
La primera ley de protección de animales fue en 1822 en el parlamento británico, seguida en 1876 por el "Acta de la crueldad hacia los animales", ley cuyo objetivo específico era regular la experimentación con animales. La ley fue promovida por Charles Darwin, que escribió a Ray Lankester en marzo de 1871: "Me has preguntado mi opinión sobre la vivisección. Estoy de acuerdo con su uso para investigación real en fisiología es justificable; pero no por mera condenable y detestable curiosidad. Es un asunto que me llena de horror, así que no diré ni una palabra más sobre el asunto, o no dormiré esta noche." Además de estas leyes se han promulgado muchas otras, pero no han tenido demasiado éxito.
Parte importante del debate es si el fin de la experimentación es un bien mayor o no, entrando en juego la experimentación en la industria cosmética. En marzo de este año La Unión Europea modificó una ley promulgada en 2003, que prometía la eliminación progresiva de la comercialización de productos cosméticos (incluyendo artículos de aseo y productos de higiene desde jabón a pasta de dientes) testeados en animales. Esta modificación estipula que quien desee vender nuevos productos e ingredientes en la UE, no debe probarlos en animales en ninguna parte del mundo.
Como vemos, el debate lleva siglos, y el problema no parece disminuir drásticamente. Se ha calculado que al año se utilizan entre 50 y 100 millones de animales vertebrados (invertebrados como ratones y otros no están contabilizados, pero en 2001 se estimó que la cifra rondaba los 80 millones). La mayoría de estos animales son sacrificados después de usarlos en un experimento (un estudio que elaboró una Comisión de la Comunidad Europea indica que se administra a una población de animales de laboratorio por vía oral, intravenosa, intravaginal, anal, etc. una sustancia hasta que muere el 50% de los animales del estudio).

Por el momento parece no ser mucho lo que podemos hacer para evitar las torturas, esperemos que se sigan promulgando leyes que prohíban la comercialización de productos experimentados en animales, pero para esto debemos demostrar que no estamos de acuerdo con estas malas prácticas, manifestando el descontento y prefiriendo productos no testeados (las marcas amigables con los animales y el medio ambiente aumentan cada vez mas, por lo que no debería ser un problema). Hay muchos listados en internet que muestran cuales laboratorios testean, es sólo cosa de interesarse en el tema y darse el tiempo de buscar. Recordemos que los animales usados en experimentación son, de alguna manera, "héroes anónimos", sus vidas constituyen imponderables contribuciones a grandes descubrimientos científicos y por ello sus vidas deben ser respetadas y valoradas.
Janina Espinoza Fuentes
Ingeniería Civil en Obras Civiles
Universidad de Santiago de Chile
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