miércoles, 8 de enero de 2020

El método inductivo en problemas, una visión desde David Hume


Alan Vivar Yancas – Ingeniería Estadística

¿Están debidamente justificadas aquellas creencias que formamos sobre la base del método inductivo? ¿Qué sostendría Hume al respecto?

En el presente ensayo abordaré el problema de la inducción en David Hume, para esto primero describiré cual es aquel problema, es decir, el conflicto que ve el filósofo acerca de nuestras creencias de hecho y sobre el futuro, como es que nosotros formulamos creencias de lo no observado a partir de lo observado. En segundo lugar expondré una interpretación de Hume con respecto a este tópico, la posición escéptica.

El problema de la inducción

Es relevante dar cuenta que para Hume lo importante no son tanto nuestras creencias de tipo deductiva, es decir, aquellas que provienen solo de actividades mentales internas, las cuales para poder realizar no es necesario recurrir a la experiencia, sino, que para él lo importante en el ámbito de la epistemología son nuestras creencias de hecho, estas son las que surgen a partir de la experiencia sensible, esto es, aquellas creencias que surgen a partir de nuestros sentidos. Esto pone ya de relieve que para el filósofo anglosajón lo importante en el ámbito de la epistemología no son nuestros razonamientos abstractos sino más bien aquellos que provienen del contacto con las cosas concretas. 
 
Dada la posición anteriormente expuesta lo que preocupa a Hume es ¿cuál es nuestra certeza acerca de la naturaleza de nuestras creencias con respecto al futuro y lo no observado, y por ende creer que hay algo en un futuro que no es observable? Esta preocupación acerca de cuál es la justificación que tenemos para creer que nuestras experiencias fundadas en un pasado recordado y un presente observable nos dan seguridad acerca de un futuro no observado y por ende incapaz de generar un recuerdo.

Para poder explicar mejor lo anteriormente escrito, es importante tener en cuenta la diferencia sustancial que hay entre las inferencias de tipo deductiva que están regidas de forma estricta por la necesidad de justificación según las leyes de la lógica, donde prima de manera fundamental el principio de no contradicción para que la inferencia o conclusión tenga validez, en contrapartida con esto están las inferencias de hecho, las cuales no se rigen según las leyes de la lógica, sino según la causalidad, esto provoca que  la deducción lógica de un evento de tipo A tendrá como implicación un evento de tipo B y esto pueda ser negado, es decir, que puede tener como efecto que su contrario sea factible, esto nos da a entender que en las inferencias de hecho la contradicción es posible y pensable sin caer en una incoherencia o contradicción.  

Para continuar con este punto hay que tener en cuenta que, las inferencias deductivas tienen como principio: que al afirmar la premisa i y la premisa ii se tiene que afirmar necesariamente la conclusión que se desprenda de ella, pero en las inferencias de hecho no es así, ya que se pueden dar casos en donde la afirmación de las premisas pueda llevar perfectamente a una negación en la conclusión, como por ejemplo:
            Inferencia deductiva                                      Inferencia de hecho
(i)                 O es de noche o es de día                 (i) Hay una piedra golpeando un vidrio
(ii)               No es de noche                                 (ii) Por ende, la piedra romperá el vidrio
(iii)             Por lo tanto es de día            

Como se puede apreciar la primera inferencia no puede negar su conclusión, pero la segunda si, ya que es perfectamente posible que suceda que la piedra no rompa el vidrio al golpearlo. Esto genera que nuestras inferencias acerca del futuro y lo no observado  sean completamente frágiles a la hora de poder hacer pronósticos, ante esto Hume responde que la causalidad natural (aquella que nos hace proyectar el futuro a partir de percepciones presentes en la mente), es la que nos permite proyectarnos hacia el futuro basados fundamentalmente en un criterio de semejanza, esto quiere decir, que a partir de una conjunción de hechos similares y constantes en el pasado se puede hacer una proyección confiable acerca del futuro no observado, solo las percepciones que en el presente se hacen similares a percepciones mentales del pasado hace que se pueda proyectar el futuro.

A partir de lo anteriormente dicho cabe decir que para Hume el ejemplo de la inferencia de hecho no es suficiente para exponer el problema de las inferencias inductivas, ya que el hecho de afirmar la premisa (i) y negar la premisa (ii) no genera contradicción lógica alguna, ahora, para resolver este problema parecería necesario solamente agregar una nueva premisa que dé cuenta de las expectativas del futuro ligadas a la conjunción de las experiencias del pasado, que hacen inferir que se volverán a repetir debido a su semejanza. Así haría que el argumento anteriormente expuesto se transforme en uno de tipo lógico-deductivo, este argumento seria: (iii) si hay un evento de tipo A, entonces ocurrirá un evento del tipo B, lo que sumado a las dos premisas anteriores harían un argumento de tipo Modus Ponens. De este modo parecería resuelto el asunto de la inductividad, ya que con la nueva premisa se puede pensar que el problema está resuelto a priori, pero en contradicción con esto Hume afirma que no es así ya que el argumento (iii) para ser pensado se necesita la experiencia, es decir, no es a priori y por ende su pretensión de deductividad queda desarticulada.

Desde aquí se puede comenzar a comprender de manera más acabada el problema de la inducción en Hume, ya que la premisa (iii) que es aquella que da paso a las premisas (i) y (ii), solo es posible mediante la conjunción constante de experiencias semejantes en el pasado, lo que haría introducir una nueva premisa que sería: (iv) los eventos del pasado de tipo A, siempre han sido seguidos de eventos del tipo B.  Pero como anteriormente se expuso, nada nos dice que por el hecho que en el pasado haya conjunción de eventos semejantes, esto ocurrirá de la misma forma en el futuro, lo que nuevamente desmantela la pretensión de deductividad del principio de inducción. Lo que provoca que Hume introduzca una nueva premisa la cual denomina el “principio de inducción” el cual se formula la premisa: (v) el futuro se asemejará al pasado.

Indicado el principio de inducción cabe preguntarse ¿Cuál es su estatuto epistémico?, En primer lugar Hume descarta que este argumento pueda ser de índole demostrativa intuitiva, debido a que su negación no implica contradicción alguna, puesto que no tiene que ver con la ilación de ideas, sino, al ámbito empírico de las cuestiones de hecho, donde siempre es pensable el contrario sin caer en contradicción lógica. Otra razón que da el filósofo para negar el principio de inducción es que dar una justificación por la vía de la probabilidad no es posible, ya que este principio no puede ser justificado experiencialmente si no se asume antes que es verdadero, es decir,  razonaríamos de forma circular ya que trataríamos de justificar la inducción utilizando la inducción misma. Este es el núcleo del problema de la inducción en David Hume.

Interpretación escéptica

Según lo anteriormente expuesto la propuesta epistemológica de Hume ha sido considerada como escéptica, debido a que pone en duda los tópicos centrales de la teoría del conocimiento como: la objetividad de la necesidad causal, la existencia de cuerpos  continuos y distintos, y el yo sustancial. Esto se sostiene también con una cita que se encuentra al comienzo del tratado donde señala:

…la filosofía contenida en este libro es muy escéptica, y  tiende a darnos una noción de las imperfecciones y estrechos límites del entendimiento humano. Ahí se reduce casi todo razonamiento a la experiencia, de modo que la creencia que sigue a la experiencia se explica como no siendo otra cosa que un sentimiento peculiar, o bien, una concepción vigorosa producida por el hábito… Insiste nuestro autor sobre otros diversos tópicos escépticos; y, en conjunto, concluye que prestamos crédito a nuestras facultades y empleamos nuestra razón solamente porque no podemos evitarlo. Si la naturaleza no fuese demasiado fuerte al respecto, la filosofía nos haría radicalmente Pirronianos.” (Hume, Tratado de la Naturaleza Humana, 1998)

Según este texto y lo anteriormente dicho se puede sacar como primera conclusión que todo razonamiento se reduce a la experiencia, esto se puede afirmar de manera consistente, debido a que Hume pone todo su énfasis en la evaluación filosófica de las inferencias que surgen a partir de las cuestiones de hecho, dejando de lado todo tipo de conclusión que sea inferencial o demostrativa propio del álgebra en la matemática, esto quiere decir que la mayor parte de nuestras creencias surgen a partir no de la comparación de ideas, sino que a partir de la relación de causalidad que entendemos como una relación de tipo natural en la experiencia; y como parece no haber razón alguna que justifique nuestras inferencias de hecho, el techo epistémico de estas quedan totalmente desarticulado, llevando así inevitablemente al escepticismo.

“…todo razonamiento probable no es otra cosa que una especie de sensación. No sólo en música y poesía debemos seguir nuestros gustos y sentimientos, sino también en filosofía. Si estoy convencido de un principio cualquiera, es solamente una idea lo que me afecta con mayor intensidad. Cuando prefiero un conjunto de argumentos a otro, mi decisión no depende más que de mi sentimiento de su mayor influencia.” (Hume, Tratado de la Naturaleza Humana, 1998)

En segundo lugar podemos decir que para Hume la creencia que surge a partir de la experiencia, es una concepción vivida del sentimiento peculiar que nace del hábito o la costumbre, lo que genera que la única diferencia sustantiva entre una creencia y cualquier otro tipo de idea, es que esta pueda producirse a partir de la imaginación. No está fundamentada en el contenido ni en los elementos que contenga, sino, en el modo que tenemos para concebirla. Esto traería como consecuencia que el hecho que adoptemos una creencia en lugar de otra, no está basada en su fundamentación epistémica, que daría por ende una base racional para poder sustentarla, sino que estaría ligada al modo en el cual concebimos esa idea, es decir que estaría sustentada por el ámbito de la sensación o sentimiento que nos produce.

En conclusión y en respuesta a las preguntas iniciales podemos decir que las creencias e ideas hacia situaciones futuras no pueden ser fundamentadas necesariamente bajo el método de inducción, ya que entenderíamos el futuro estrictamente respecto a situaciones del pasado. Ejemplos como en ámbitos de la economía, meteorología nos hablan claramente en relación a este hecho: no se puede pretender que el futuro sea proyectado en relación a situaciones del pasado. En contrario, matemáticos y algebristas se toman del método inductivo para construir sus teorías.

Bibliografía

- Hume, D. (1998) Tratado de la naturaleza humana, Duque, F. (trad.). Madrid: Tecnos.
- Hume, D. (1997) Investigación sobre el conocimiento humano, De Salas Ortueta, J.
(trad.). Madrid: Alianza.

- Pereira, F. (manuscrito publicado). “Hume y el estatuto epistémico de las creencias inductivas”
- Locke, J (1690) “El Ensayo sobre el entendimiento humano”

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