jueves, 26 de enero de 2012

El Emprendimiento Organizacional - Carlos Bau R.

 

Durante toda nuestra existencia como seres humanos, nos encontramos inmersos en colectivos. Colectivos de personas agrupadas de manera casual o de manera deliberada según gustos, obligaciones u otros. El punto central es que, como seres humanos que somos, nos legitimamos en lo social. Lo social, por su parte, se compone y se concreta en la organización. A pesar de que cada uno de nosotros es miembro de algún tipo de organización, pocas veces tomamos conciencia sobre éstas y sobre la manera en que están estructuradas. La tarea del ingeniero es precisamente tomar conciencia sobre estas entidades superiores que nos convocan y nos envuelven y teorizar sobre ellas, pero más importante, llevar a la práctica aquel entendimiento teórico sobre tales entidades.

Dentro de las organizaciones se sabe que se tiene un propósito, los grupos humanos siempre se han convocado para buscar algún propósito en particular. El camino al logro de ese objetivo está lleno de imprevistos y se requiere de una característica especial para poder sortear tales obstáculos sin perder de vista el horizonte y enfocando cada decisión hacia la consecución del logro final.

Tal es el contexto en el que la humanidad, por simple evolución se dio cuenta de que es preciso tener líderes, aquellos elementos de nuestros grupos humanos que tienen la capacidad para tomar recursos limitados y con ellos lograr los objetivos propuestos, abriendo camino para el común de las personas y usando la ayuda de éstas en el camino. De esta forma, se hace necesario un concepto que englobe la actitud que tienen los verdaderos líderes en el cumplimiento de su rol; este concepto es el Emprendimiento. Es ampliamente aceptada la presunción de que el Emprendimiento es bueno, pero pocas veces se hace el ejercicio de pensar sobre lo que es realmente el Emprendimiento y aquello que conlleva.

En las líneas que siguen expondré los conceptos relevantes acerca del Emprendimiento y como se puede desarrollar una visión sistémica y holística de él y de sus beneficios al aplicarlos en las organizaciones.

Para iniciarnos en la exploración del mundo de las organizaciones, es preciso dar un rostro al Emprendimiento. Así nace el Emprendedor, esta es una palabra adaptada del francés “entrepreneur”, que significa pionero; en un principio era aplicada a quienes se aventuraban en viajes peligrosos o en negocios riesgosos. El concepto derivó en la caracterización de individuos que son capaces de crear riqueza, tanto en el sentido económico convencional, como en el sentido social o personal. A través de la definición de un emprendedor es posible inducir el concepto de Emprendimiento como tal. Emprender es crear y propiciar mecanismos y escenarios óptimos para el florecimiento de la innovación, la creatividad y flexibilidad en cualquier entorno; y que a través de estos, permita generar riqueza.

Habiendo aterrizado el concepto mismo de emprendimiento, se puede caracterizar a quien lo protagoniza. Según Herrera y Brown, el emprendedor es aquel que es capaz de generar combinaciones únicas de recursos existentes para lograr resultados excepcionales. El emprendedor es quien logra que las cosas se hagan.
Según Stevenson, quien fuera académico de Harvard, emprendedor es quien articula un sistema de gestión que se enfoca más en el manejo de las oportunidades que en el manejo de los recursos. El emprendedor es quien está alerta ante las oportunidades emergentes.

Actualmente se genera consenso alrededor de la idea de que las características que definen a un emprendedor no son rígidas, sino que son un conjunto dinámico de capacidades adquiridas que le permiten adaptarse a los entornos preexistentes, modificarlos y sacar provecho de las ventajas circunstanciales que se presenten, con objeto de generar riqueza para sí o para el crecimiento de una organización.

En nuestro país, lamentablemente, el Emprendimiento está únicamente enmarcado en el contexto de la creación de empresas. Se concibe al emprendedor como un empresario; alguien que ha identificado una oportunidad de negocio y pretende lucrar con ello.
Si bien, esta idea motiva a los emprendedores a mover la economía mediante la creación de empresas; creo firmemente que el Emprendimiento es mayor que la sola creación de empresas y que no solo se aplica a los negocios, sino que define rasgos de comportamiento en las personas.
Los emprendedores chilenos no son solo aquellos que crean empresas, sino todos aquellos espíritus inquietos que contribuyen al crecimiento del país, tanto en la esfera económica, como en la social.

Hasta ahora he acercado los temas de manera individual, creando un marco para la explicación de estos términos en la dinámica que significa una organización, ya sea una Empresa multinacional, o simplemente un club de amigos.

Para introducir los conceptos relevantes, es necesario partir desde el amplio marco teórico que  nos entrega la Teoría de Sistemas. Según la TGS los sistemas abiertos son aquellos en los que existe una interacción constante y dinámica entre los componentes integrantes del sistema en cuestión y el medio ambiente en el que éste está inserto.
De esta manera, los sistemas abiertos son aquellos que modifican de un modo u otro aquel entorno que los contiene y que, a su vez, sufren modificaciones debido a su interacción con el entorno.

Los sistemas abiertos, en tanto dinámicos, son aquellos que están sujetos a procesos evolutivos; son sistemas que se desarrollan en conjunto con el medio, tendiendo al logro de objetivos internos, autoimpuestos o inconscientes.
Debido a esto, los sistemas abiertos en su crecimiento y adaptación pueden llegar a replicarse o reproducirse si se dan las condiciones propicias.
De la misma manera como los sistemas abiertos se relacionan con su entorno o se multiplican, tienen la capacidad de relacionarse e interactuar con otros sistemas circundantes, en pos de los objetivos propios o conjugando esfuerzos para el logro de un objetivo común.

En esta interacción interconectada de todos los sistemas que conviven o comparten un medio, nos damos cuenta que es preciso no solo adaptarse al medio ambiente como tal sino a las perturbaciones que los demás sistemas causan en él. A medida que se amplía el estudio de los diversos sistemas interrelacionados que componen la vida que vivimos, nos damos cuenta que éstos se vuelven más y más complejos.
Esta complejidad creciente ha debido ser estudiada explorando nuevos paradigmas. Es así como se pasó de una concepción determinista, lineal y mecanicista a una, probabilística, no lineal y organicista sobre los sistemas abiertos de los que somos parte.

En tanto los sistemas aumentan su complejidad, a la par con nuestra capacidad de estudiarlos (lo que no implica facilidad en su entendimiento), nos es posible darnos cuenta que las interacciones recurrentes que se efectúan entre éstos son coordinadas y en cierto grado evolutivas. De esta forma es factible comprender que los sistemas abiertos, en tanto influidos por el entorno e influyentes en el mismo, poseen la capacidad de adaptarse para lograr un manejo más eficiente de los recursos disponibles en pos del objetivo mismo del sistema.

Todo este preámbulo que se ha hecho respecto de los sistemas abiertos y su complejidad adaptativa, tiene como objetivo pavimentar el entendimiento del concepto de organización. El que no implica solo un “orden” para los componentes, en cuanto a la estructura misma de la organización; ni una jerarquía, en cuanto a las organizaciones humanas. El concepto de organización es mucho más elevado que aquel que se usa coloquialmente.

Las organizaciones son sistemas sociales, abiertos, interdependientes respecto del medio en que están insertas y respecto de otras organizaciones; insertos en sistemas sociales más grandes y más complejos en cuanto a su composición e interrelaciones. Esta concepción implica que el comportamiento de una organización no es determinístico sino probabilístico, en tanto la interacción que se ha referido, considera variables incontrolables e incluso desconocidas.

Así, como las organizaciones son sistemas sociales y elementos constitutivos de los sistemas sociales superiores, a la vez que constituidas por sub sistemas sociales; estas son conjunción de los comportamientos y objetivos de los elementos que las constituyen y, sus comportamientos y objetivos componen aquellos de los supra sistemas sociales.
En esta recurrencia entra el emprendedor, como gestor de mecanismos que permitan generar comportamientos propicios que encausen los objetivos disímiles de los componentes del sistema, o miembros de una organización, en un objetivo superior que maximice la riqueza del sistema completo, es decir de la organización, contribuyendo al aumento de la riqueza neta del supra sistema que contiene a la organización.

Teniendo en cuenta todo lo anteriormente dicho, se puede enunciar a modo de conclusión que, el emprendimiento organizacional es una forma de enfrentar las interacciones dinámicas que proponen, el ambiente y otras organizaciones, con objeto de diseñar y articular mecanismos que sirvan de guía para que la organización en la que se está inserto logre de mejor manera los objetivos propuestos, gestionando los recursos escasos, aunando los objetivos diversos de los miembros de la organización, propiciando un clima que favorezca la interacción evolutiva entre estos miembros, etc.

En tanto los emprendedores sigan ampliando las fronteras de acción y lleven a lo cotidiano las experiencias de la Empresa, se hará posible un desarrollo social que permitirá organizar aspectos de la vida que aparentemente son tan sujetos al azar, como las relaciones amorosas. No se trata de controlar todo, sino de entender la causalidad de las situaciones y adelantarse a ellas, de manera eficiente pero sobretodo, proactiva.

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