jueves, 9 de enero de 2020

TAMBIÉN EXISTIMOS


Bárbara Martínez Veas
Ingeniería Estadística
La sociedad chilena sigue estancada con el pensamiento de “selección natural” basado en la competitividad y la rivalidad entre pares donde solo los mejores capacitados serán los ganadores al final. Por lo tanto, encajar en un mundo donde las personas solo se basan en lo superficial y expresan su frialdad al mirar a su alrededor demuestra que el ser humano se ha visto corrompido por el dinero y el poder.
Cuando observamos la realidad dentro de la utopía de nuestro cuerpo y mente se nos olvida mirar hacia el lado. No recordamos que la normalidad no corre para todos y que aquel concepto no queda fuera de polémica. Por esto, el presente ensayo tendrá la finalidad de demostrar que la discapacidad es el punto de inflexión en la vida de la persona y de su entorno, que no debe quedar a la deriva debe ser aprendido para el bienestar social y personal.   
Comenzando la Real Academia Española de la Lengua  define “normal” como “Dicho de una cosa: Que por su naturaleza, forma o magnitud se ajusta a ciertas normas fijadas de antemano”( RAE, 2019), siendo una definición excluyente donde las personas discapacitadas quedan aisladas de los parámetros supuestamente fundamentales de la sociedad en la que vivimos resultándoles complejo adaptarse, tratando de pertenecer a un lugar, adquiriendo nuevas habilidades y nuevos conocimientos,  olvidándonos de lo más importante que es adquirir nuevos valores y crecer interiormente. Las personas discapacitadas usualmente se llevan la parte más inhumana de la humanidad.
Específicamente la discriminación que viven las personas discapacitadas en la sociedad es pan de cada día. Por otra parte, no hay que omitir la discriminación de las diversas instituciones que se encuentran ajenas a los cuidados que se deben tener con todos ellos para que se sientan acogidos por el entorno y puedan realizar su vida sin tener miedo de accidentes por falta de conocimientos y de recursos. A raíz de esto, surgen interrogantes como ¿Los colegios poseen las condiciones necesarias para que pueda desarrollarse con normalidad y se sientan seguros en el establecimiento?, también ¿Las calles están hechas para personas en silla de ruedas, con bastón, por citar algunos?  
La respuesta es simple, la sociedad actual chilena tiene bastantes carencias, que no pueden ser solucionadas todas al mismo tiempo, las personas que suelen tener cierto grado de discapacidad se convierten en una de las voces menos escuchadas por las autoridades, su familia se convierte en el principal refugio, el apoyo psicológico y monetario son de suma importancia para que esa persona pueda salir adelante por como son tratados en el día a día por un contexto limitante hacia ellos.
Además cuando la persona nace con algún grado de discapacidad, mental o física, su vida y desenvolverse en esta será un reto que tendrá que enfrentar todos los días, el impacto que tendrá en la vida de su familia será irreversible, le traerá una nueva forma de percibir la vida, nuevos valores como la protección.
Aquella muchas veces suele ser un arma de doble filo metafóricamente hablando, ya que la sobreprotección es un extremo, porque estamos limitando a la persona a desarrollarse como individuo y que sea alguien independiente, pero no podemos culpar a los familiares o seres queridos que quieren lo mejor para ellos.
¿Pero qué sucede cuando se habla de independencia? Las personas discapacitadas suelen sentirse desprotegidos por su entorno lo que deriva a la falta de seguridad que este tiene porque no cuenta con las herramientas para que aquellos se puedan desenvolver cómodamente y con autonomía sin tener la necesidad de pedir ayuda. Un caso recurrente es cuando una persona con silla de ruedas desea subir a una micro, debe gritar por una de las puertas traseras para que los pasajeros puedan bajar la rampla, o cuando este transporte va lleno y su silla no puede ingresar, la persona termina sintiéndose mal y es frustrante enfrentar este tipo de situaciones a diario.
También muchas personas que se denominan normales, ocupan el o los asientos preferenciales que posee el metro que lo deberían usar las personas con bastón o con algún tipo de lesión, este es un aprovechamiento y falta de empatía característica de la sociedad, estos deben pedir el asiento cuando no sería necesario si viéramos más allá de nuestra burbuja y fuéramos respetuosos con las diferentes capacidades que tenemos. Se debe imaginar todo el peso emocional que cargan estas personas día a día, es una mochila llena de faltas de respeto, todo lo que deben aguantar por falta de empatía y conocimientos porque estamos hablando de una sociedad chilena retrasada para ellos puesto que no somos capaces de ver el dolor ajeno.
Todo este peso lo cargan todos los días, no les permite vivir una vida a gusto, deben luchar contra las irresponsabilidades del sistema. Lo mencionado anteriormente hace que los discapacitados se sientan desprotegidos y aislados de la población. Para esto es necesaria una reestructuración con conciencia social basado en sus necesidades para que se puedan sentir escuchados, sean una voz respetable y considerada en el país, y no un tema fantasma que queda ausente a la hora de ordenar y organizar las demandas sociales, es urgente el cambio para que estas personas sean rostros visibles.
Por otra parte, tenemos el gasto económico que significa tener una discapacidad en Chile, ya que muchas veces hay que costear particularmente los gastos que son de difícil acceso. Es un gran impacto en la vida de la familia, que involucra terapias, tratamientos, consultas a médicos, exámenes, seguimiento; y viendo que la medicina tradicional no produce ningún efecto, se prueba con la medicina alternativa, que implica otro gasto. Se debe buscar una solución incorporando e informándose de muchas enfermedades y discapacidades  para que estas puedan ser agregadas a un plan de salud que ayude a las familias, adaptándose a las necesidades que estas tienen.
A raíz de esto, surge un concepto que debe ser tratado por la salud que es la “rehabilitación” que es el camino que deben seguir las personas que tienen algún tipo de discapacidad para poder ir mejorando, tocando aspectos psicológicos, biológicos y sociales para lograr la anhelada integración. Esta contiene diversas prestaciones clínicas terapéuticas como ortopedia, fisioterapia, terapia ocupacional, cirugías, etc; correspondientes a las diferentes discapacidades existentes. Aunque con el paso del tiempo, la rehabilitación en Chile ha mejorado porque existen instituciones dedicadas a eso, aun no se puede generalizar porque falta una mayor cobertura y adaptación.
Por otro lado, no se puede hablar solo de la discriminación e injusticias hacia ellos en la calle y en sus contextos sino que también se ejercen y se pueden visualizar a la hora de que los discapacitados van a pedir trabajo. Existen cifras relevantes que no hay que dejar de lado, por esto en el diario La Tercera se publico una noticia en el año 2019 que habla de esta división, la cual se titula “La paradoja de la discapacidad: Chile tiene más mujeres en esta condición, pero los hombres las duplican en inserción laboral” que trata el testimonio de una mujer llamada Paulina Bravo que a los 24 años era estudiante de derecho que perdió la vista al enfermarse de rinitis pigmentosa, pero a pesar de esto decidió terminar su carrera con todo lo que esto implicaba a través del braille que aprendió desde muy pequeña. Pero al egresar tuvo que afrontar otro problema, el salir a trabajar, donde para conseguir su trabajo deseado tuvo que esperar varios años, al fin logro entrar al Sename y desempeñarse en la Unidad de Protección de los Derechos de la Infancia, aunque a pesar de la espera, esta no guarda buenos recuerdos sino que tuvo varios problemas y termino renunciando.
Con este relato queda en evidencia las problemáticas que llevan las personas discapacitadas, el área laboral resulta una de las más injustas tal como se refleja a continuación: “En Chile, según el último Estudio Nacional de Discapacidad (2015), hay 2.606.914 personas con algún tipo de discapacidad, lo que equivale a cerca del 20% de la población. De esa cifra, el 64,3% corresponde al género femenino  y un 35,7% al masculino. Sin embargo, a pesar de que en la suma total las mujeres con discapacidad son más, el campo laboral lo lideran los hombres. (…)  “El tener discapacidad ya es una condición de vulnerabilidad, pero además se suma el hecho de ser mujer”, cuenta. Y agrega que “hay una visión de creer que las mujeres discapacitadas pueden tener menos competencia y no han accedido a educación al igual que los hombres. Es una cosa más sociocultural” (Eva luna Chekh, 2019). Esto explica que las personas discapacitadas quedan apartes del sistema impuesto, aquel que aparte de segregar, asume las capacidades que tienen las mujeres, como que no pueden hacer los mismos trabajos que los hombres debido a la educación que recibieron y a esto hay que sumarle la etiqueta de discapacitados.
Es muy difícil tener un trabajo y cierta estabilidad cuando son tantos los prejuicios, que además de estar equivocados, nos hablan de una parte de la sociedad chilena ignorante en pleno siglo XXI, y esto es gracias a la falta de información y conocimiento, por colocar etiquetas y creer en la superficialidad, aquella que nos ha destruido durante siglos, y que lo sigue haciendo hasta la actualidad.
Para finalizar, la discapacidad tiene que ser vista por todos, no hay que dejarlos de lado por su “condición” ya que tienen derechos y voz que necesita ser escuchada por las autoridades para lograr cambios y tener una vida digna sin malos comentarios, sin falta de tolerancia y empatía. Una de las peores sensaciones es sentirse incomprendido y perdido. Para todos la vida en ocasiones se vuelve más difícil de llevar, pongámonos un segundo en el lugar del otro e imaginemos tener una discapacidad tanto física como mental en Chile, es muy duro, las divisiones, el soportar miradas que no deberían porque ocurrir, nadie es normal y no todos cumplimos con la utopía que desea la sociedad. Ser diferente y ser especial no debe ser objeto de discriminación, sino de ser escuchados.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
·       Chekh, E. L. (2019, 7 junio). La paradoja de la discapacidad: Chile tiene más mujeres en esta condición, pero los hombres las duplican en inserción laboral [Periódico]. Recuperado de https://www.latercera.com/nacional/noticia/la-paradoja-la-discapacidad-chile-mas-mujeres-esta-condicion-los-hombres-las-duplican-insercion-laboral/688667/
·       Navarrete, M. J. (2019, 12 julio). Discapacidad lidera denuncias por discriminación hechas en 2018 [Periódico]. Recuperado de https://www.latercera.com/nacional/noticia/discapacidad-lidera-denuncias-discriminacion-hechas-2018/738102/
·       Real Academia Española. (2019). Normal. En Diccionario de la lengua española (23.ª edición). Recuperado de https://dle.rae.es/?w=normal el 28 de diciembre.
·       Servicio Nacional de la Discapacidad, (2015). II ESTUDIO NACIONAL DE LA DISCAPACIDAD EN CHILE.

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