Donaciones, una forma de comercio justo o
cultura solidaria.
Rodrigo Herrera C.
Ingeniería Matemática
La plataforma de internet abrió nuevos
espacios para el comercio. Mientras las grandes empresas “espían” nuestro
comportamiento de consumo, para ofertarnos aquello que buscamos, requerimos o incluso
lo que no requerimos, existe en las nuevas generaciones el concepto de dejar
circular libremente el conocimiento, que incluye la creación cultural.
Empresas o particulares de diversos rubros
ponen a disposición de la comunidad de Internet sus productos, que van desde
sistemas operativos, navegadores, cursos en línea, funcionalidades para manejo
de pdf, novelas, novelas gráficas y juegos, la mayoría de ellas se financia
parcial o totalmente mediante donaciones de los usuarios. De este modo, cada
día usuarios de Internet aportan al desarrollo de libros electrónicos o juegos,
algunos autores ofrecen darles acceso prioritario o algún artículo que funciona
más como reconocimiento que como recompensa por su donación. Por otra parte,
las grandes empresas del entretenimiento o el software cobran precios
inaccesibles para muchos por sus productos y se las arreglan para crear la
necesidad de comprar nuevas versiones o equipos desactualizando rápidamente los
ya existentes.
En este contexto, quizá la donación podría
convertirse en la nueva forma de comercio o financiamiento que podría cambiar -
o al menos equilibrar - la distribución del poder económico, permitiendo a la
comunidad un mayor acceso al conocimiento y la creación cultural, esta práctica
es un comercio más democrático, pues el apoyo monetario al creador, se realiza según
las posibilidades de quien dona, pues es la cantidad de donadores y no el monto
de la donación lo relevante y precisamente por ser muchos los que realizan este
financiamiento se diluye la influencia que el financista pueda ejercer sobre el
creador, dándole mayor libertad en su trabajo.
Este concepto no es nuevo en el mundo, los
artistas callejeros han vivido y viven de el, desde hace mucho, pero la
irrupción de un medio como Internet que multiplica su auditorio y le permite
llegar a lugares lejanos, hace que el concepto cobre una fuerza mayor.
Pienso que el conocimiento le pertenece a
la humanidad, por lo que su acceso debiese ser libre e igualitario. Ya se han
librado y se libran batallas en este sentido, como lo fue el proyecto genoma
humano, la oposición a leyes como SOPA y PIPA, proyectos de bibliotecas públicas
en línea, entre otras. Muchas de ellas se han perdido porque esta nueva visión
no es compartida o es desconocida para los nuevos usuarios de Internet, que
sólo utilizan redes sociales y no han descubierto las potencialidades que tiene
esta plataforma. No obstante, siempre es posible sumar a otros.
En conclusión, no creo que el desarrollo
del conocimiento, la tecnología y la cultura no tengan un costo, lo tiene y
todos debemos contribuir a pagarlo, pero si son las grandes compañías las que
lo financian sólo buscarán la satisfacción de sus intereses, que la mayor parte
del tiempo es ganar más, en cambio si el financiamiento lo realiza una
comunidad como lo es parte de quienes navegan día a día en Internet es mucho
más probable que los intereses sean variados e inclusive más generosos.
“Las
únicas personas que tienen algo que temer de software libre son aquellos cuyos
productos tienen un valor aún menor”
David
Emery
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