domingo, 25 de agosto de 2013

Un incógnito veneno en nuestra mesa


¿Cuántas veces por falta de tiempo se recurre a alguna de las comidas instantáneas “Maruchan”? ¿O  agregamos alguno de los tantos productos “Maggi”, “Knorr” o “Gourmet” a las preparaciones para hacerlas más sabrosas?  ¡Esto es un verdadero veneno! Y es lo que ingerimos  en nuestras comidas diariamente.

Por eso, es recomendable que usted sepa muy bien qué es lo que ingiere cada día, entonces sería conveniente preguntar ¿Qué ingrediente poseen estas  comidas, que nos hace consumirlas de forma constante y casi adictiva? Para quienes no lo conocen, se los presento: el famoso Glutamato Monosódico, mejor conocido como GMS.

EL GMS es comercializado por la  industria alimentaria como un potenciador del sabor, debido a que equilibra, combina y resalta el carácter de otros sabores, teniendo como único objetivo facilitar un mayor consumo del producto al que se añade, por ejemplo, a ese exquisito e imperdible almuerzo familiar.

Según estudios realizados a ratas de laboratorio, lo que hace el GMS es despertar un hambre ansiosa, hasta el punto de que incrementa la voracidad en un 40% al impedir el buen funcionamiento de los mecanismos inhibidores del apetito. También ha sido denominado como una forma de excito-toxina, es decir, un producto químico que excita a las neuronas, haciendo que se disparen rápidamente, y que después mueran de forma repentina y sin previo aviso.

Uno de los efectos secundarios más nocivos del GMS es el llamado: “Síndrome de la comida China”, el que puede causar dolores de cabeza, palpitaciones, eritema, sudor, acidez en el estómago, debilidad, entumecimiento alrededor de la boca y dolor en el pecho. Además, el consumo a largo plazo y/o frecuente del GMS, se asocia el riesgo creciente de padecer enfermedades cardíacas, arterosclerosis, hipertensión y cáncer.

¡No se asuste, pero hay más! Existe una investigación científica bien basada, que sugiere que el ácido glutámico puede actuar como una “neurotoxina lenta”, causando daños como la demencia, años después de haberse ingerido. De igual forma, su consumo se ha ligado de cerca al comportamiento adictivo, el crecimiento impedido o trunco, los desórdenes del comportamiento, del aprendizaje y de la memoria, hiperglicemia, derrames, epilepsia, trauma cerebral, depresión, ansiedad, y por sus características de resaltador del sabor, a la obesidad.

Lamentablemente, se encuentra presente en la mayoría de los productos que consumimos. Se utiliza en casi todos los restaurantes de comida rápida, y en la fabricación de una gran cantidad de alimentos instantáneos y congelados para hacer más intenso el sabor.

Los productos que contienen las mayores dosis de glutamato monosódico son: frituras de maíz, papas fritas, botanas, sopas, aderezos, carnes a la parrilla, carnes ahumadas, embutidos, condimentos, aderezos, especias preparadas, consomés concentrados y salsas.

Ojo que no por nada, la industria utiliza alrededor de 30 nombres alternativos para su etiquetado en los distintos alimentos y así enmascarar el producto y engañar a los consumidores. Aquí que listan algunos ejemplos: proteína hidrolizada, extracto de levadura autolizada,  ajinomoto, vetsin, MSG, gelatina, caseinato de calcio, proteína vegetal  hidrolizada (PVH), proteína texturizada, glutamato monopotásico, proteína hidrolizada de plantas (PHP), extracto de levadura, ácido glutámico, caseinato de sodio, levadura hidrolizada, extracto de proteína vegetal, senomyx, carragenano, saborizante natural, realzador del sabor, o con los números E620, E621, E622, E623, E624, E625,E627, E631, o E635.

Lo peor de todo es que la autoridad no se pronuncia ni hace nada al respecto, siguen introduciendo en el mercado productos con el famoso GMS y uno de los grupos que se ve más afectado es el de los estudiantes, por poseer la mezcla perfecta para ser asiduos consumidores de este incógnito veneno: dinero escaso, falta de tiempo y malos hábitos alimenticios, la mejor receta para la industria.

Es por esto que si nos unimos, informamos y ponemos atención en las etiquetas de todos los alimentos, seremos portadores de la única solución, ¡No consumirlos más!

Verónica Pacheco Garrido
Ingeniería Civil Química

Universidad de Santiago de Chile

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