Por Ana Bastías Chávez.
De todas las formas de
discriminación de las minorías en Chile, la más cruel es la segregación a
indígenas compatriotas y a extranjeros. En nuestra sociedad actual prima el
individualismo y la competencia, por lo cual puede sostenerse que en este país
existe el racismo y que éste va incrementando cada vez más de manera
significativa, considerando que las minorías tienen escasa representación en
los puestos de visibilidad en los trabajos, si es que con mucho esfuerzo logran
conseguir uno, ya que les es un impedimento su condición étnica, su aspecto
físico, su apellido, entre diversos factores, siendo víctimas muchas veces de
la ridiculización.
Una justificación rebuscada a esta
forma de desprecio e indiferencia que nos atañe o afecta, es la poca valoración
y falta de aprecio a la diversidad. A los indígenas chilenos debemos parte
importante de nuestra cultura, definida por la UNESCO como “el conjunto de
rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan
a una sociedad, y que abarca, además de las artes y las letras, los modos de
vida, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias”, entonces, resulta
difícil aceptar que la interacción entre culturas de un mismo territorio sea
tan retrógrada. Es por esto que debería de existir un contacto cercano con los
pueblos originarios de nuestro país, para aprender de ellos y aprender también
el concepto de integración; aceptar sus formas de ver el mundo, respetarlas y
valorarlas, partiendo por el hecho de que el etnocentrismo en Chile también
involucra a extranjeros, como lo es el caso de peruanos y recientemente de
colombianos que se han integrado a nuestro país, inmigración que genera en el
país un clima de tensión por las diferencias culturales que no siempre son
aceptadas por todos nosotros. Consecuencia de esto es que las víctimas del
racismo participen de una búsqueda permanente e insatisfecha de la dignidad.
Estamos en el siglo veintiuno y aún
podemos constatar con profunda tristeza que continúan las graves y sistemáticas
violaciones a los derechos inalienables de los pueblos indígenas, incluyendo
las de sus derechos humanos básicos. En algunos países existen pueblos en
peligro de extinción, y en otros, viven el impacto doloroso de los conflictos
armados como una expresión más de la intolerancia persistente. En muchos casos,
esta exacerbación del etnocentrismo llega incluso a la xenofobia, con formas de
discriminación que alcanzan hasta la violencia armada.
Según
un estudio de 1997, realizado por la Fundación Ideas y el Departamento de Sociología de la
Universidad de Chile, el 21.4% de los chilenos partícipes del estudio, opinan
que nuestro país está ubicado como “desarrollado” porque "no tenemos negros..."
Es de cuestionar este porcentaje de encuestados, debido a que el nivel de desarrollo
no tiene relación con la cantidad de aborígenes chilenos, ya que el índice de
estas personas sólo en la VI región alcanza el 12,4% de la población. El concepto
de desarrollo por esta vía está lejos de ser alcanzado y habla del escaso
desarrollo que como sociedad tenemos. Se puede pensar que una persona
discrimina a otra cuando necesita sentirse superior porque, en el fondo, se
siente devaluada física, social, económica o culturalmente. Cuando dice
"negro" refiriéndose a alguien con rasgos étnicos marcados, está
diciendo:- Por favor, no me confundan con él-.
Es
posible entender que en Chile no existen agentes políticos movilizadores de
actitudes racistas como los hay en Francia o en Austria, pero entonces el hecho
de discriminar adquiere un sentido únicamente personal. Se explica tal vez
porque los chilenos nos olvidamos de nuestro mestizaje, nos asumimos como
blancos y poseemos concepciones racistas. El prejuicio toma parte importante
porque generalmente el "cholo" o "indio" es para muchos
pestilente, holgazán, embaucador, violento, etc. Es por que como sociedad tenemos
una relación racial temerosa y al mismo tiempo hipócrita. La explicación: la
hipocresía se expresa en que cuando a los chilenos se nos pregunta si somos
racistas, decimos que no, que en este país todos somos iguales. Sin embargo,
cuando se analizan las conductas, surge en forma explícita el racismo. Y ésta
es sólo, la fría realidad.
En
síntesis y como alguna vez dijera Rigoberta Menchú Tum: "con toda firmeza
creo que el respeto a la diversidad es un pilar fundamental en la erradicación
del racismo, de la xenofobia y de la intolerancia. No hay excusa alguna para
evadir la responsabilidad de encontrar el camino más conveniente para eliminar
cualquier expresión de discriminación hacia los pueblos indígenas...". Debemos
coexistir, sin importarnos la raza ni el color de la piel. Qué importa si es
mapuche, aymara, isleño, peruano, colombiano... lo realmente importante es que
todos somos seres humanos y por consiguiente, poseemos los mismos derechos que
deben ser respetados ahora y siempre, empezando por uno mismo. La superación
del racismo se logra con la igualdad étnica principalmente. La poca información
es la base del racismo porque "la ignorancia sobre las culturas diferentes
es la madre de la discriminación", podríamos comenzar informándonos para
que el racismo en Chile no sea nunca más la fría realidad.
Referencias Bibliográficas
- ·
José Marti. "Mi raza." De
"Patria". Nueva York, 16 de abril de 1893. Obras Completas. Editorial
Pueblo y Educación. La Habana, 1976. Tomo 2. Páginas 298 a 300
- ·
Lelio Mármora. (6 de febrero de 2000).
Inmigrantes: señales de alerta e inacción. El clarín, 1, 10 y 11. mayo de 2015,
De http://www.cels.org.ar/common/documentos/informe_2001_cap_8.pdf Base de
datos.
- ·
Ley 19253 ESTABLECE NORMAS SOBRE
PROTECCION, FOMENTO Y NOTA DESARROLLO DE LOS INDIGENAS, Y CREA LA CORPORACION
NACIONAL DE DESARROLLO INDIGENA .5 de octubre de 1993.Biblioteca del Congreso
Nacional.http://www.conadi.gob.cl/documentos/LeyIndigena2010t.pdf
- · Rigoberta Menchú Tum. (mayo 1995). A pesar de todo avanzamos. Tercer mundo económico, N° 44, pág. 8 y 9. mayo de 2015, De http://www.redtercermundo.org.uy/tm_economico/texto_completo.php?id=1574 Base de datos.
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