viernes, 23 de junio de 2017

“Por siempre en nuestros corazones y en nuestra constitución”

Aaron Betancourt Oróstica   
Técnico Universitario en Análisis Químico y Físico

Universidad de Santiago de Chile

A partir del 11 de septiembre de 1973, Chile comienza una transformación para poner en práctica el sistema neoliberal, por primera vez en todo el mundo. Este sistema fue impuesto a través de un golpe de estado, pasando por sobre el 36,3% de chilenos y por sobre la ratificación que realizó el parlamento para que Salvador Allende ejerciera la presidencia de Chile con su lema “vía chilena al socialismo”, Es decir, un día se nacionaliza el cobre, se estatiza la mayor parte de las empresas, aumentan las expropiaciones agrícolas, se fomenta la participación de los sectores populares, entre otras medidas para iniciar el socialismo en Chile; pero al otro día, por antojo de una minoría y del aplastante poder imperialista de Estados Unidos, usando como medio las fuerzas armadas, Chile comienza a ser una dictadura en donde no existe participación de los sectores populares, se cierra el congreso, y los comunistas se transforman en el enemigo interno al cual, al igual que en una guerra, había que matar. El rol del estado pasa a ser subsidiario, por lo que el apoyo va dirigido a las empresas y a las familias, se reduce el gasto fiscal, se reducen los empleados públicos, y por supuesto: se suprimen los obstáculos al libre mercado. En el contexto de una dictadura, en donde  estaban restringidas las principales libertades (expresión, prensa, imprenta, etc.) a Junta Militar designó arbitrariamente a los miembros de la llamada "Comisión de Estudios de la Nueva Constitución Política de la República de Chile" (CENC) con la misión de redactar un anteproyecto constitucional, y de esta forma perpetuar la ideología de un grupo referencial, y gracias a este libro[i], esa minoría nos heredó una constitución sorda, fruto del despotismo y el terror. Por consiguiente, en un Chile del 2017, donde podemos hablar con un vecino de nuestra posición política sin temer ser torturado o que el vecino nos deje de hablar por no pensar como él, podemos realizar críticas abiertas a nuestro sistema político: la educación, el sistema tributario, etc. Pero nos olvidamos, quizás por la falta de cultura, que todas las anteriores son herencia de la constitución de 1980, con reformas, sí, pero en su origen fue creada por los miembros que la junta  militar quería, a puertas cerradas (al pueblo) y todas las conversaciones de dichos miembros eran espiadas.  ¿Chile no  se da cuenta que fue desposeído de la soberanía popular y que eso repercute hasta la actualidad? 
Después de esta reflexión  ¿Podemos catalogar nuestra carta fundamental como un documento legítimo?
Al analizar la legitimidad de la constitución, el argumento más explícito históricamente es la carencia de democracia, aunque… ¿actualmente el pueblo podría participar activamente y ejercer su soberanía popular en una asamblea constituyente? Probablemente la participación de esta constitución no sería tan cercana y popular como suena, ya que la crearían expertos en leyes, políticos y también los empresarios influyentes. Pero aún el actual (y viejo) sistema político chileno sería libre y democrático, por lo tanto legítimo. Una frase referente muy importante que criticaba la legitimidad de la constitución fue “votar este proyecto de constitución ilegitimo en su origen, inconveniente en su texto (…) que seguramente será modificado en el curso de esta década y cuyo verdadero alcance y significado sólo se conocerá cuando se dicten las leyes orgánicas, es un caso de ciencia ficción o burla”[ii]. Como el ex presidente señaló, las reformas realizadas a la constitución no quitan el hecho de que un poder dictatorial se apoderó de la soberanía, del debate, de la información, de las libertades, de la dignidad, e incluso de las vidas de personas que se oponían al régimen.  Igual de vergonzoso fue el plebiscito por el cual Chile aprobó el nuevo texto constitucional en primer lugar por sus irregularidades[iii]; cuando el día de votación su esposa y su cuñada no pudieron ingresar a las urnas debido a que los militares le indicaban que la votación sería más tarde cada vez que iban, es decir, intervinieron para que no pudieran participar en el plebiscito. También había 3.000 agentes de inteligencia desplegados en los centros de votación durante el día, cumpliendo la orden de asegurar el triunfo del “SÍ” a la nueva constitución, esto lo reveló el ex agente de la DINA Joregelino Vergara. Si imaginamos que Chile aún vive en dictadura , al aplicar dichas condiciones a un hipotético plebiscito en la actualidad con un alto nivel de intimidación física y psicológica (también hipotético) sumado a la pobreza  cultural y de información que existe en la población actual y la baja participación o interés en la política institucional, puesto que sí manifiestan su opinión en marchas y otro tipo de expresiones al margen, en esta situación estaríamos igual de expuestos a aceptar una constitución sorda. Al realizar este ejercicio queda expuesto que el análisis del porqué se aprobó un plebiscito más allá de la represión, y que la sociedad actual está expuesta a que un poder minoritario nos domine debido a la falta de cultura ¿se necesita  represión hoy en día para conseguir mayoría? Probablemente basta la ignorancia.
En segundo lugar, se puede cuestionar la forma en que se redactan los derechos sociales más básicos, debido a que es insustancial; Un ejemplo evidente es el derecho a la educación que se limita a declarar que al estado le corresponde “otorgar especial protección al ejercicio de este derecho”[iv]. Esto también ocurre con la salud: “el estado protege el libre e igualitario acceso a las acciones de promoción, protección y recuperación de la salud”[v]. De esta forma el papel del estado se reduce a dar un libre “acceso” , sin especificar, ya que este “libro” quiso perpetuar los ideales del estado neoliberal y su rol subsidiario, por ende, abrió y abrirá las puertas al libre mercado, la privatización, lo que llaman “libertad”, que está condicionada por dos cosas. La primera condición “no te alcanza el dinero”: tienes libertad de ir a una clínica con el mejor especialista, pero no la tienes si no te alcanza el dinero, puedes estudiar en un colegio grande con los mejores profesores y buena educación, pero no puedes si no te alcanza el dinero para pagarlo. La segunda es el crédito, cuando “no te alcanza el dinero” tu única opción es usar el crédito: ‘¿eres pobre y quieres adquirir bienes? Usa el crédito, también apto para arribistas, consumistas e inversionistas y empresarios’. Esta última herencia es la más potente en la sociedad actual, porque con el fácil acceso que existe a los medios de comunicación masiva, es más fácil bombardear de publicidad (y de ignorancia) a la población.
En conclusión, la constitución de 1980 puede ser cuestionada por su origen ilegitimo, o quizás la crítica puede ir al atrevimiento de la junta militar de perpetuar sus ideales en una carta fundamental. Sin embargo, en la actualidad la población está muy desinteresada en la política y  en la institucionalidad, por lo que de una forma pacífica, está siendo manipulada a aceptar situaciones políticas vergonzosas, para permitir que pasen por encima de sus derechos, y para distraerlos de la crítica, puesto que es más entretenido y fácil consumir, ver televisión o hacer lo que la televisión dice, que reflexionar acerca de las injusticias de las cuales son testigo y que se siguen perpetuando en la historia de Chile. En este caso se discutió la constitución, que es el origen del resto de las leyes, sin embargo, hay muchos aspectos de la sociedad actual, que la población no se interesa en cambiar. Tampoco hay interés por opinar de política y eso si bien es a causa del consumismo y los medios de comunicación masiva, también se le atribuye a la dictadura militar, puesto que no podemos ignorar que por mucho tiempo, incluso antes de llegar al golpe de estado, Chile estaba polarizado, y posteriormente declarar tu ideología política podría significar tu muerte, por lo que la gente por el “bien común” y la “paz social” siempre ha evitado opinar de política.  Hace casi 44 años fue por la violencia física y represión de las libertades, pero actualmente un grupo minoritario continúa imponiendo sus ideales y logrando sus fines gracias a nuestra ignorancia manipulada, por lo que se puede concluir que mientras Chile sea un país sin opinión política -como se demuestra en las elecciones presidenciales- la junta militar estará por siempre en nuestros corazones, como una herida o con cariño para algunos, y estará por siempre en nuestra constitución.



[i] Constitución: ‘’Define todas las otras leyes, derechos y libertades de los ciudadanos y los poderes fundamentales de la organización política. ’’Diccionario de la  Real Academia Española
[ii] Eduardo Frei Montalva, teatro Caupolicán, 27 de agosto de 1980
[iii] como la que muestra  el documental de CNN INVESTIGA  llamado “la constitución de 1980 chile”
[iv] (art. 19 n°10)
[v] (art. 19,n°9)





No hay comentarios:

Publicar un comentario