miércoles, 15 de noviembre de 2017

La pena de muerte en la práctica puede convertirse en una auténtica justicia

La pena de muerte en la práctica puede convertirse en una auténtica justicia
La pena de muerte es un tema que debido a nuestras concepciones sociales polarizadas ha sido siempre razón de debate. En el contexto de Chile esta pena de muerte fue derogada en 2001 por la Ley Nº 19.734, durante el gobierno de Ricardo Lagos y reemplazado por presidio perpetuo.  Una explicación en simples palabras, la pena de muerte es el castigo por la que el culpable de un delito debe ser ejecutado. Por nuestro lado quienes estamos a favor de esta práctica argumentamos entre otras cosas, la influencia en las personas al disuadirle de cometer crímenes y así proteger a las personas que llevan una vida honesta y tranquila, que aportan su grano de arena en la sociedad en la que vivimos.
La pena de muerta existe desde hace mucho tiempo en nuestra sociedad, y se sustenta incluso en dogmas religiosos, cuya máxima expresión se encuentra en el Antiguo Testamento, como puede ser en la ley de Talión:
17º “El que le quite la vida a otro ser humano será condenado a muerte. 19º Al que lesione a su prójimo se le infligirá el mismo daño que haya causado; 20º fractura por fractura, ojo por ojo, diente por diente. Sufrirá en carne propia el mismo daño que haya causado” (Levítica 24:17-19-20)
Otro pilar que apoya la pena de muerte es la de seguridad colectiva, ya que un criminal muerto no podrá cometer un crimen, y dado que está muerto, desde una perspectiva económica, se reduciría el gasto en la cárcel con comida, cama, vigilancia, etc.
Un filósofo de la ilustración escribió en unos de sus libros: “No existe equivalencia entre una vida, por penosa que sea, y la muerte; por tanto, tampoco hay igualdad entre el crimen y la represalia, si no es matando al culpable por disposición judicial” (Immnuel Kant)
Una postura opuesta a esta, habla sobre que la cárcel cambia a las personas, si bien puede darse el caso, ya que, según un estudio del Congreso Nacional de Investigación sobre Violencia y Delincuencia, organizado por Paz Ciudadana y 9 universidades manifiesta que el 65% de los presos reincidentes vuelve a la cárcel, es decir las personas no aprenden su lección dándole el lujo de redimirse y volver a ser un ciudadano que avance con la sociedad. Si bien hay un 35% que no vuelve a la cárcel, esto no cambia el hecho de que ya haya cometido un delito, esta persona debía tener en cuenta la gravedad de hacerlo y las consecuencias a las que se vería expuesto.
Claro un tema muy importante que se debe tener en cuenta es el peso del delito, ya que, si es un delito menor, este entra en la jurisdicción actual. Otro tema es del provecho o el mal uso de esta ley ya que personas con poder podrían, hacer involucrar a personas para así deshacerse de ellas legalmente, por ello para que la pena de muerte sea segura y confiable, se debe realizar un juicio extremadamente meticuloso a la hora de sentenciar esta y así darle fin a la vida del acusado.
En una época donde la tecnología domina el mundo, en la televisión cada día en las noticias podemos ver el reflejo de las actitudes criminales que afectan a nuestro país, donde la mayor parte de las noticias se enfocan en asesinatos y robos, en los cuales la televisión da un pequeño momento para que la familia afectada, si este es un asesinato, pueda hablar frente a la cámara, diciendo o dando a entender que se haga justicia, pero en la gran mayoría de casos esto no sucede, ya que estos criminales pueden ser liberados y ser puestos en libertad o simplemente tener una pequeña visita a la cárcel, es decir la justicia que exigía la familia no fue entregada, y los televidentes al ver esto sienten miedo, su sistema judicial no está funcionando. Además, los allegados de la víctima, en el caso de un asesinato, obtendrá la una justicia justa al terminar con la vida del asesino. Es decir, o dicho de otro modo, al aplicar una pena de muerte, se estaría limpiando la sociedad de las personas que no aprueban vivir en sociedad, mientras que las personas honestas, amables y trabajadoras podrán vivir tranquilas ya que las están protegiendo, mientras las personas que se nieguen a ser de esta, serán las únicas personas que deberán vivir con miedo de perder la vida, y así, solo entonces, el mundo podrá avanzar en la dirección correcta. Si bien es una postura extremista de algún modo, la gente que de verdad vivirá con miedo no serán las buenas personas solo las personas que rompan con lo moralmente correcto en nuestra sociedad en la todos nosotros nos desenvolvemos en nuestra vida.
Felipe Vera
Ingeniería estadística

Universidad de Santiago de Chile

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