Se quiera o no, día a día la
sociedad se ve asociada a la economía nacional. Somos consumidores por
naturaleza y cada uno de nosotros aporta al desarrollo económico del país,
desde la formación de una empresa hasta la simple compra de un producto en el
supermercado.
Durante el año 2013, según
informo el Banco Central, el Producto Interno Bruto (PIB) se
expandió 4,1% respecto
del año anterior. Dicha tasa no sale de los márgenes normales de los últimos
años que fluctuó entre 3,9% y 4,6%. Estos resultados tranquilizan a los
financieros, puesto que se comportan de acuerdo a sus predicciones de largo
plazo. Sin embargo, el ciudadano común, informado o no de estos balances, sigue
viviendo cada día como cualquier otro.
Se pregona tanto que Chile es el país del barrio que más expectativas de
desarrollo presenta en un corto plazo, que es casi inevitable no relacionarlo
con la clara desigualdad social existente. Basta con conocer la distribución de
la riqueza en el país para dejar en claro, que si bien la economía crece, esta
solo beneficia notoriamente a una pequeña porción de la población: los más
ricos.
Es tan desigual la distribuciones de los bienes en el país que un
estudio efectuado por economistas de la Universidad de Chile arrojo como
resultados que el 1% de la poblacion es dueña de más del 30% de
toda la riqueza y solo cuatro familias controlan más del 50% del mercado de
valores. Llegando
al punto de que las familias
más acomodadas están cerca de monopolizar las industrias más importantes, como
la minería, las farmacéuticas, la energía, los medios de comunicación y el
retail.
Partiendo de la base de que un país desarrollado es aquel que crece de
forma constante tanto en forma económica
como social y mantiene un alto estándar de calidad para sus habitantes, queda
en claro que Chile está muy lejos de acercarse a ser un país desarrollado. Solo
necesitamos recorrer por media hora una de la calles de la capital para ver las
distintas caras que presenta la sociedad, y sin más, darse cuenta que los que
realmente son beneficiados son solo un puñado.
¿Se necesitan más pruebas para recalcar la evidente desigual existente
en Chile?, basta con solo aseverar los datos ya mencionados y se llegara a la
conclusión de que Chile está a cientos de años de poder hacerse llamar un país
desarrollado, faltan aún, muchas canchas que emparejar.
Juan Camilo Vivanco Villagra
Estudiante de Ingeniería Civil en Minas
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