Hoy en día es común ver a nuestro
alrededor distintas marcas y/o productos que nos ofrecen un mayor rendimiento o
”más energía”, ya sea para trabajar, estudiar o simplemente mantenernos
despiertos. Entre estos se encuentran las llamadas bebidas energéticas o
energizantes, sin embargo, no todos saben cómo funcionan, sus efectos o lo que
puede provocar el consumo excesivo de este producto.
Las primeras bebidas energéticas
(o hipertónicas) aparecieron a mediados de los años 80, sin embargo, su
masificación se inicia a comienzos de la década del 90, en la actualidad existe un centenar de
marcas alrededor del mundo, entre las más conocidas en Chile podemos encontrar
Red Bull, Energy, Monster, entre otras. En general estas bebidas ofrecen al consumidor más
energía, mayor rendimiento laboral, menos cansancio y recuperación rápida de la
fatiga. Es por esta última característica que muchas veces es confundida con las bebidas
rehidratantes, siendo consumidas por deportistas para la rápida recuperación de
líquido.
Las bebidas energéticas se
componen principalmente por cafeína, hidratos de carbono y diversos azúcares de
distinta velocidad de absorción, además de aminoácidos, vitaminas, minerales,
extractos vegetales, conservantes, saborizantes y colorantes. Siendo la
Cafeína una de las favoritas entre los consumidores, esto por la sensación de mayor actividad y velocidad de reacción en estados de somnolencia, cansancio o
sueño. Sin embargo, es este mismo ingrediente el más peligroso según los
especialistas, debido al alto contenido en combinación a su carácter de adictiva.
Si bien el objetivo no es
explicar los procesos bilógicos que están involucrados en el consumo de bebidas
energéticas, es importante conocer los efectos debido a la ingesta excesiva de
este brebaje, como lo son:
Cambios
en el ritmo cardíaco: Las altas dosis de cafeína contenidas en
la bebida, provocan una sobredosis que puede derivarse en taquicardias en las
que el corazón aumenta su ritmo cardiaco, lo que en algunos casos podría hasta
causar algún colapso.
Aumento
de adrenalina: Cuando se consumen este tipo de bebidas la
persona puede presentar cuadros de ansiedad y desesperación que podrían tardar
hasta tres horas en desaparecer.
Deshidratación:
Contrario a lo que algunos piensan, estas bebidas no son rehidratantes, quien
las toma y además las combina con alcohol, podría presentar un cuadro severo de
deshidratación que en casos muy extremos podría llevar hasta la muerte.
Gastritis:
La persona podría sufrir ardor en el estómago, además de experimentar molestias
al ingerir otros alimentos.
Afecciones
a los vasos sanguíneos: Las bebidas energéticas en exceso,
provocan vasoconstricción, una irregularidad en los vasos sanguíneos que induce
a que se contraigan. Para las personas hipertensas representa un peligro,
además, contienen Ginseng, lo que causa problemas en la presión arterial,
generando una crisis que podría derivarse en embolias, derrames e infartos,
entre otras complicaciones.
Daño
a los riñones: Cuando hay una vasoconstricción severa, órganos
como los riñones, ven disminuida la cantidad de sangre que llega hasta ellos,
lo que a largo plazo provoca que haya un daño renal intenso, en el que
nutrientes y electrolitos son desechados por el organismo, lo que provoca una
desestabilización de la presión arterial.
Como podemos ver, los efectos adversos
del consumo en exceso de bebidas energéticas tiene un gran impacto en el normal
funcionamiento de nuestro organismo, lo que nos hace reflexionar respecto a si
el uso de esta bebida es justificado o no, sin embargo, el ritmo y la exigencia
de la sociedad actual nos empuja cada vez más, y sobre todo a las generaciones
más jóvenes, a probar nuevas formas para mantenernos activos, sin detenernos a
veces a pensar cuáles son las
consecuencias de trabajar con una máquina (nuestro cuerpo) a un 120%.
Joel Lucay Pinto
Estudiante de Ing. Civil en Obras Civiles
Universidad de Santiago de Chile
Joel Lucay Pinto
Estudiante de Ing. Civil en Obras Civiles
Universidad de Santiago de Chile
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