jueves, 23 de noviembre de 2017

Transposición Didáctica


PABLO ANDRÉS TORRES CHÁVEZ
INGENIERÍA  MATEMÁTICA

La formación de profesionales con el perfil que se exige en la actualidad, está relacionado con la calidad de la educación en el nivel superior, por lo cual los aspectos que contribuyen a lograr una sólida formación profesional son la comprensión y el aprendizaje significativo del tema por lo que es indispensable la capacidad de transformación del saber científico o saber sabio en un saber posible de ser enseñado, a lo que  Chevallard denomina transposición didáctica.
Esta herramienta educacional es indispensable hoy en día para lograr el perfil anhelado en los egresados para lo cual el docente de educación superior debe caracterizarse por ser poseedor de una serie de competencias, entre ellas, la capacidad de transposición didáctica.
Tradicionalmente, el ejercicio del docente universitario ha estado fundamentado en la trasmisión de un contenido, saber sabio, en donde predomina la formación profesional en el desarrollo académico y científico en un área determinada del saber y no en un saber pedagógico ni didáctico, por lo que se hace necesaria una buena formación académica de los docentes, en los nuevos campos de la educación (2).
Por lo tanto es importante preguntarse ¿Qué papel juega la transposición didáctica en la población actual de forma de integrar los contenidos del saber y los métodos de enseñanza en la educación superior?, ¿Cómo es posible la traducción del saber sabio al saber enseñado en la educación superior?

El Rol que Juega la Transposición Didáctica en la Formación de Profesionales
La transposición didáctica como conceptos, remite del saber sabio o intelectual al saber enseñando, es decir, los elementos del saber sabio, de alguna manera se van adaptando al saber enseñado, conservando la distancia que lo separa. Este es el rol que cumple la didáctica, en cuanto al saber enseñado, por medio del docente.
Este modo de entender la transposición didáctica, nos permite pensar que la práctica docente, no sólo se centra en los contenidos que se  entregan, sino más bien en cómo estos mismos contenidos pueden ser enseñados a los estudiantes, para favorecer los aprendizajes. Esto requiere de un conocimiento pedagógico y didáctico de parte del docente. En otras palabras, es el docente el principal actor para que la transposición didáctica se logre adecuadamente en los campos educacionales, ya sea escolar o universitario. Esto le permite al docente tomar parte activa en el proceso de enseñanza aprendizaje. Este proceso es sumamente importante, ya que si los estudiantes logran aprender lo que se les enseña, sus competencias serán óptimas en los centros donde se desempeñe profesionalmente. Servir a la sociedad es una tarea de alta responsabilidad, por lo tanto el desempeño profesional de un egresado depende en gran medida de los estudios adquiridos en las Universidades. En este sentido, el papel que juega la transposición didáctica en los estudios superiores es lograr una dialéctica en la lógica del estudiante con la lógica de la ciencia.
Desde esta perspectiva, es evidente entonces que la didáctica plantee un problema que debe ser abordado desde la formación misma de los docentes, para poder traducir la enseñanza desde un saber sabio a un saber enseñado.
¿Cómo lograr esta traducción?
Si analizamos lo que dijo Chevallard 1991, es que la responsabilidad del profesor es transformar el saber sabio, en saber enseñado, con el fin que los estudiantes puedan entender ese lenguaje y puedan apropiarse de este conocimiento. Sin embargo, no se trata de un simple cambio o en tratar de acomodar los contenidos, sino como lo plantea Klafki (citado por Runge, 2007, p. 8), para este pedagogo Alemán, la didáctica es el resultado de un proceso hermenéutico que presupone la comprensión y la capacidad de transmitir, es decir, el maestro se debe apropiar de un contenido de tal manera que reconozca en él lo significativo y pueda transmitirlo, con el fin de que, a partir de esa mediación, tenga lugar el proceso formativo. (Klafki, citado por Runge, 2007, p 4).
Pero, por otra parte, si nos quedamos sólo en la transmisión de los significados, corremos el riesgo de quedarnos en un plano pasivo de los estudiantes, quedándonos en el plano de los contenidos, aspecto que ha sido abordado anteriormente. Por lo tanto, se hace necesario agregar otro elemento que nos ayudaría  a hacer más dinámica esta transposición de contenidos, que es  la “comunicación”. La comunicación tiene inmersa la conversación o el diálogo como un medio para llegar a acuerdos en los significados de la cosas. En este contexto educativo, las cosas serían los saberes como objeto de enseñanza.
Para Gadamer, la traducción de los saberes es posible a través de la expresión: “Igual que la conversación, la interpretación es un circulo encerrado en la dialéctica de pregunta y respuesta”. Pero también, afirma que “todo saber pasa por la pregunta y más adelante expresa “el saber es fundamentalmente dialéctico. Sólo puede poseer algún saber el que tiene preguntas”.
Entonces, la tarea de la didáctica es buscar el contenido formativo, del saber sabio, por medio de la hermenéutica, para hacerla compresibles para los estudiantes, logrando una fusión de horizontes (González, 2006, p. 42). “Comprender es siempre el proceso de fusión de horizontes: el del pasado y el del presente, los horizontes propio del intérprete y los horizonte de aquellos que se pretende interpretar, dos conciencias situadas en distintos puntos de la historia, es la eficacia de la distancia, la proximidad de lo lejano, la tensión entre el otro y lo propio, lo extraño se hace propio, es el modelo de la traducción”.
En el campo universitario, este método de enseñanza o saber enseñado (didáctica), se ha dejado de lado en el ejercicio docente, puesto que se ha enfocado más  en transmitir los contenidos de cada asignatura de acuerdo a la experiencia académica y científica de cada profesional.  Es aquí el desafío de la formación pedagógica del docente para que tome parte activa en el proceso de enseñanza, no solo seleccionando los contenidos que va a enseñar, sino reflexionando sobre la manera de enseñarlos.
En conclusión, el rol del docente hoy, tiene un escenario mucho más exigente que lo lleva a una renovación constante de su quehacer pedagógico. En este sentido, la didáctica como disciplina pedagógica, es esencial en el rol del educador, donde está presente la integridad de la persona y su entorno social y cultural. Es en esta realidad donde se juega la competencia del docente, como transformador de la cultura y transmisor de los saberes como objeto de enseñanza, que es el rol que juega la transposición didáctica, lo cual es el tema que he abordado a lo largo de este  ensayo.
Para esto es importante tener en cuenta los siguientes aspectos:
La transposición didáctica, como método de enseñanza, es fundamental para transmitir el saber sabio al saber enseñado como lenguaje adecuado de comunicación en el proceso de enseñanza aprendizaje.
La transposición didáctica tiene un rol y una relación directa con el rendimiento académico y, formativo de los estudiantes al finalizar su proceso de formación profesional y sus competencias.
La constante instrucción del docente en los temas pedagógicos y didácticos darían lugar a un profesional con las competencias requeridas para acompañar a un grupo de estudiantes  en su constante aprendizaje académico y proyectarlos a los desafíos en sus campos profesionales. 
BIBLIOGRAFÍA
1.-  Chevallard, Y. La transposición didáctica: del saber sabio al saber enseñado. Argentina: Aique Grupo Editor S.A., 1991.
2.- Grisales-Franco, L y González-Agudelo, E (2009). El saber y el saber enseñado: un problema para la didáctica universitaria. Revista Educación y Educadores, 12(2), 77-86.
3.- Candela, H (2012). Investigación referente a la relación entre la trasposición didáctica y el rendimiento académico. Investigación Educativa Vol 16 nº 29, 125 -132.
4.- Gómez, M (2005). La transposición Didáctica: Historia de un concepto. Revista Latinoamericana de Estudio Educativo-. Vol 1, 83-115.

5.- Medina Rivilla, A. y Salvador Mata, F. Didáctica General. España, Prentice Hall 2003.

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