martes, 5 de enero de 2016

Demencia senil, ¿qué tan preparados estamos para enfrentar esta pandemia?



Nos encontramos frente a un mundo moderno en el que la tecnología y medicina avanzan a pasos agigantados. Esto ha provocado que en las ultimas décadas la esperanza de vida en la población haya aumentado. Actualmente existen en el mundo cerca de 900 millones de personas que superan los 60 años de edad. Los ancianos constituyen una parte creciente de la población total, dado que además del aumento en la esperanza de vida se está produciendo una disminución en la taza de fertilidad en la mayoría de los países.
Si bien creemos que tener una mayor esperanza de vida es algo ventajoso, esta también trae consigo algunas desventajas al momento de envejecer, siendo un claro ejemplo el incremento significativo en el numero de personas que sufren demencia senil como el Alzheimer.
Para aquellos que desconozcan la definición de demencia senil, esta es la perdida o debilitamiento progresivo de las facultades mentales debido a la edad o a una enfermedad, y se caracteriza por trastornos en la memoria, en la capacidad de razonar y  en la conducta. El Alzheimer es la mas común de las demencias y representa el 50%-75% de todos los casos. Esta enfermedad destruye las células del cerebro y los nervios, produciendo interferencias entre los transmisores que llevan los mensajes, en especial en aquellos que son responsables de almacenar los recuerdos.
Desde una mirada mas subjetiva y personal, diría que el Alzheimer, es al comienzo, “recordar lo que olvidas”, luego “olvidar lo que recuerdas” y finalmente no es ni una ni la otra cosa, solo memorias desvencijadas, efímeras, ficticias.

Contextualizando respecto a la incidencia que tiene la demencia senil, se sabe de cifras observadas en  la actualidad que evidencian mas de 46,8 millones de personas que padecen de esta enfermedad alrededor del mundo y se estima que en el año 2015 aparecerán 9,9 millones de casos nuevos en todo el mundo, uno cada 3 segundos, y según las proyecciones para el año 2050 esta cifra se verá incrementada a 131,5 millones.
Me siento en libertad entonces, de decir que estamos frente a una verdadera pandemia de la que deberíamos temer puesto que todos envejeceremos. Por ello creo que es de gran importancia preguntarnos ¿que tan preparados estamos para enfrentarnos a esta enfermedad?
Se estima que a partir de los 65 años se empiezan a evidenciar los síntomas de esta enfermedad. En América del sur la mayor cantidad de personas que sufren de demencia senil diagnosticada se observan en los grupos etarios que van de los 75 a 80 años.
Hasta el momento nuestra sociedad no está bien instruida en el tema y por ello la mayoría desconoce como detectar los primeros síntomas, que según creo, son de gran importancia a la hora de evitar que la enfermedad se desencadene de una forma abrupta y poder controlarla del modo mas apacible que se pueda para así asegurar una mejor calidad de vida tanto en la persona que padece de demencia, como en las personas habitualmente familiares que las cuidan.
Para reaccionar a tiempo debemos estar atentos y prestar atención a síntomas que representan claros indicios de la enfermedad, como pérdida momentánea de memoria, desorientación, pérdida del control físico, inestabilidad emocional y depresión.
Cuando un especialista de la geriatría (área de la medicina que se ocupa de las enfermedades propias de la vejez) a diagnosticado a un paciente, entonces ya no existe vuelta atrás y hay que prepararse para los nuevos cambios que la persona comenzará a experimentar y de los efectos para su entorno.

Las tres etapas características que muestra el desarrollo de una demencia, son la demencia leve, durante la cual la persona nota deterioro en su memoria, en especial relacionada con acontecimientos recientes. Le puede resultar difícil concentrarse, pensar con fluidez y tomar decisiones. Se sienten desconcertados, inquietos y tristes. Están mas irritados y se ponen a la defensiva cuando se sienten atacados.
Luego tenemos la demencia moderada donde la persona sufre de perdida de memoria grave, conservan solo recuerdos antiguos, no recuerdan acontecimientos reciente o los olvidan rápidamente. Desarrollan creencias de sucesos falsos.
Por ultimo observamos al demencia grave donde la persona sufre una perdida completa de la memoria, no reconoce a sus familiares mas cercanos. Tienen dificultades para hablar, pueden permanecer inactivos o a veces son verbal o físicamente agresivos, no pueden controlar sus movimientos físicos y pueden sufrir de incontinencia. En este ultimo caso, la persona depende totalmente de alguien que puede ser un familiar o una persona capacitada para cuidar ancianos. En la mayoría de los casos donde un familiar es el encargado, este se ve afectado tanto física como psicológicamente al punto de suprimir su personalidad, sufrir de depresión y angustia, lo que lo obliga finalmente a dejar al enfermo a disposición de un cuidador especializado. En  el caso de no contar con el dinero para pagar servicios especiales existen centros especializados, como asilos, donde acogen a personas que sufren de demencias. Se podría decir que gran parte de ellos no cumplen con las condiciones adecuadas, y pueden tener problemas de higiene, requerimientos de las necesidades medicas  no cubiertas y cuidadores o “ especialistas” sin la formación y la paciencia que se requiere.
Creo que hasta el momento no estamos preparados para enfrentarnos a esta pandemia que nos acecha, pues una suma negativa de hechos nos muestra que la renta que reciben los adultos mayores no cubre el costo de los remedios que requieren los tratamientos, las demencias no están cubiertas por el auge y los sistemas de asistencia medicas que existen no prestan ayuda a personas que sufren de demencia senil ni a sus familias cuidadores y donde existe es muy limitada y sectorizada.
En resumen, en nuestro país la demencia senil no está considerada como una prioridad sanitaria, por lo cual existen pocos o nulos fondos predestinados a tratamientos para la demencia .
Nuestra población envejece de una forma acelerada y la esperanza de vida es mayor. Tarde o temprano nuestro cabello se decolorará, nuestra piel perderá su elasticidad y de apoco comenzaremos a perder vitalidad y no se percibe que en el corto tiempo la demencia senil sea preocupación de salud publica. Es de extrema importancia entonces, tomar cartas sobre el asunto emplazando a que esta enfermedad sea reconocida por sus impactos tanto en numero como en efectos y se transforme en una prioridad urgente que permita que el envejecimiento sea un proceso que ocurra con dignidad.  

por Camila Guerrero.

Bibliografía: Alzheimer’s Disease International(ADI),Londres.  Recuperado el 27 de Diciembre de 2015 en http://www.alz.co.uk/research/world-report-2015


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