lunes, 26 de junio de 2017

Libertad e individualismo

Por Catalina Hueicha
Ingeniería Matemática
Universidad de Santiago de Chile

¿Somos libres o creemos serlo? Actualmente nadie está satisfecho con nada de lo que posee. El consumo no deja de estar en nuestras vidas, siempre buscamos algo que nos satisfaga por completo, pero nunca lo encontramos. No solo adquirimos sustancias y materiales del comercio, sino que también compramos nuestras vidas.
Como dice Bauman “El individuo se expresa a sí mismo por medio de sus posesiones”, es decir, a través de su vestimenta, su hogar, etc. Competimos entre nosotros, “compramos” nuestras capacidades y nunca dejamos de adquirir. Esta competencia, en cierto modo, nace por un anhelo de ser mejor que el otro. Se busca ser aceptado y por ello, estamos saliendo de compras constantemente, sea en busca de capacidades o de objetos deseados. Según Ferguson la compra es algo que fluye, que viene de un momento a otro, hace que el consumo sea constante y que el consumidor no se detenga a pensar en las consecuencias de tal compra, sino que solo lo hace, porque lo anhela, se podría llamar deseo o necesidad, pero no es ninguna de ellas, ya que estas conllevan otras descripciones/definiciones.
“La gente sufre por no ser capaz de poseer el mundo completamente”, vale decir, que el anhelo al ser tan fluido, afecta a las personas de una forma inimaginable, quieren poseer todo lo que está a su alrededor y más, sin parar, de ahí la adicción y las deudas, nunca se conforman o satisfacen con lo que tienen. Se podría decir que hay cierto tipo de “envidia” entre nosotros, ya que siempre habrá alguien “mejor”, por tanto, uno busca superar a esa persona, busca tener mucho más que él/ella. Tendemos a ver que la vida del otro es una obra de arte, con todo lo adquirido, cuando no es así, esa persona, al igual que todos ve a alguien mejor, por lo que nunca, nadie, para de comprar.
El consumo, en realidad, es muy “importante”, ya que, a través de estas compras, la gente comienza a crear una identidad, siendo así todos distintos, únicos. Estas identidades son lo que uno ve, supuestamente lo que es esa persona, lo que ha adquirido en la vida ¿Por qué hay algunos que son “mejores” que otros? “Las identidades parecen sólidas, estables, pero si se mira de cerca, son frágiles”, la solidez hace ver cierto tipo de felicidad, que es lo que se ve afuera con la identidad, sin embargo, esta siempre varía, no se ve, pero siempre cambia, fluye todo el tiempo, por eso la identidad se altera respecto al tiempo, nunca es igual, siempre hay cambios que por pequeños que sean, hacen una gran diferencia. Esta solidez mientras más se mantenga, mejor serás a la vista, ya que, la identidad es una lucha constante contra la fluidez, si se mantiene tal identidad y en cierta cantidad de tiempo, es porque hay solidez, que es lo que tanto se pierde o no existe hoy, es tan complicado mantener esa seguridad, que llega a ser admirado y probablemente, muy deseado.
Para hablar sobre una de las preguntas planteadas, definiremos libertad donde “‘Liberarse’ significa literalmente deshacerse de las ataduras que impiden o constriñen el movimiento, comenzar a sentirse libre de actuar y moverse. “Sentirse libre” implica no encontrar estorbos, obstáculos, resistencias de ningún tipo que impidan los movimientos deseados o que puedan llegar a desearse”. Según Bauman “Uno es libre de hacer o deshacer identidades a voluntad. O eso parece.”. Se plantea una duda, ya que, a pesar de que se sientan libres de elegir su identidad o de cambiarla a gusto, no es así. La libertad consiste en “no encontrar estorbos” donde de por sí, el comercio, lo es. Para obtener una identidad, como se menciona antes, se necesita de todo un conjunto de elementos, los cuales te hacen ser quien eres, ya sea, la vestimenta, la dieta, cada mínima cosa, necesita de la capacidad de comprar, si no tienes lo suficiente comienzan las deudas, porque no puedes parar de intentar obtener una identidad con la que te sientas satisfecho. El consumo va en todos, se necesita para ser alguien. Como dice Bauman “El producto masivo es el instrumento de la variedad individual” un producto cualquiera puede ser el que defina tu identidad en ese proceso o momento. El producto masivo es tu libertad, como una forma de elegir tu identidad al comprarlo, pero aun así todos dependen de los productos, por lo que ¿Podríamos hablar de libertad si somos dependientes de lo que nos hace esclavos?.
Todo lo hablado anteriormente, se puede demostrar con la farándula o el espectáculo, las personas que muestran, se transforman, a vista de los demás, como alguien ideal o con una vida soñada, por lo que, con tal de llegar, en algún momento, a ser así, comienza el consumismo. La idea de tener una identidad “perfecta” como la que se muestra en la farándula o comerciales, induce, en cierto modo, una depresión al público, por tener tan poco. La identidad que ellos quieren es una estereotipada, por lo que consumen y consumen, haciendo que fluya aún más su identidad, cayendo en el juego del comercio.
La identificación es un tanto egoísta/individualista, por lo que genera una separación de las personas, haciendo que todo sea mucho más competitivo, en vez de estar unificados y así, al menos una vez, puedan ir en contra de un sistema que los tiene esclavos.
Los únicos culpables de esta situación, somos nosotros, ya que “El individuo se somete a la sociedad y esta sumisión es la condición de su liberación”. Intentamos ser mejores que el resto y seguimos estereotipos que no tienen ningún otro sentido que separarnos y así ser sumisos en busca de nuestra liberación. ¿Por qué no empezar por un cambio y buscar la verdadera libertad? ¿O el sistema ya nos corrompió?.

Bibliografía
Bauman Z. (2003). Emancipación. En Modernidad Líquida p. 21. Argentina: Fondo          de Cultura Económica.
Bauman Z. (2003). Individualidad. En Modernidad Líquida p. 90 Argentina: Fondo de Cultura Económica.
Bauman Z. (2003). Individualidad. En Modernidad Líquida p. 89.  Argentina: Fondo de Cultura Económica.
De Sociologie et philosophie (1924), en: Émile Durkheim: Selected Writing, Cambridge University Press, 1972, p. 115 (traducción castellana: Sociología y filosofía, Madrid, Miño y Dávila Editores, 200)
Harvie Ferguson, The Lure of Dreams: Sigmund Freud and the Construction of Modernity, Londres, Routledge, 1996, p.205
  

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