Lourdes Mella Miranda
Ingeniería Matemática
No
todos le damos la importancia correspondiente a dormir, pero siempre nos
quejamos del cansancio casi eterno que padecemos. En la calle, en el metro, en
el colegio, en el trabajo, en todas partes es común ver caras de sueño y gente
bostezando. Es cosa de unir ciertas ideas y averiguar un poco para darnos
cuenta que este tema nos afecta muchísimo más de lo que creemos.
Vivimos
en una realidad bastante atareada. Nuestra cultura nos hace creer que es normal
no descansar, que es algo que debemos sacrificar para triunfar. Nos dejamos
llevar por la presión social y laboral que cae en nuestros hombros desde
temprana edad. Poco tiempo nos queda para pensar en nosotros mismos y nuestras
necesidades. Todo lo que dejamos de lado por la falta de tiempo pasa desapercibido,
sobre todo el poco tiempo que descansamos realmente.
La
palabra sueño, proviene del latín somnus
que designa tanto al acto de dormir como al deseo de hacerlo. Este se define
como un estado fisiológico de autorregulación y reposo uniforme de un
organismo, en el cual hay bajos niveles de presión sanguínea y respiración, por
lo que hay una menor respuesta ante los estímulos externos. La importancia
biológica de este estado radica en que mientras se duerme, se eliminan los
deshechos de las células cerebrales, se da instancia a la reparación de
distintos tejidos, cuida el corazón, nos ayuda a mantener un peso adecuado y
además da instancia al crecimiento. Pero, además de estas funciones, es un
proceso clave en la consolidación de la memoria. Según los estudios científicos
recientes, dormir lo suficiente influye directamente en la memoria de trabajo,
que es la que se encarga de mantener activa la información para que sea
almacenada y apoya funciones cognitivas de alto nivel, tales como la toma de
decisiones, el razonamiento y la memoria episódica.
El
tiempo que deberíamos dedicarle a dormir depende de nuestra edad.
Evidentemente, antes de que alcancemos la madurez hay que dormir más que cuando
somos adultos, pues el sueño es clave para un óptimo crecimiento y desarrollo
cognitivo, como señalé anteriormente. En el rango de los bebés hasta los
infantes pequeños se recomiendan de 10 a 13 horas de sueño. Los niños que ya
iniciaron su etapa escolar deben dormir de 8 a 11 horas hasta su adolescencia.
Luego, alcanzada la adultez, se recomiendan por lo menos 7 horas de descanso.
Dormir
es una necesidad básica imprescindible para mantener la salud y la vida, como
lo es el aire, la comida o el agua (Óscar Medina
Ortiz, Nora Sánchez Mora, Javier Conejo Galindo, David Fraguas Herráez, Celso
Arango López, Alteraciones del sueño en los trastornos psiquiátricos, revista
colombiana psiquiátrica vol.36 no.4 Bogotá Oct./Dec. 2007, fuente: sitio web)
Por lo tanto, la falta de sueño puede tener efectos negativos en el humano. Los
más fáciles de percibir son la irritabilidad, la falta de energía, el
cansancio, el aumento del estrés y de la ansiedad. También hay alteraciones que
son a largo plazo, como por ejemplo la hiperalgesia o aumento de la percepción de dolor,
temblores, envejecimiento precoz, agotamiento, trastornos gastrointestinales o
aumento de probabilidad de contraer infecciones por afectación del sistema
inmunitario.
Las
peores consecuencias de descansar poco vienen con los casos extremos, es decir,
cuando se deja de dormir por varios días. Se dice que después de los tres días
sin conciliar el sueño se pueden presentar alucinaciones y hasta locura temporal. Hay demuestran que las
probabilidades de sufrir alguna enfermedad psiquiátrica aumentan en un 40 por
ciento cuando los problemas para dormir se vuelven crónicos, lo cual al menos a
mí me parece inquietante.
Entonces,
si dormir es tan beneficioso y dejar de hacerlo resulta tan perjudicial y
contraproducente ¿Por qué le dedicamos tan poco tiempo de nuestras vidas a
completar las horas de sueño que realmente necesitamos? La respuesta varía,
pero en mi opinión, el estresante ritmo
de vida que llevamos nos hace dejar de lado algo tan natural y necesario como
dormir. Lo peor es que no nos damos cuenta del daño que podemos llegar a
hacernos al privarnos del sueño, hasta que llegan las complicaciones de salud.
Cada
vez son más las personas que sufren de trastornos del sueño, es decir, de
distintos padecimientos que afectan el ciclo normal del sueño-vigilia. Dentro
de esta clasificación, los desórdenes que me parecen más alarmantes son la
narcolepsia, la parálisis del sueño y el insomnio. En la primera, se sufre un
permanente sentimiento de sueño y cansancio, por lo cual quien la padece puede
caer dormido involuntariamente en cualquier ocasión. En la parálisis del sueño,
el cerebro se activa mientras dormimos, pero el cuerpo sigue en ese estado, por
lo que se experimentan desagradables sensaciones e incluso alucinaciones. El
insomnio, se define como la incapacidad de conciliar el sueño, y es quizá el
trastorno del sueño más popular actualmente.
Las
causas de estos desórdenes pocas veces son biológicas. Desgraciadamente, son
consecuencias del estrés, la ansiedad, los malos hábitos alimenticios y el
consumo de ciertas sustancias. Lo peor de esto, es que estas condiciones no se
dan solo en adultos, sino que cada vez hay más adolescentes e incluso niños que
llegan a presentar problemas con el sueño.
Como
estudiante, a lo largo de mi vida sí he tenido que dejar pasar más de una noche
porque preferí estudiar más. No quiero decir que me vi obligada a hacerlo,
reconozco que en múltiples ocasiones fue por dejar cosas para último momento,
pero también porque he sentido la presión de querer estudiar lo que más pueda.
He visto a mis compañeras llegar cansadas, e incluso las he visto dormir en las
mesas del colegio. Me he levantado muchos días con ganas de volver a la cama. Y
en ocasiones me pregunto si es que vale la pena vivir en ese estado en el que
nunca estamos relajados, en el que dependemos de alarmas para despertar y en el
que odiamos la semana de lunes a viernes.
Hay
algo que estamos haciendo mal si desde temprana edad existen problemas como
este. Necesitamos mejorar el ambiente en el cual se desenvuelven nuestros
niños, enseñar buenos hábitos y poner menos presión en ellos. Y los cambios no
deben ser solo a nivel de familia, sino que también los colegios deben velar
por ello. Esto supone que los escolares no sólo adquieran los conocimientos
adecuados, sino que desarrollen comportamientos autorregulatorios y tomen
decisiones adecuadas en bien de la calidad de vida, que les otorga el buen
dormir, por lo cual, los padres y los profesores, entre otros actores sociales,
deben adoptar conductas que contribuyan a preservar a los niños y adolescentes
de situaciones que puedan generar presiones que dificulten el buen desarrollo
del sueño. (M. Patricia Masalán, Julia
Sequeida Y., Marcela Ortiz C., Sueño en escolares y adolescentes, su
importancia y promoción a través de programas educativos, Revista chilena de
pediatría vol.84 no.5 Santiago oct. 2013, fuente: sitio web)
Creo
que la única forma de mejorar este problema es partir desde la base, educando a
los niños para que tomen consciencia de su salud, para que se cuiden. Y en
cuanto a nosotros, los que crecimos y vivimos así, nos queda intentar mejorar,
darnos cuenta de lo que estamos arriesgando y lo que nos puede llegar a costar.
Cuando nos quede un tiempo libre en la noche, en vez de ver televisión,
podríamos intentar dormir. En vez de pasar la noche en el computador o en el
celular, podríamos intentar descansar. Quién sabe, quizá si lo hiciéramos,
amaneceríamos con una gran sonrisa en la cara y nos sentiríamos atentos. Se
acabarían las caras de sueño en cada rincón de la calle. Dejaríamos de odiar
los lunes. No nos costaría tanto concentrarnos y hasta gozaríamos de mejor
salud. Tal vez para conseguir nuestras metas deberíamos descansar para rendir
mejor, en lugar de exigirnos tanto sin cuidarnos.
Bibliografía
·
Sitios Web:
https://www.clinicadam.com/salud/5/003210.html
http://www.achs.cl/portal/centro-de-articulos/Paginas/La-importancia-de-dormir-bien.aspx#.V-0MsPnhCM8
http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2015-02-04/cuanto-debes-dormir-cada-noche-segun-tu-edad-nuevas-recomendaciones_660355/
https://www.nichd.nih.gov/espanol/salud/temas/sleep/Pages/default.aspx
https://es.wikipedia.org/wiki/Trastornosdelsueño
http://www.eufic.org/article/es/artid/privacion-sueno-consecuencias-metabolicas/
http://www.webconsultas.com/salud-al-dia/insomnio/entrevista-dr-diego-garcia-borreguero-director-del-instituto-de-investigaciones
·
Citas:
http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0034-74502007000400009
http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0370-41062013000500012
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