lunes, 6 de enero de 2020

MIRADA SOBRE UN CHILE EN PROCESO DE CAMBIO


Autor: Diego Román Cariaga.
Profesora: Mabel Roberts
Ingeniería estadística, Universidad de Santiago de Chile  

A continuación presentaré una visión particular respecto al estallido social que se ha generado en Chile y algunas influencias que este podría tener en el futuro de nuestro país. El objetivo del mismo es mostrar la mirada, los efectos y las consecuencias socio-económicas que se generaran en el  tiempo y las herramientas que la sociedad tiene para apostar a un cambio socio cultural y económico de Chile.

Para entender la génesis de este estallido social, nos remontaremos a la historia de nuestro querido Chile, el cual ha vivido cíclicamente periodos de activación social que no han pasado indiferentes.
Nuestra historia se remonta al siglo XVII cuando nuestro territorio nace por decisión del rey de España y después por conveniencia de la oligarquía mercantil chilena como un pueblo sin dominios, lenguaje y lo peor de todo sin memoria propia.
Como vemos somos una sociedad que nace como un pueblo sin derechos e históricamente abusados de todas las formas imaginables por los poderes económicos, militares y eclesiásticos de la época, incluyendo la violación, la tortura y la muerte, lo que llevo a muchos a generar un desorden social y económico para luchar por los derechos que ellos sentían tener,  por haber nacido y ser parte de esta tierra, impulsándolos a saquear, robar y a generar el caos, lo que los obligo a tener que huir hacia los cerros o la cordillera, debido a la represión ejercida por los poderes vigentes.
Esta clase obrera o mestizos como se les llamo en ese entonces, vivió desde el 1600 y hasta 1931 sufriendo los abusos de las clases sociales empoderadas de este país y siendo recién en el año 1931, cuando se genera el primer cambio importante al sancionarse el Código del Trabajo en Chile, lo cual no fue suficiente,  porque el desorden social se mantenía y duro hasta el año 1940.
Históricamente la oligarquía chilena aborto la industrialización en el país, y cada vez que se generaron desordenes políticos institucionales, los mestizos (clase obrera) salieron a la calle invadiendo y saqueando el comercio e incluso las residencias. Esto ocurrió en Valparaíso en 1903, Santiago entre 1905  y 1953 y durante algunos periodos entre 1983 y 1987.
Si analizamos desde el punto de vista general, nosotros como sociedad, nunca hemos sido parte de esa oligarquía chilena, la cual siempre se ha posicionado históricamente al mando de nuestro país y así como ocurrió durante nuestra historia, hoy nuevamente nuestra sociedad se ha manifestado con fuerza respecto a la injusticia social.
Hoy podemos percibir un cambio generalizado en el pensamiento de la gente, quienes más empoderados de sus derechos, ha manifestado la necesidad de generar un cambio al sistema socio económico y político del país. Lamentablemente esta nueva explosión social ha vuelto a revivir hechos lamentables de nuestro pasado, como los saqueos y robo de mercancías, así como también abusos económicos, políticos, sociales y porque no decirlo, policiales.
Ante tan triste escenario puedo visualizar que existe una confusión generalizada desde los diferentes puntos de vista, por que el empresariado amparado por un sistema económico decadente y una clase política ineficiente, a usufructuado de las riquezas del país, posicionándose como antaño, al mando de una clase social permisiva que por años se dejo dominar a la luz de espejismos de bienestar, pero que a la larga solo han sido espejismos.
Como sociedad creímos en el cambio y transitamos inertes por la vida desde los noventa hasta la actualidad, periodo dentro del cual nos costó sacudirnos de los miedos provocados por tantos años de pasajes oscuros que puede sufrir un país fuera de la democracia.
Confiamos en nuestra clase política y se vino el cambio, pero los nuevos conductores del país, continuaron ejerciendo sin oficio y sin un desarrollo adecuado las leyes de nuestro país, propendiendo el continuismo legislativo y lo que es más nocivo, empeorando las leyes que estaban para generar mayor beneficio de algunos, lo que lejos de disminuir las brechas de desigualdad las incrementaron, lo que nos ha llevado a estar en la situación actual.
Por ejemplo: Por una parte no podemos negar que el país cambió en lo económico, porque si analizamos la publicación del diario el economista de fecha 11 de noviembre del 2019, señala que la pobreza en Chile desde los noventa a la fecha disminuyo de un 68% a un 8,6%.
Segundo, podemos ver que uno de los hechos que durante la última década marcaron el inicio de cambio social, fue la revolución pingüina, jóvenes quienes mostraron su descontento salieron nuevamente a las calles a clamar por igualdad de derechos, una educación digna y gratuita, eliminación de abusos.
Tercero, a partir del año 1992 podemos visualizar un desarrollo explosivo de concesiones de autopistas urbanas e interurbanas, logrando con ello generar conectividad, uniendo localidades y comunidades que de otra forma habría sido imposible ejecutarlas en tan corto tiempo.
Entonces nace la pregunta,  ¿PORQUE ESTE ESTALLIDO SOCIAL?
En estos ejemplos quiero detenerme, ya que a simple vista, a través de ellos intentare dilucidar el porqué hoy nos hemos sacudimos fuertemente y hemos dejado de vivir en la letanía de un rebaño de ovejas,  porque claramente por años caminamos seguros y guiados para tener un final incierto, porque este nos podría llevar con las dificultades de todo camino a una pradera hermosa, con mucho espacio y forraje para alimentarnos, para posteriormente y de una manera muy sutil seguir conduciéndonos al final del camino, cuyo destino no será sorpresivo, será el matadero.
Que quiero decir con esto: Primero, durante años y desde nuestros ante pasados, hemos vivido sumidos en la necesidad de trabajar para pagar al más rico, que si bien las brechas de desigualdad han disminuido durante estos últimos 30 años, la clase política del país ha seguido manteniendo esas desigualdades económicas y sociales que nuestra historia nos marco, y la legislación actual, sigue manteniendo leyes que benefician al 1% de los chilenos, que concentran el 35% de la riqueza del país en desmedro de la clase media, que por hoy día se hace llamar clase media pobre.
En segundo lugar, la educación de este país está sumida en la más profunda iniquidad, ya que es un sistema de educación mercantilizada, que lejos de entregar una educación de calidad, solo presta un buen servicio y digo esto porque este sistema  privilegia el lucro y no la enseñanza.
A esto sumado un estado subsidiario que asigna recursos a los establecimientos dependientes del estado, pero no fiscaliza que efectivamente los recursos sean distribuidos adecuadamente, genera los vicios en los colegios municipalizados que lejos de recibir los ingresos para entregar educación, hoy solo sirve como reflejo exacto de la realidad de la educación en Chile, pero se viste como uno de los peores escenarios.
En resumen el lucro, la falta de equidad en los resultados del aprendizaje para los alumnos, una calidad de la educación general menor que la esperada y una creciente insatisfacción de los padres y alumnos hacia el sistema educacional, claramente era un tema que tarde o temprano se iba a presentar.

Finalmente hablamos del desarrollo del país, el cual a partir de 1992 comenzó con la idea de concesionar la construcción de carreteras urbanas e interurbanas en Chile, lo que a la larga permitiría generar un desarrollo más amplio a todas las regiones del país, sin embargo hoy hemos conocidos los pormenores de los contratos y las ganancias que estos han generado a grupos importantes en el país. (Vergara, 2019)
Este estallido social es distinto, hoy nos hemos mirado a la cara y sin temor nos hemos dado cuenta de quienes somos.
Como lo señale anteriormente, históricamente fuimos una clase social sometida y con miedo, que caminamos aferrados a sistemas perversos, donde no vimos el trasfondo de cada ley, ya que vivimos encandilados por el crecimiento y el maquillaje perfecto de un desarrollo ficticio de una estructura social, económica y arquitectónica.
Sin embargo hoy la sociedad despertó y clama por justicia social, teniendo la convicción que más que buscar gratuidad, se busca justicia social, equidad, legalidad ética y moral para la clase política, quienes son los responsables directos de esta demanda.
En nuestros campos antiguamente se usaba un dicho popular que calza en este caso:
            “no tiene la culpa el chancho, si no el que le da el afrecho”.
Este dicho tan simple, refleja la génesis del conflicto desde todos los puntos de vista, ya que fueron los gobiernos y sus políticos, los que proveyeron de herramientas legales a quienes hoy administran las grandes riquezas de Chile, a quienes son líderes en los mercados financieros, dueños del mercado de la educación y dueños de nuestros caminos.
Hoy lo único que se espera, que este nuevo despertar sea definitivo y no para destruirlo todo, sino que para que sea un nuevo comienzo.


Trabajos citados

Vergara, G. S. (2019). El «reventón social» en Chile "Una mirada histórica". NUEVA SOCIEDAD , Toda.


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