La pena de muerte en la práctica puede
convertirse en una auténtica justicia
La pena de muerte es un
tema que debido a nuestras concepciones sociales polarizadas ha sido siempre
razón de debate. En el contexto de Chile esta pena de muerte fue derogada en
2001 por la Ley Nº 19.734, durante el gobierno de Ricardo Lagos y reemplazado
por presidio perpetuo. Una explicación
en simples palabras, la pena de muerte es el castigo por la que el culpable de
un delito debe ser ejecutado. Por nuestro lado quienes estamos a favor de esta
práctica argumentamos entre otras cosas, la influencia en las personas al
disuadirle de cometer crímenes y así proteger a las personas que llevan una
vida honesta y tranquila, que aportan su grano de arena en la sociedad en la
que vivimos.
La pena de muerta existe
desde hace mucho tiempo en nuestra sociedad, y se sustenta incluso en dogmas
religiosos, cuya máxima expresión se encuentra en el Antiguo Testamento, como
puede ser en la ley de Talión:
17º
“El
que le quite la vida a otro ser humano será condenado a muerte. 19º Al que lesione a su prójimo se le
infligirá el mismo daño que haya causado; 20º
fractura por fractura, ojo por ojo, diente por diente. Sufrirá en carne propia
el mismo daño que haya causado” (Levítica 24:17-19-20)
Otro pilar que apoya la
pena de muerte es la de seguridad colectiva, ya que un criminal muerto no podrá
cometer un crimen, y dado que está muerto, desde una perspectiva económica, se
reduciría el gasto en la cárcel con comida, cama, vigilancia, etc.
Un filósofo de la
ilustración escribió en unos de sus libros: “No existe equivalencia entre una
vida, por penosa que sea, y la muerte; por tanto, tampoco hay igualdad entre el
crimen y la represalia, si no es matando al culpable por disposición judicial” (Immnuel
Kant)
Una postura opuesta a
esta, habla sobre que la cárcel cambia a las personas, si bien puede darse el
caso, ya que, según un estudio del Congreso Nacional de Investigación sobre
Violencia y Delincuencia, organizado por Paz Ciudadana y 9 universidades
manifiesta que el 65% de los presos reincidentes vuelve a la cárcel, es decir
las personas no aprenden su lección dándole el lujo de redimirse y volver a ser
un ciudadano que avance con la sociedad. Si bien hay un 35% que no vuelve a la
cárcel, esto no cambia el hecho de que ya haya cometido un delito, esta persona debía
tener en cuenta la gravedad de hacerlo y las consecuencias a las que se vería
expuesto.
Claro un tema muy
importante que se debe tener en cuenta es el peso del delito, ya que, si es un delito
menor, este entra en la jurisdicción actual. Otro tema es del provecho o el mal
uso de esta ley ya que personas con poder podrían, hacer involucrar a personas
para así deshacerse de ellas legalmente, por ello para que la pena de muerte
sea segura y confiable, se debe realizar un juicio extremadamente meticuloso a
la hora de sentenciar esta y así darle fin a la vida del acusado.
En una época donde la
tecnología domina el mundo, en la televisión cada día en las noticias podemos
ver el reflejo de las actitudes criminales que afectan a nuestro país, donde la
mayor parte de las noticias se enfocan en asesinatos y robos, en los cuales la
televisión da un pequeño momento para que la familia afectada, si este es un
asesinato, pueda hablar frente a la cámara, diciendo o dando a entender que se
haga justicia, pero en la gran mayoría de casos esto no sucede, ya que estos
criminales pueden ser liberados y ser puestos en libertad o simplemente tener
una pequeña visita a la cárcel, es decir la justicia que exigía la familia no
fue entregada, y los televidentes al ver esto sienten miedo, su sistema
judicial no está funcionando. Además, los allegados de la víctima, en el caso
de un asesinato, obtendrá la una justicia justa al terminar con la vida del
asesino. Es decir, o dicho de otro modo, al aplicar una pena de muerte, se
estaría limpiando la sociedad de las personas que no aprueban vivir en sociedad, mientras que las personas honestas, amables y trabajadoras podrán
vivir tranquilas ya que las están protegiendo, mientras las personas que se
nieguen a ser de esta, serán las únicas personas que deberán vivir con
miedo de perder la vida, y así, solo entonces, el mundo podrá avanzar en la
dirección correcta. Si bien es una postura extremista de algún modo, la gente
que de verdad vivirá con miedo no serán las buenas personas solo las personas
que rompan con lo moralmente correcto en nuestra sociedad en la todos nosotros
nos desenvolvemos en nuestra vida.
Felipe
Vera
Ingeniería
estadística
Universidad
de Santiago de Chile
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