domingo, 9 de septiembre de 2018

Donaciones, una forma de comercio justo o cultura solidaria.
Rodrigo Herrera C.
Ingeniería Matemática
La plataforma de internet abrió nuevos espacios para el comercio. Mientras las grandes empresas “espían” nuestro comportamiento de consumo, para ofertarnos aquello que buscamos, requerimos o incluso lo que no requerimos, existe en las nuevas generaciones el concepto de dejar circular libremente el conocimiento, que incluye la creación cultural.
Empresas o particulares de diversos rubros ponen a disposición de la comunidad de Internet sus productos, que van desde sistemas operativos, navegadores, cursos en línea, funcionalidades para manejo de pdf, novelas, novelas gráficas y juegos, la mayoría de ellas se financia parcial o totalmente mediante donaciones de los usuarios. De este modo, cada día usuarios de Internet aportan al desarrollo de libros electrónicos o juegos, algunos autores ofrecen darles acceso prioritario o algún artículo que funciona más como reconocimiento que como recompensa por su donación. Por otra parte, las grandes empresas del entretenimiento o el software cobran precios inaccesibles para muchos por sus productos y se las arreglan para crear la necesidad de comprar nuevas versiones o equipos desactualizando rápidamente los ya existentes.
En este contexto, quizá la donación podría convertirse en la nueva forma de comercio o financiamiento que podría cambiar - o al menos equilibrar - la distribución del poder económico, permitiendo a la comunidad un mayor acceso al conocimiento y la creación cultural, esta práctica es un comercio más democrático, pues el apoyo monetario al creador, se realiza según las posibilidades de quien dona, pues es la cantidad de donadores y no el monto de la donación lo relevante y precisamente por ser muchos los que realizan este financiamiento se diluye la influencia que el financista pueda ejercer sobre el creador, dándole mayor libertad en su trabajo.
Este concepto no es nuevo en el mundo, los artistas callejeros han vivido y viven de el, desde hace mucho, pero la irrupción de un medio como Internet que multiplica su auditorio y le permite llegar a lugares lejanos, hace que el concepto cobre una fuerza mayor.
Pienso que el conocimiento le pertenece a la humanidad, por lo que su acceso debiese ser libre e igualitario. Ya se han librado y se libran batallas en este sentido, como lo fue el proyecto genoma humano, la oposición a leyes como SOPA y PIPA, proyectos de bibliotecas públicas en línea, entre otras. Muchas de ellas se han perdido porque esta nueva visión no es compartida o es desconocida para los nuevos usuarios de Internet, que sólo utilizan redes sociales y no han descubierto las potencialidades que tiene esta plataforma. No obstante, siempre es posible sumar a otros.
En conclusión, no creo que el desarrollo del conocimiento, la tecnología y la cultura no tengan un costo, lo tiene y todos debemos contribuir a pagarlo, pero si son las grandes compañías las que lo financian sólo buscarán la satisfacción de sus intereses, que la mayor parte del tiempo es ganar más, en cambio si el financiamiento lo realiza una comunidad como lo es parte de quienes navegan día a día en Internet es mucho más probable que los intereses sean variados e inclusive más generosos.
“Las únicas personas que tienen algo que temer de software libre son aquellos cuyos productos tienen un valor aún menor”
David Emery

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