Repercusiones tuvo la noticia del domingo 23 de Noviembre sobre el
rayado en los vagones del metro exprés, los cuales unirán las regiones Metropolitana
y Bernardo O’Higgins. Este hecho ocurrió en el puerto de Valparaíso cuando sólo
llevaban un día desde su arribo, y fue rápidamente criticado y catalogado como
vandalismo mediante las redes sociales.
Es común que al graffiti se le relacione con vandalismo o destrucción ya
que mayoritariamente se encuentran en propiedades privadas o en monumentos
históricos, recordada es la noticia sobre los chilenos detenidos por rayar
zonas sagradas en el Cuzco, Perú. Estos actos en Chile constituyen un delito
con pena de cárcel en su grado máximo.
Sin embargo un graffiti y no la típica firma o tag, sino esos que
presentan un diseño con colores llamativos que resaltan entre el gris de los
edificios, son una expresión de arte que logra atraer la atención de las
personas que transitan por el sector, convirtiendo las calles de la ciudad en
verdaderas galería de arte. En el mismo Valparaíso donde fueron rayados los
vagones, se encuentran los cerros decorados por esta forma de expresión
convertidos en una postal del puerto.
El graffiti además de embellecer o ensuciar la ciudad, dependiendo del
punto de vista de la persona que lo mira, entrega un mensaje como toda
expresión de arte y últimamente es recurrente ver como usan las paredes de
vitrina para entregar mensajes de protesta. Estos mensajes varias veces han traído
complicaciones a sus autores, un ejemplo de esto es lo que le ocurrió a Inti
Castro, un grafittero chileno, en España en donde realizó una nueva representación
del Quijote de la Mancha “El Quijote de la Marcha”, en donde muestra señales de
apoyo al movimiento 15M y debido a los reclamos realizados por la comunidad acepto
difuminar el mensaje, siendo esta la primera vez que Inti modifica uno de su trabajos
terminado.
Un aspecto que perjudica a esta cultura ante la sociedad son los constantes
rayados de firma o tag que se pueden ver cotidianamente en las micros, kioscos,
etc. los que solo logran ensuciar la ciudad. Es debido a esto que las municipalidad
concurren en un gran costo en mantención de lugares publico así como los privados
tienen que pintar sus fachadas constantemente, sin ir más lejos la empresa ferrocarriles
del estado (EFE) el 2013 gasto 300 millones de pesos, siendo el servicio de la
quinta región (Merval) la que incurrió en los mayores gasto con un costo de 230
millones de peso al año.
Es antes estos elevados costos de mantención que las municipalidades y
las comunidades facilitan paredes y hasta fachadas de condominios completas
para que estos artistas callejeros puedan plasmar sus habilidades, por ejemplo
en San Miguel existe un museo al aire libre en donde la fachada de los
condominios presentan murales realizados por grandes artistas nacionales tales
como Inti y Saile. Esto representa una solución para el problema de los costos
ya que estos muros son renovados en el tiempo dando la oportunidad a los
grafitteros a poder expresarse.
Pero a pesar de esta solución, muchas veces se ha notado que estos murales
terminan rayados por sus propios pares quedando en desmedro la decoración del
lugar, que de un lindo mural pasa a una pared llena de rayas. Es antes esto que
debe existir un mayor respeto entre los artistas y así obtener una mayor aprobación
sobre esta cultura y poder tener así una mayor cantidades de paredes en donde
los artistas puedan dibujar sus ideas.
El graffiti logra ser una expresión de arte cuando es en base a un
diseño ya sea simple o muy elaborado y esté es bien recibido por la comunidad
cuando se respetan los lugares tanto públicos como privado, ya que muchas veces
se pueden encontrar muy buenas pinturas en lugares no adecuados tanto como
vagones o edificios históricos. Esta cultura ya ha llenado todo los rincones de
las ciudades siendo a veces muy gratificante encontrarse con un colorido mural o
un simple dibujo.
Lo que realmente seria vandalismo son los tag o firmas que solos son
rayas muchas veces inentendibles que se encuentran por montón en las ciudades
obligando a las comunidades a incurrir en gastos para poder tapar estas manchas
ya que solo son una contaminación visual del entorno y no aportan mucho en la
cultura del graffiti.
Diego Mejías Donoso.
Ing. Civil en Obras Civiles
Universidad de Santiago
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