sábado, 31 de agosto de 2013

La verdad tras el cannabis

El cannabis es una planta que ha estado presente en la sociedad desde sus inicios; ya sea para su consumo de forma recreativa o con algún otro fin, como materia prima para la fabricación de textiles, he incluso como alimento remontándose a más de 6000 años. Pero si es una planta tan útil,  ¿qué paso que ahora se encuentra prohibida?
Para esto nos situamos en Estados Unidos, a principios del siglo XX, con campañas de desprestigio de parte de las industrias de algodón, celulosa y petróleo, que veían en esta planta un competidor potente. En estas campañas se asociaba el consumo del cannabis con la población de inmigrantes mexicanos quien eran consumidores de ella, y además se le asociaba a sus efectos psicoactivos con perversión. A medida que paso el tiempo la población estadounidense creyó  en las falacias de la industria, lo cual facilito la tarea de los políticos para legislar leyes que apuntaban a la salud de la población, cuando en el fondo solo beneficiaban a unos pocos.
De aquí en más los países fueron tomando medidas al respecto, presionados por los gobiernos de Estados Unidos, y sin argumentos científicos reales que demostraran que su consumo era perjudicial para la salud humana al nivel que se publicitaba, se aprobaron leyes en la mayor parte del mundo que criminalizaban su consumo y así la producción bajo considerablemente y los productos de algodón, celulosa y petróleo inundaron el mercado con sus artículos de baja vida útil y que generan desechos contaminantes, cuya tasa de degradación es bastante baja (productos en base a petróleo principalmente).
Hasta aquí se observa que los reales argumentos para su ilegalidad son económicos, pero por si solos éstos no nos garantizan que su consumo sea beneficioso o menos perjudicial que otras sustancias legales similares, como por ejemplo el tabaco, entonces  ¿por qué debería ser legal su consumo?
En primer lugar, decir que no existen estudios que asocien como causal de muerte el consumo de cannabis, por lo tanto, en base a esto podemos decir que la marihuana es una sustancia que no mata. Además, está demostrado que los cannabinoides presentes en esta planta son neuro-protectores naturales, incluso ayudan en la prevención contra enfermedades como el alzheimer. Esto se contradice con el prejuicio popular que asocia al consumidor de “weed” con daños neuronales. Por otro lado, existen estudios que vinculan su consumo con la disminución del crecimiento de los tumores cancerígenos. Basado sólo en estos argumentos su consumo medicinal debería estar a lo menos legislado. 
¿Y qué pasa con el consumo recreativo?
Debido a que no existe evidencia que demuestre que el consumo provoque daños al organismo, y si se muestra un consumo responsable, que no presente signos de adicción no habría problema en su consumo.
Por todo lo antes señalado si se quiere avanzar en políticas reales de protección a la salud de la población, se debe hacer siempre en base a hechos científicos demostrados y penalizando aquellas sustancias que realmente generan consumos problemáticos en la población y no criminalizar otras por prejuicios e intolerancia.




Javier Gutiérrez Núñez 
estudiante Ing. Civil en Minas
Universidad de Santiago

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