Denisse Jeldres
Ingeniería Matemática
Universidad de Santiago de Chile
Muchas veces uno se ha
encontrado con situaciones en las que ve a un niño
con algún dispositivo en sus manos, ya sea con un celular o una Tablet. Y también adultos. Estando en su hogar, en las calles, bibliotecas,
colegios, universidades, trabajo, etc. Pero estas situaciones ya no nos
sorprenden, no tanto como años anteriores.
Todo comenzó con las cartas, un papel escrito a mano.
Que eran transportadas por mensajeros. Recorrían largos caminos para por fin
llegar a su destinatario. La carta fue la primera forma de comunicación a larga
distancia. Luego, al pasar los años llegó el teléfono a Chile, trayendo consigo
muchas expectativas en el ámbito de las comunicaciones. Ya en la década
de los 60' llega la televisión a los hogares de los chilenos. Pero esto no se quedó allí, la tecnología
siguió aumentando y lo sigue haciendo hasta el día de hoy.
Ya no solo encontramos computadores, sino,
celulares, Tablet , notebook, IPad, Mp3, Mp4, pendrive, e-book, etc: una
cantidad innumerable de dispositivos tecnológicos, con diferentes
funcionalidades. Pueden ser, comunicar, almacenar información,
entretener, entre otras funciones. Incluso algunos pueden brindar más de una.
Son dispositivos muy atractivos que nos dan la posibilidad de una comunicación
instantánea, a través de un mensaje de texto o correo electrónico. También, nos simplifican tareas . Al tener un acceso sorprendente a Internet, se
vuelve más rápida el adquirir información de diversos temas en general. ´Nos dan la posibilidad de vivir mejor y más.
Pero, ¿Hasta qué punto?.
Tal como se dijo al principio, en muchas situaciones
nos encontramos con personas que sostienen en sus manos algún dispositivo
tecnológico, en estas situaciones es donde se observa lo atrayentes que pueden
llegar ser para el hombre. A tal punto que ni el mismo adulto es consciente de
éste fenómeno. Ellos envían mensajes de texto o correos electrónicos en medio
de reuniones importantes, en su trabajo o incluso en su hogar, durante el
desayuno o la cena. Pero no tan solo ellos, sino adolescentes y niños, envían
mensajes de texto, abren su cuenta de Facebook
u otra página de Internet en medio de una clase. En casa, tanto padres
como hijos demandan la atención del otro, pero ambos están insertos en el mundo
digital que ninguno es capaz de alejarse de todo aquello para entablar una
conversación, y si uno de los dos lo hace, el otro le priva de todo aquello haciéndole
imposible una comunicación fluida.
Incluso enviamos mensajes de texto en medio de funerales, para poder alejarnos
del duelo a través de nuestro celular. El problema de todo esto recae en
nuestra manera de relacionarnos, tanto con el otro como con nosotros mismo.
Veamos cómo es el proceso de comunicación desde que
nacemos. Un bebé desde que nace reclama
la atención y la presencia de la mamá o papá. Rápidamente, comienza su intención
de comunicación. Tan solo teniendo meses de vida el bebé comienza a imitar
sonidos ya sea de objetos o de adultos. Mientras crece, comienza señalando lo que lo hace falta o lo que necesita, para luego
expresarlo poco a poco a través de las palabras que ha ido adquiriendo, debido
a que su inteligencia aparece antes que su lenguaje, una inteligencia
totalmente práctica. Cerca de los 18 meses comienzan a fijarse más en niños que
en adultos, jugando con ellos, teniendo algunas ideas básicas en la
comunicación. Ya desde los 3 años el juego se convierte en un impulso vital,
siempre creciente y en relación a la comunicación, tiene ya la capacidad para
conversar con otra persona de su entorno, intercambiando ideas y pensamientos. A los 4 años, contesta preguntas
en forma clara, puede sostener largas conversaciones, tiene creatividad y comienza a adquirir personalidad . Ya a las 6 años tiene un lenguaje semejante
al adulto, comprende y opina sobre lo que sucede a su alrededor, combina la
información y elabora preguntas estructuradas. Y así sigue incrementando
nuestra manera de comunicarnos, nuestro vocabulario, entre otras cosas.
Ahora, ¿Afecta la tecnología en todo este proceso? Sí.
Y no tan solo en la comunicación sino también en el proceso cognitivo.
Según el estudio que realizó VTR (2005) en
Chile, el 12,5% de los niños usó un celular o Tablet antes del año de vida. La
edad promedio de entrada a WhatsApp y Facebook es a los 4 años. Y ya a los 5
años la gran mayoría de los niños ha tenido acceso a un dispositivo. Todo esto
nos lleva a la siguiente interrogante,
¿Será beneficioso para ellos utilizar estos dispositivos siendo de tan corta
edad?, o ¿Cuál es la edad propicia para utilizar y tener acceso a Internet?.
Amanda Céspedes, neuropsiquiatra infantil, (2016) dice que antes de los 5 años no deberían usar dispositivos
tecnológicos, entre los 6 a 12 años solo 2 horas diarias y en adolescentes a lo
más 3 horas y parceladas. Además, dice que mientras más temprano tienen acceso
a Internet, menos desarrollan habilidades sociales como la empatía, y
privilegian el contacto fugaz con otras personas. Por otra parte nos habla de
que son niños que privilegian la velocidad de la información más que su
contenido, no profundizan sus ideas y discuten sin fundamentos.
El exceso de tecnología puede provocar a largo plazo
síntomas sociales como la distracción, impaciencia, irrespeto, egoísmo,
búsqueda de gratificación espontánea sin esfuerzo, entre otras. Pero, ¿Por qué
la gratificación? Debido a que es provocada por la liberación de Dopamina, la
cual provoca goce y al ser humano le gusta.
Tanto a adultos como a niños. Un ejemplo de esto son los vídeo juegos.
Ahora veamos las ventajas y desventajas del Internet.
Dentro de las ventajas encontramos la integración del niño al mundo
tecnológico, el aumento del desarrollo intelectual simbólico y numérico, el
aumento de expresiones en cuanto a la comunicación escrita y a la adquisición
de un pensamiento crítico discriminativo, entre otras. Pasando a las desventajas
tenemos grandes costos cognitivos, cuando se realiza la multitarea. La
multitarea, como su nombre lo dice, es la realización de varias acciones a la
vez; por ejemplo, mientras se lee un libro, se escucha música y se tiene el
televisor prendido. El hacer dos cosas a la vez provoca que se cruce la
información cometiendo varios errores constantemente. Además que la mala
administración de la información provoca ansiedad, estrés e
improductividad. También, los tiempos
exagerados en Internet le restan tiempo a actividades mucho más importantes en
el desarrollo del niño como lo son las horas de sueño y las horas dedicadas al
deporte. Y teniendo en cuenta que disminuye el contacto visual entre niño y
adulto generando un aislamiento de él mismo.
Por otra parte, en el lóbulo frontal del cerebro se comienzan a desarrollar todas las habilidades cognitivas del orden
como lo es el juicio, el control y la regulación emocional. Debemos tener en
cuenta que ésta es la última área en desarrollarse por completo. Por esto a un
niño le es difícil controlar y manejar el tiempo que está en Internet. Es aquí
donde los padres deben ayudar a su hijo a hacerlo y supervisarlo en todo
momento, controlando sus tiempos, para no llegar a lo excesivo.
Pero, si la tecnología se utiliza de buena manera de
acuerdo a nuestra edad, puede ser muy útil. Como puede ser utilizar juegos
didácticos para niños de 5 años cuando se está aprendiendo a escribir y a leer.
En la adolescencia para obtener información en cuanto a una tarea o trabajo. En el ámbito laboral de un adulto le puede ser útil para la comunicación con otras personas a través de un correo electrónico, o para tener una buena comunicación con su familia cuando se está lejos.
Según el estudio de VTR (2015) el 73% de los
padres supervisa a sus hijos en cuanto a su acceso a Internet, mientras que el
27% restante de los padres los deja solos o no se lo permite. El 47% de los niños ha tenido en
algún minuto alguna exposición a sufrir daño, ya sea por compartir información
privada, ver cosas no aptas para su edad o hablar con extraños. Por otro
lado, nos dice que el 23,8% de los
padres no les explican a sus hijos el porqué no deben utilizar ciertas páginas Web. Y finalmente el 91% de los padres ponen reglas en cuanto al uso del
Internet.
Por lo tanto, debe existir una supervisión de los
padres a sus hijos, ya sean pequeños o adolescentes, por lo mencionado anteriormente, su capacidad de control y de juicio está en desarrollo. Son los padres los encargados de ayudar a contribuir con el buen desarrollo cognitivo de ellos y a
utilizar la tecnología de buena forma. Es
recomendable hablar con sus hijos diariamente, respetar horarios de juego, no
exceder las dos horas diarias en Internet, poner límites y no utilizar
celulares o Tablet durante las horas de comida.
En cuanto a la comunicación
entre padres e hijos, Sherry Turkle (2012)
conferencia TED. EEUU. Recomienda que es necesario hablar con los hijos sobre
cómo estar solos, aprender a conocerse. Porque al parecer, el estar solos es
como una enfermedad a la que debemos buscar la cura. Y allí es donde recurrimos
a un dispositivo. Por eso, es necesario que exista una comunicación entre padres e hijos, sobre cómo afrontar la soledad, porque si ellos no lo hacen ellos sólo aprenderán a
estar aislados por un celular o Tablet, etc. Para ello los padres deben estar siempre disponibles para sus hijos. Y deben enseñarles a no tener miedo a la
soledad, a no sentir empatía
fingida por el prójimo, a no esperar más de la tecnología que de las personas.
Enseñarles a sus hijos a conocerse, a estar con uno mismo sin necesidad de
recurrir a la tecnología. Para luego de esto, comenzar a tener una relación
consciente con la tecnología, con nosotros mismos y con los demás.
Bibliografía
Dirección General de Desarrollo Curricular.
(2014). Libro de la educadora. México:
Dirección General de Materiales E Informática de la Subsecretaría de Educación
Básica de la Secretaría de Educación Pública.
VTR Internet Segura. (2015). Estudio
“Niños y Redes Sociales”. Mayo, 30 , 2015, de VTR Sitio web: www.vtrinternetsegura.cl
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