martes, 27 de agosto de 2013

“La Educación: Bien privado de producción pública y subvencionada”




En toda sociedad contemporánea existe una diferenciación en cuanto a las funciones económicas que ejercen sus individuos y en la que cada uno de éstos (denominados capital humano) se especializa para aportar a la productividad y al desarrollo del elemento colectivo. Con el pasar de los años, estas actividades han requerido mejoras en su calidad a causa de la especificación proveniente de incipientes tecnologías y la constante aparición necesidades -sin importar si son viejas o nuevas necesidades siempre han de ser complejas- , por lo que en este punto es válido razonar ¿cómo se logran reparar, corregir y hasta renovar estas ocupaciones?: la respuesta más simple indica que es a través de educación. La mejora de las cualificaciones y de la experiencia de los trabajadores es la clave en el progreso y crecimiento de la productividad y una buena educación se considera fundamental para alcanzar este objetivo.



         Al ser la educación un instrumento de enriquecimiento individual, se transforma en un bien altamente demandado y de interés colectivo al que todo sujeto desea acceder para alcanzar un mayor bienestar pues se le vincula rápidamente con mejores remuneraciones y  con una reducción de la desigualdad social en relacióna la distribución del ingreso monetario. Ahora bien, si la educación es un bien tan preciado por todos es normal preguntarse ¿quién debería producirla: el Estado, los privados, una mezcla de ambos?, además de establecerse qué tipo de acceso debería existir a ella, ¿gratuita, pagada o parcialmente  subsidiada?. Para poder responder algunas de estas preguntas, primero que todo se debe manifestar que la educación es un bien privado, ¿qué características en específico lo determinan?: las propiedades de excluyente, es decir, que se puede prohibir a un individuo no acceder a ella si no paga, y la de rivalidad en el consumo ya que no puede ser adquirido al mismo tiempo por distintas personas. 

Representando una situación donde se apliquen  los conceptos de exclusividad y rivalidad en la educación se propone el siguiente ejemplo: Hay cinco personas que desean consumir educación, y dentro de una sala de clases sólo hay tres escritorios (rivalidad), además de que dentro de la sala de clases hay un profesor que cobra cierto precio paraser partícipe en el desarrollo de ese bien (exclusión). En este caso los individuos que poseen mayor capacidad de pago podrán acceder a la enseñanza, concluyéndose que la educación es un bien privado. Otro modo de analizar la idea anterior sería proponer que la educación al ser de interés colectivo puede considerarse un bien público, ¿por qué no?, sin embargo un bien público se diferencia de uno privado en que no existe rivalidad pues el consumo de una persona extra no disminuye o impide su adquisición por otros, y que no es excluyente ya que  su consumo es mayoritario haciendo imposible apartar a alguien de sus beneficios. Además resulta ineficiente cobrar por un bien público puesto que provocaría subconsumo; en el caso de la educación  aunque se cobrara existe consumo de igual forma. Por lo tanto, la educación al diferir de estas características no es un bien público.


Entendida la educación como un bien privado ahora es prudente analizar quién debería otorgarla. Es sabido que existen actividades económicas de naturaleza privada  que la sociedad decide que sean provistas a toda la población, como son los servicios educativos y de salud, y que sean suministradas - aunque no exclusivamente - por órganos públicos. En este punto es importante hacer la diferencia entre suministrar y producir, pues por un lado suministrar (o proveer) se refiere a adquirir un servicio o comprar un bien finalizado y dejarlo a disposición de la ciudadanía y producir en cambio significa fabricar, elaborar; entonces ¿cuál sería la principal razón por la que el Estado debiera suministrar este tipo de bien? El común de las personas cree que las oportunidades de los niños y jóvenes no deben depender de la riqueza de sus padres.

Cuando el consumo de un bien tiene un alto costo además de los propios  de ejecutarlo, puede ser más eficiente que lo suministre sencillamente el Estado (al precio que estime el mercado) y que lo financie por medio de impuestos.


La ciudadanía le ha entregado un valor único a la educación, pues aumenta el capital humano elevando la productividad, por lo tanto es el Estado (como ocurre en Chile) quien debe hacerse cargo de su producción suministrando, protegiendo y obligando la existencia de la educación que enriquece por sí  misma al país.


         Finalmente queda abordar el tema de cómo debe ser el acceso a la educación: Uno de los casos sería proporcionar este bien privado de manera gratuita, lo que implicaría que su consumo fuera excesivo haciendo que el Estado incurra en grandes gastos que afectarían las arcas fiscales.       Una segunda opción sería si el acceso fuese pagado, lo que produciría que la exclusividad de la educación aumentara enormemente, por lo tanto no todos los ciudadanos podrían acceder a ella, sólo aquéllos que poseen mayores ingresos.

¿Cuál es entonces la idea más acertada? El equilibrio en este asunto es posible encontrarlo a través de la subvención (aporte económico que se le entrega a  estudiantes que no cuentan con un capital considerable para poder llevar a cabo sus estudios) y una de las formas propuestas para financiar esto es a través de impuestos (algo así como un pago indirecto) regidos por un principio de equidad donde quien tiene más ingresos debe pagar una proporción mayor de ellos que el que tiene menos ingresos.



Tener individuos educados, activos pensantes, genera grandes beneficios para la armonía y desarrollo de una comunidad. Una sociedad más justa frente a la educación es aquélla en que su producción es pública y su acceso subvencionado. Las personas le han dado tal poder a este bien que las oportunidades para acceder a ella debieran ser más igualitarias e independientes del ingreso de cada persona; el Estado -la cabeza política soberana del país- tiene que asegurarle una educación de calidada los suyos pues solo el cuerpo -denominado pueblo- es capaz de concretar sus planes gubernamentales.



Valeria Andrade Jaraquemada
Ingeniería Civil en Obras Civiles

Universidad de Santiago

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