó a propagarse la “Escuela de Chicago” o de los “Chicago Boys”. Esto tuvo su punto álgido durante la Presidencia de Salvador Allende Gossens, momento en que esta doctrina comenzó a ponerse en práctica a través de los discípulos de la Escuela de Chicago (quienes desarrollaron un nuevo programa económico denominado “El Ladrillo”) y Richard Nixon, Presidente de los Estados Unidos quien ordeno al director de la CIA que desestabilizara el sistema económico chileno. Comenzaba así a fraguarse la doctrina de Friedman: “El Shock Económico”, una crisis que justificaría un Golpe Militar para “reordenar” el país. Es así como Chile se convirtió en el primer país donde se probó el capitalismo del desastre. Pero este “Shock Económico” no hubiese sido posible sin el “Shock de la Tortura”, que se desprende de los estudios sobre aislamiento sensorial del Dr. Ewen Cameron, del cual la CIA desarrollo las técnicas usadas en interrogatorio, diseñadas para quebrar toda voluntad del interrogado, llevándolo al shock psicológico y que aparecen detalladas en el Manual Kubark. Entre las técnicas de tortura utilizadas figuran la violación, el aislamiento, el ahogo (seco y húmedo), el electroshock, el colgamiento, entre otras que son aún más brutales.  A partir de Chile, estas técnicas comenzaron a ser implementadas en el resto de las dictaduras de Latinoamérica. 
Se forma así un binomio perfecto, “El Shock de la Guerra” (que infunde el terror necesario para acabar con toda voluntad) y el “Shock Económico” (que se impone sin resistencia alguna).


Siendo las democracias actuales procedentes de dictaduras brutales, donde hubo de todo menos democracia, vale la pena preguntarse si la doctrina que nos impera sigue siendo la de Friedman, si acaso vivimos en un espejismo de libertad fomentado por los medios, que al menor intento de cambio sacan a relucir antiguas o nuevas crisis que podrían suceder, recurriendo siempre al temor como herramienta disuasiva, permitiendo que el statu quo sea una forma de vida permanente y romperla seria “no democrático” y “desestabilizador”. Vale la pena preguntarse también si a estas alturas la doctrina del shock, escondida tras una democracia, se ha globalizado y hoy impera el mundo, bajo el manto de una crisis constante que acecha y que requiere “salvadores” que “restituyan el orden” cada cierto tiempo. La respuesta está implícita cuando decimos que las democracias actuales se sustentan en el shock constante de su población.
¿Se ha globalizado el capitalismo del desastre?, sin duda, nuestro sistema económico lucra con todo tipo de crisis o desastres (ejemplo de ello es lo sucedido en Irak, el shock de la guerra, tras el cual se decretaron privatizaciones masivas y la liberalización del mercado).
Vivimos entonces en un mundo donde los sistemas se imponen a través del shock, lo llamamos democracia y olvidamos que las tragedias por muy distantes que parezcan geográficamente hablando, nos llegaran a todos , porque si el capitalismo del desastre se ha globalizado, también lo continuaran haciendo las crisis humanitarias que derivan de este, haciéndose cada vez más insostenibles y tendremos tarde o temprano que hacernos cargo de lo que por acción u omisión hemos permitido.

BIBLIOGRAFIA
Lange Valdés, C. (2010). La Doctrina del Shock. El auge del capitalismo del desastre. Revista INVI, 25(70).
Cesar Ojeda. (2001). Francisco Varela y las ciencias cognitivas. Oct 2001, Scielo 
Libro: "La Doctrina del Shock: El Auge del Capitalismo del Desastre", Naomi Klein , 2007

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