Bernardo O’Higgins, ¿Padre de la patria o el primer dictador chileno?

Constantemente uno crece escuchando frases como “Bernardo O’Higgins es el verdadero padre de la patria”, “sin él no nos habríamos independizado de los españoles”, “fue duro porque el pueblo necesitaba orden”, y quizás cientos de frases más con las que desde niños nos enseñan la historia del Chile republicano, pero nace la justa pregunta ¿esa es la historia de Chile, o es la historia que quieren que nosotros creamos de Chile?

Muchos historiadores mencionan a este importante personaje de la historia chilena y sudamericana como uno de los principales artífices de la independencia, lo nombran como un hombre duro,  con un alta moral y gran amor a su patria. Pero también hay un importante número de académicos que mencionan a O’Higgins como un verdadero tirano, con una sed de poder que logró ser saciada a costa del futuro del país. Con estos primero argumentos nace una segunda pregunta ¿fue Chile realmente independiente después de 1818?, la respuesta es NO, a pesar de que desde pequeños nos enseñaron que el enemigo era el virreinato del Perú que tenía al país como esclavo y que un puñado de valientes soldados apoyados por el ejército libertador de los andes liderado por el general San Martin, le trajo a Chile la ansiada libertad. Pero, lo que los libros Santillana presentes en las escuelas no cuentan es la dictadura posterior a la “independencia”, hechos concretos comprueban que el pueblo (llámese pueblo a los ciudadanos de una clase media/baja) no deseaba la independencia, ellos se encontraban bien viviendo bajo el mandato peruano/español, y la independencia fue la excusa para tomar el poder, ya que O’Higgins y su clase no eran considerados en las decisiones políticas y económicas que se tomaban en el país, las cuales los afectaban directamente a ellos, y donde más les dolía, en el bolsillo (cosa que aún no cambia pasados ya más de 200 años).

Para lograr el poder, O’Higgins mandó a matar a quien era el verdadero libertador del pueblo chileno, sr. Manuel Rodríguez (hecho confirmado en 1825 por el teniente Antonio Navarro) y además participo en el motín a los hermanos Carrera en Argentina.

Una vez en el poder, las decisiones de O’Higgins pasaban por la logia lautariana (la misma a la que pertenecía Augusto Pinochet, por ejemplo), la cual se caracteriza (si, hasta el día de hoy) por ser autoritario y tremendamente clasista. Así gobernó el país tomando medidas que afectaban a las clases más populares del país, siendo una de las más polémicas la prohibición de festividades propias del pueblo por no considerarlas propias del Chile libre, si no que ser herencias de la “esclavitud española”. Otras medidas que generaron el descontento popular fueron las alzas de tributos, la creación de una constitución republicana que dejaba al “director supremo” como gobernador hasta cuando él lo decidiera; expulsó del país al obispo José Santiago Rodríguez Zorrilla, conocido por su ferviente apoyo al reino, pero muy querido por el pueblo chileno; O’Higgins pidió un préstamo endeudando al estado chileno, donde dicho dinero fue utilizado para financiar al ejercito de San Martin en su expedición en Perú. Esto último fue lo que provocó que el rechazo hacia su figura fuera tal que en 1823 tuviera que abdicar al poder ya que la guerra civil era inminente.

La figura de O’Higgins fue exaltada en muchas ocasiones por uno de los peores dictadores de la historia (no solo en Chile), me refiero a Augusto Pinochet, es por eso que muchas veces este último buscaba imitarlo en su manera de gobernar.

La imagen de este llamado prócer o padre de la patria genera hasta el día de hoy tremendas divisiones, ya sea por su clara cercanía a los poderes fácticos liderados comúnmente por la derecha clásica chilena, o por sus distintos actos que terminaron por sacar a Chile de una “esclavitud española” para pasarlo a una “dictadura Chilena”, quedando en cada uno el análisis de pensar si Chile fue (y es) realmente libre como se prometió.  

Juan Pablo Vergara Paredes

Estudiante de Ingeniería en minas