“Chile y su duro camino hacia una real inclusión”
Cada año, por alrededor de esta
fecha cercana a la Teletón, se observan
los distintos debates a nivel social, sea por medio cibernético o personal, con
respecto a la inclusión.
Somos mundialmente conocidos
por ser uno de los países más unidos cuando se trata de este tema, somos uno
solo yendo a por una noble causa, que es ayudar al prójimo “inválido o
discapacitado”.
¿Pero, será realmente así?
Sabemos también que somos una
sociedad fuertemente marcada por los prejuicios éticos, morales y sociales;
donde no se está preparado para una real inclusión o aceptación legítima del
resto; sino que cuando nos encontramos frente a un caso de personas con
diferentes aptitudes o capacidades; aquellas que les falta alguna extremidad o
posee un tipo de enfermedad extraña; se tiende a sentir lástima e incluso incomodidad por esos individuos
(basta con ver los comportamiento de la sociedad en la calle, en las micros, en
los centros comerciales, etc.), más que una honesta aceptación o inclusión.
Es en estos, en que uno se
podría plantear la siguiente pregunta: “¿Cómo cambiaría la visión con respecto
a las personas con capacidades distintas y el trato hacia ellos, si la cultura
chilena fuese distinta?”
Tener algún grado de
discapacidad en Chile, ya sea físico o psíquico, es complicado debido a que en
el país, ni siquiera políticamente tiene
algunas reglas para poder mejorar la calidad de vida de las personas
discapacitadas. No hay facilidades en los ámbitos de salud, de educación, de
transporte en la vía diaria, etc. Ni siquiera hay políticas públicas con
enfoques sociales que puedan dar énfasis a los Derechos Humanos de los que o algo parecido, para que la gente pueda
tomarle mayor importancia a los derechos de las personas discapacitadas. Las
políticas públicas que hay son de carácter biomédicas, que significan que tiene
que ver con la medicación que se les da
las personas, que inclusive podrían tener efectos secundarios a lo largo
de la vida de quienes consumen ese tipo de droga, lo que implicaría el trabajo
con el individuo en casa, apartando así, aún
más a las personas del resto de la sociedad.
Quizás sea necesario que
hubiese alguna intervención social del Estado, para poder instruir a la
sociedad para que puedan tener alguna
visión más integral en cuanto a las discapacidades[1]
El tema de la discriminación
también es un tema que se debería abordar. La discriminación se puede
observar o explicar por muchas razones:
La discriminación es un fenómeno basado en relaciones entre diversos
grupos sociales, y tienen sus raíces en la opinión que un grupo tiene sobre
otro.
Por lo general, la mente humana prefiere pensar por medio de categorías
y prejuicios más o menos estáticos, este hecho ocurre de una manera natural, pues se necesita un punto
de partida para cualquier estructura de pensamiento, nuestro juicio o criterio
se basa en lo que nosotros consideramos “normal”[2]
Como acá se menciona, la discriminación parte desde el
punto de vista, en que primero, la sociedad se divide en grupos, dependiendo de
distintas características, como ideales, estratos socio-económico, etc. que
hayan entre ellos; y segundo, se tienen
ciertos paradigmas de lo que es normal o
no lo es.
Uno de los problemas de la discriminación, es que se estereotipa a ciertos personajes,
tomando en cuenta algunas impresiones, algunas ideas o incluso sólo la primera impresión que se
toma de ese alguien, la cual es muy difícil que ese juicio pueda a llegar
completamente correcto.
Cuando uno plantea este punto, y lo contextualiza en
el plano chileno, se podría hablar una infinidad de cosas con respecto a este
tema en particular. La discriminación hacia el otro, el ser casi inferior es un
tema que se ve en el día a día en el país. La cultura chilena, tiene casi como
una característica intrínseca ese casi don de menoscabar al resto, de burlarse
de lo distinto, de sentirse incómodo con lo inusual, con lo distinto, con lo
que sale de los parámetros de lo normal.
Al reflexionar este último punto, se puede llegar a
sentir hasta lástima por la situación en la que estamos, en donde el egoísmo y
el individualismo llegan a un punto que no tiene explicación.
Tal vez falta demasiado para Chile, para poder lograr
un raciocinio más lógico en cuanto al tema del racismo y para que se pueda
aceptar la diversidad.
Quizás es un camino muchísimo más largo del que se
cree. Probablemente se deba quedar así, tan
sólo como una simple utopía el camino hacia un cambio en la cultura y en
la consciencia social chilena.
Quizás llegó el momento en que nosotros, los futuros
profesionales del país, quiénes se encargarán del desarrollo social en el
futuro, puedan intentar hacer un
cambio, y seguir luchando para un Chile
más unido, más justo, más tolerante.
Tal vez es el tiempo de dejar de ser pasivos, e
intentar seguir por un Chile que acepte la diversidad. Luchar por profesionales
que intenten cambiar el país realmente, y por una sociedad que despierte del
letargo en el que se encuentra.
Creo que no es un trabajo fácil, pero es mejor luchar
e intentarlo, que quedarse con la duda
de “qué pasaría” si hiciésemos algo para cambiar la idea de una simple utopía.
Sería un gran cambio, sí,
completamente; pero de aquí al hecho, habrá que esperar un largo tiempo, a ver
si es que algún día llegase a pasar.
Biografía
La Discriminación y el Derecho a la Igualdad. (LIBRO)
[2]Marchant, La
Discriminación y el Derecho a la igualdad, pág. 13
Gonzalo Peralta Mercado
Ingeniería Civil en Geografía
Universidad de Santiago de Chile
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