Donación de órganos, por Ignacio Calderón
¿Si te
faltara un órgano? ¿Si fueras tú el que está en la lista de espera? ¿Si salvar
tu vida dependiera de la muerte de otra persona?
Un tema de gran interés
medico y social es la donación de órganos, la cual consiste en el hecho de de
dar un órgano, tejido o células de sí mismo a otra persona que lo necesita para
salvar su vida o mejorar su salud y calidad de vida.
Lamentablemente en Chile aún no tenemos una cultura que comprenda y practique la donación de órganos, no es difícil imaginar la grandes dificultades que conlleva conseguir un donador de órgano, considerando que en ocasiones solo hallar dadores de sangre tiene gran dificultad.
En el proceso de
donación se involucran aspectos médicos, sociales, psicológicos, éticos y
legales. Para que una donación se concrete se requiere necesariamente la
autorización de la persona ya sea donante en vida o ya fallecida. En el caso de
un donante que se encuentre viva se suele cuestionar que su calidad de vida
puede afectarse, pero también existe su real deseo de donar.
Como se trata de
una decisión voluntaria el ser o no ser donante, es de gran importancia comunicársela
a todas aquellas personas que necesiten saberlo.
Los órganos y
tejidos para trasplante pueden tener dos orígenes:
1. De un donador vivo se
pueden obtener: un riñón, un segmento o lóbulo del hígado, un segmento o lóbulo
de pulmón, sangre o precursores de la misma.
2. De un donador que ha
perdido la vida, dependiendo de las circunstancias de su muerte, se pueden
obtener órganos y tejidos. En caso de paro cardíaco se pueden obtener únicamente tejidos como las córneas y en algunos casos hueso y válvulas del
corazón. En caso de muerte encefálica se pueden obtener además de los tejidos
mencionados arriba, los siguientes órganos: corazón, ambos pulmones, ambos
riñones e hígado.
A pesar de ser un
acto de valor filantrópico, se le relaciona comúnmente con problemas ilegales e
inmorales como es el caso de tráfico de órganos. Sobre esto, los países participantes
en la Cumbre internacional sobre el turismo y tráfico de órganos llevada a cabo
en Estambul, Turquía del 30 de abril al 2 de mayo del 2008, estipularon en la Declaración
de Estambul lo siguiente: “El tráfico de
órganos es la obtención, transporte, transferencia, encubrimiento o recepción
de personas vivas o fallecidas o sus órganos mediante una amenaza, uso de la
fuerza u otras formas de coacción, secuestro, fraude, engaño o abuso de poder o
de posición vulnerable, o la entrega o recepción de pagos o beneficios por
parte un tercero para obtener el traspaso de control sobre el donante
potencial, dirigido a la explotación mediante la extracción de órganos para
trasplante.”
Pareciera que los testimonios de familias que
han decidido hacer público el dolor, la vida y la muerte han conmovido a
muchos, sin embargo no es condescendiente con las estadísticas irrefutables e
incuestionables que circulan hoy en Chile acerca de la donación de órganos,
pues son muchos los que mueren esperando uno y muchos otros que ante la posibilidad
de dar vida no lo hacen.
Si esta realidad fuera distinta en nuestro
país serían muchos quienes, al igual que Felipe Cruzat, seguirían viviendo con
casi total normalidad, pero lamentablemente no lo pueden hacer. Quizás es falta
de cultura, falta de información, indiferencia y egoísmo, pero además de esto
hay otra la razón que cada vez se hace más potente entre quienes manifiestan
libre y públicamente que no desean ser potenciales dadores de órganos, por el
miedo al eventual tráfico de órganos que pueda generarse por parte de médicos
inescrupulosos y personas con gran poder
adquisitivo.
Fuera de todo esto, yo me pregunto si vale la
pena tener miedo y privar de la vida a una persona que podría seguir
existiendo. Además, que mejor oportunidad de hacer de nuestra muerte algo
totalmente significativo, ya que una parte de nosotros seguirá existiendo en
otros; nuestro corazón puede seguir latiendo.
Puedo entender el miedo de muchos, pero
cuando detrás de una solidaria decisión como la de ser donante hay vida en
hasta siete personas, no veo razones suficientes para oponerme, menos aún
cuando el costo es nulo, porque la muerte del cuerpo es inminente y de nada
sirve ser exonerado del mundo terrenal con la totalidad de los órganos para convertirse
en polvo.
Es de esperar que las políticas públicas
sigan ayudando a la difusión de este tema tan importante, es de vital
importancia que la sociedad pueda informarse a consciencia para así decidir con
total claridad si desea ser donante o no. Afortunadamente con el pasar de los
años se ha visto la intención de generar una cultura para la donación de órganos,
como por ejemplo considerar a toda persona mayor de 18 años donante al menos
que manifieste lo contrario. También es una información que se puede incluir en
la cédula de identidad. Este concepto se conoce como "Donante universal" y está en la Ley de Trasplantes.
BIBLIOGRAFIA
http://web.minsal.cl/campana-donacion-organos/
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