Rocío Villavicencio
Ingeniería Matemática
Universidad de Santiago de Chile
Posiblemente
la mayoría de quienes lean este ensayo, conocen o han escuchado hablar sobre el
“lenguaje inclusivo”. Pues bien, de eso pretendo hablar hoy. Sin embargo;
prefiero llamarle lenguaje neutro; ya que considero que esta palabra le define
mucho mejor. Encontrar los términos adecuados para describir algo siempre es
importante; y en este caso lo primordial de esta herramienta comunicativa, es
que no supone información, no se inclina a favor de nadie, y que más bien a
causa de esto, resulta ser inclusivo. Señalar lo anterior es valioso porque lo
podemos aplicar en lo que sigue: poder darles la validación que merecen a las
personas fuera del binarismo de género; eliminar la invisibilización a lo
femenino por la supremacía de lo masculino y no suponer identidades (basadas
claramente en roles de género). La existencia y utilización del lenguaje neutro
son importantes y necesarias en nuestro idioma español.
Esta
manera de comunicarse se caracteriza por la no dominación del género masculino
por sobre el femenino, y por además, incluir a quienes no entran en este
binarismo.
Cada
idioma tiene su propia relación con el lenguaje neutro. Por ejemplo el chino
posee “他”, que significa “él” y “她”, que corresponde a “ella”. Siendo el
primero el cual se utiliza por defecto (de forma similar al español).
Interesante es mencionar que ambos poseen la misma pronunciación “tā”, no
obstante, esto no lo hace asociable a un pronombre neutral propiamente tal
(como lo es el “elle”) aunque al contrario del español, sus adjetivos suelen
ser neutros. El inglés tiene una relación interesante con los pronombres, la
mayoría de sus calificativos no cargan con género como tal pero sí es cierto
que sus interacciones se componen de los tradicionales “he” (significado “él”)
y “she” (corresponde a “ella”). Sin embargo este idioma posee un importante
pronombre neutral “they” (significado literal “ellos”), el cual ha permitido a
muchas personas sentirse cómodas con su no binarismo de género y a la vez
usarlo como una regla general para cuando no conocemos los pronombres de
alguien. El inglés es un idioma lleno de diversidad al respecto, esta última
década estando cargada de neo-pronombres (del original “neopronouns”), los
cuales son pronombres no tradicionales que le sirven a las personas no binarias
(y a veces a neurodivergentes) a sentirse cómodas con su propio ser, algunos
ejemplos son: "xie", "ze", "sie", "hir"
y "ey".
Creo
que a la hora de reflexionar en torno al binarismo de género en los idiomas,
uno interesante es el filipino; el cual posee muchísimos términos sin carga de
género tales como “siya”, “niya” o “kaniya”, todos utilizados para referirse a
personas de cualquier género. No obstante, otros como “pinay” (para mujeres) y
“pinoy” (para hombres) los cuales es importante mencionar que… ¡vienen del
español! Es lamentable aprender que una cultura rica en términos sin género fue
dañada por nada más y nada menos que la colonización a estos mismos ¡y es que
también nos pasó acá! Si bien el Mapudungún (lengua Mapuche) tiene términos con
carga de género, importantes como “él” y “la” se reducen a uno: “ti”, a la vez
que “ella” y “ello” se representan por “fei” o “fechi”. La colonización de
tierras siempre se ha encargado de dejar tradicionalismos innecesarios
segregadores ensuciando nuestra rica cultura, es por esto que está en nuestras
manos transformarla y llevarla a un lugar que se preocupe por las minorías y
nos represente de la mejor manera posible.
“La
meta es producir un lenguaje alternativo al imperante y cuyo resultado es la
creación de conciencia en torno al problema en sus raíces históricas en cuanto
a la articulación entre lingüística y política, particularmente el problema de
las políticas lingüísticas” (Bolívar 2019). El lenguaje neutro llevará tan
lejos sus reglas según quien lo defina, por mi parte creo que el uso del “elle”
es muy importante y afirmo que no podemos omitirlo a la hora de definir esta
herramienta.
Lo
importante de este pronombre es que no se inclina a un género, como
tradicionalmente corresponde la supremacía “él”, que evita suponer pronombres
que no han sido mencionados, como sería tratar inmediatamente a alguien con
“él” o “la” solo porque al ojo estereotipado le parece que alguien es un “él” o
un “la” y por supuesto respetar este anterior como un pronombre que puede o no
ser exclusivo y que es válido para muchísimas personas.
Y
es que el “elle” partió por una necesidad de la gente que se identifica fuera
del binarismo de género (no hombre, ni
mujer), debido a su inconformidad con los usuales “el” y/o “la”, a buscar un pronombre que les
sienta más a gusto y les identifique. En la actualidad, existimos muchísimas
personas que nos sentimos cómodas con este pronombre, ya que a pesar no ser
exclusivo para, sí fue creado por, y representa a una gran población no binaria.
Sin
embargo, creo que a la hora de hablar de este tema es importante mencionar la
desvinculación que existe entre los pronombres de una persona, su género y su
expresión de este. Los dos primeros nos explican que, por ejemplo, no porque
una persona se refiera a si misma por “él”, es hombre, sino que cada quien
puede elegir el set de pronombres que más le acomode, porque como cualquier
otra parte del lenguaje, los pronombres fueron creados por personas y no
deberían tener más trasfondo que solo eso, hacerte sentir a gusto con tu ser y
tus interacciones con el resto. Por otra parte el tercer punto es el que me
parece el más interesante; empecemos por conocer que la expresión de género la
“Manifestación del género de la persona, que podría incluir la forma de hablar,
manerismos, modo de vestir, comportamiento personal, comportamiento o
interacción social, modificaciones corporales, entre otros” (OTD Chile). Y como
los pronombres que cada persona utilice no tienen la necesidad de cumplir con
comportamientos específicos, estos no tienen por qué ser tradicionalmente
concordantes, es decir, una persona puede ser sumamente femenina y sin embargo
ir por pronombres “él”, u otra puede verse muy masculina y solo utilizar
pronombres “elle”, etcétera. El lenguaje neutro es sumamente positivo en este
aspecto porque al usarse de forma correcta evitamos equivocarnos con los
pronombres de alguien debido a juzgarles con estereotipos y tradicionalismos de
género.
Hasta
el día de hoy; el lenguaje neutro sigue generando un disentimiento entre las
personas, y por sobre todo, el pronombre “elle”. Este último lamentablemente
aún no es válido por la RAE, pero eso no detendrá a quienes nos acomoda el
artículo porque las personas no binarias existimos y a muchas el “elle” nos
representa, nos valida, nos reconforta y nos coloca en una posición política.
Así es como invito reflexionar en torno a lo positivo que es esta forma de
comunicarse y a practicar un vocabulario más amigable con las minorías.
Bibliografía
Bolivar,
A. (2019). Una introducción al análisis crítico del 'lenguaje inclusivo'. mayo
26, 2019, de Creative Commons Sitio web:
https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0716-58112019000200355&lang=es#B10
Glosario.
Sin fecha de OTD Chile Sitio web: https://otdchile.org/glosario/
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