sábado, 31 de agosto de 2013

Dile NO a la experimentación en animales

Se estima que la experimentación en animales vivos se inició antes del siglo IV A.C. Se utilizaba principalmente para fines médicos y estudios de comportamiento social (condicionamiento). La práctica en pruebas toxicológicas se incrementó en el siglo XX debido a un incidente en EE.UU en el año 1937, donde mas de 100 personas murieron luego de consumir un medicamento, por lo que el gobierno aprobó leyes que requerían la realización de pruebas en animales para que los medicamentos pudiesen salir al mercado. Durante ese mismo siglo también aumentó la crítica a esta práctica, los principales argumentos eran que la fisiología de un animal podía verse afectada por el dolor durante la vivisección, haciendo que sus resultados no fueran útiles; que el beneficio a los humanos no justificaba el daño a los animales; que al ser especies distintas los resultados obtenidos de animales no podían aplicarse a los humanos; entre otros. Respondiendo a estas críticas había quienes hasta establecían que la experimentación es parte del método científico. 


La primera ley de protección de animales fue en 1822 en el parlamento británico, seguida en 1876 por el "Acta de la crueldad hacia los animales", ley cuyo objetivo específico era regular la experimentación con animales. La ley fue promovida por Charles Darwin, que escribió a Ray Lankester en marzo de 1871: "Me has preguntado mi opinión sobre la vivisección. Estoy de acuerdo con su uso para investigación real en fisiología es justificable; pero no por mera condenable y detestable curiosidad. Es un asunto que me llena de horror, así que no diré ni una palabra más sobre el asunto, o no dormiré esta noche." Además de estas leyes se han promulgado muchas otras, pero no han tenido demasiado éxito. 

Parte importante del debate es si el fin de la experimentación es un bien mayor o no, entrando en juego la experimentación en la industria cosmética. En marzo de este año La Unión Europea modificó una ley promulgada en 2003, que prometía la eliminación progresiva de la comercialización de productos cosméticos (incluyendo artículos de aseo y productos de higiene desde jabón a pasta de dientes) testeados en animales. Esta modificación estipula que quien desee vender nuevos productos e ingredientes en la UE, no debe probarlos en animales en ninguna parte del mundo. 

Como vemos, el debate lleva siglos, y el problema no parece disminuir drásticamente. Se ha calculado que al año se utilizan entre 50 y 100 millones de animales vertebrados (invertebrados como ratones y otros no están contabilizados, pero en 2001 se estimó que la cifra rondaba los 80 millones). La mayoría de estos animales son sacrificados después de usarlos en un experimento (un estudio que elaboró una Comisión de la Comunidad Europea indica que se administra a una población de animales de laboratorio por ví­a oral, intravenosa, intravaginal, anal, etc. una sustancia hasta que muere el 50% de los animales del estudio). 

Parte del problema es que la mayoría de las personas no se dan cuenta que los animales no están aquí para hacernos la vida más fácil, que tienen un lugar tan importante en el mundo como los humanos. Su vida vale tanto como la nuestra ¿Qué les hace pensar que no es así? ¿El que ellos no puedan decirnos que sufren quiere decir que no lo hacen? Hay quienes limpian su conciencia pensando que los animales no piensan ni sienten, pero está comprobado que esto no es real (por ejemplo en aquella noticia donde una osa que para salvar a su cachorro de las rutinarias torturas que le esperaban prefirió estrangularlo y posteriormente suicidarse). 

Por el momento parece no ser mucho lo que podemos hacer para evitar las torturas, esperemos que se sigan promulgando leyes que prohíban la comercialización de productos experimentados en animales, pero para esto debemos demostrar que no estamos de acuerdo con estas malas prácticas, manifestando el descontento y prefiriendo productos no testeados (las marcas amigables con los animales y el medio ambiente aumentan cada vez mas, por lo que no debería ser un problema). Hay muchos listados en internet que muestran cuales laboratorios testean, es sólo cosa de interesarse en el tema y darse el tiempo de buscar. Recordemos que los animales usados en experimentación son, de alguna manera, "héroes anónimos", sus vidas constituyen imponderables contribuciones a grandes descubrimientos científicos y por ello sus vidas deben ser respetadas y valoradas.


Janina Espinoza Fuentes
Ingeniería Civil en Obras Civiles
Universidad de Santiago de Chile



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