jueves, 1 de agosto de 2019

Precarización de la población migrante en Chile: Crítica al discurso orientalista de Sebastián Piñera


Valentina Paz San Cristóbal Muñoz

La migración de población extranjera hacia territorios chilenos, ha ido marcando nuestra vida social producto de la cultura que los nuevos integrantes han incorporado a nuestra sociedad. Cultura extranjera que los chilenos han aceptado con normalidad según los datos del CENEM (centro nacional de estudios migratorios) “Los resultados muestran, en general, una percepción favorable hacia el proceso de inmigración y los inmigrantes en Chile, destacando el reconocimiento de derechos fundamentales y el apoyo a la integración en el área educacional y salud” (CENEM 4).  Sin embargo, el 14 de diciembre de 2018, el presidente de la república de Chile dio a conocer la postura del gobierno frente al acuerdo de migración internacional, colocando sobre la mesa su rechazo a este por motivos que no quedan absolutamente claros. Este efecto se produce por sus constantes contradicciones dentro del discurso, el que se presenta, por un lado, apoyando la migración y por otro, rechazándola, argumentado motivos de delincuencia asociados a esta acción. 
Las palabras del señor presidente, pueden considerarse contrarias a la integración de personas extranjeras, rechazando el acuerdo internacional de Marrakech, del que dice incentiva la migración irregular, desconociendo así la libertad y el derecho a migrar. El gobierno pretende instalar en el discurso público su posición contraria a la población migrante y esto estaría provocando, a nivel nacional, una creciente discriminación. El presidente, por medio de su discurso, presenta a las personas extranjeras como una amenaza, precarizando la integración plena de estos individuos no nacidos en Chile. 
Este ensayo argumentativo pretende demostrar los mecanismos de control utilizados por el presidente para denostar a la población que migra, y con este análisis dar a conocer mi rechazo a dichas posturas y así poder pensar en una sociedad en común. 
Las representaciones establecidas por el presidente pueden ser observadas como una mirada orientalista hacia los extranjeros al considerarlos ‘Otros’ ajenos al grupo  y así precarizar sus condiciones y provocar que la población chilena también manifieste su rechazo a las personas de otras nacionalidades. 
Este rechazo se representa en las excusas que el presidente da a conocer en el discurso pronunciado, planteando que la migración irregular fomenta los actos delictivos y el engaño a los sistemas políticos de regularización respecto a las personas extranjeras, y al mismo tiempo defiende el derecho de migrar. El señor presidente plantea que “creemos que toda persona tiene derecho a salir de su propio país, pero con la misma fuerza creemos que todo país tiene derecho a decidir cómo y bajo qué reglas” (Piñera) y propone que estas reglas y normas sean aplicadas para evitar “bandas de delincuentes, crimen organizado, narcotraficantes o grupos de trata de personas” (Piñera), sin embargo, ¿Cómo evitaría que no entren este tipo de personas? Parece más adecuado, interpretando su postura, que la generalización respecto a los migrantes sea entendida como una amenaza en su totalidad. Esta representación respecto de lo Otro podría funcionar como símil de las observaciones de Said respecto de lo oriental, cuando plantea “El oriental es irracional, depravado (perdido), infantil, «diferente»; mientras que el europeo es racional, virtuoso, maduro, «normal»” (Said 69) esta forma de entender lo otro muestra una actitud de discriminación frente a lo que cree conocer y “conocimiento significa elevarse por encima de las contingencias inmediatas, salir de uno mismo y alcanzar lo extraño y distante (Said 59) así el ‘seudo’ conocimiento de la amenaza coloca la postura del presidente por sobre las demás, sometiéndola a dominio y alzándola por medio de la opinión pública al instalarse como la verdad en relación a la alteridad. Más aún si considerando que a abril de 2018 un 43% de la población chilena rechaza la migración. Por lo tanto este discurso viene a fortalecer las condiciones precarias y vulnerables en la que están instalados los individuos migrantes, “se identifica una mayor incidencia de la pobreza entre migrantes que entre chilenos” (Rojas, Silva 27) así entonces se mantiene a la población migrante precarizada  tanto en apreciación como en condiciones de vida. 
Ahora bien, se pueden reconocer distintos recursos en el discurso para instaurar esta mirada orientalista sobre los migrantes, cuando plantea que “Durante el gobierno de la Nueva Mayoría, cerca de 700 mil personas ingresaron a Chile como turistas, cientos de miles de ellos con la clara intención de quedarse en forma irregular” (Piñera) pero el OBIMID (Observatorio iberoamericano sobre movilidad humana, migraciones y desarrollo) da cuenta de que nuestra legislación permite la posibilidad de cambiar de estatus migratorio dentro de Chile “De esta manera, una persona puede ingresar al país como turista y si luego estando en el país consigue un contrato de trabajo, podrá solicitar una visa sujeta a contrato o la creada visa por motivos laborales vigente desde 2015” (Rojas, Silva 6)  por lo tanto, ¿Cuál es el ‘desorden alarmante’ que reconoce el presidente al hablar de migración en su discurso si nuestras leyes así lo permiten? Tampoco lo es considerando que solamente el 6,1 % de la población chilena es migrante (en comparación con el 11,3% de migración que tienen los países desarrollados al año 2015) de este modo,  se comprende esta actitud como una forma de controlar la migración por motivos raciales y por miedo a un tipo violencia, que por lo demás no es algo que venga desde afuera, sino que también es un problema de alta vulnerabilidad propia como país, que al año 2018 alcanzó un 28%  la victimización a nivel nacional según la última Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana. 
La generalización mencionada anteriormente precariza a los sujetos involucrados en esa totalidad, los ya considerados ‘otros’, ya que el presidente,  al establecer que Chile "tenga una política de puertas cerradas para evitar que ingresen a nuestro país..., por ejemplo, bandas de delincuentes" hace un nexo inmediato entre los conceptos ‘migración’ y ‘delincuencia’ y esta representación alude a la vulnerabilidad propia que se pueda tener como país, a las falencias en el sistema de seguridad o a la falta de un mecanismo de  integración adecuada de población extranjera. La vulnerabilidad ajena también tiene un lugar en el discurso presidencial al rechazar las vidas que tienen posibilidad de ingresar a Chile; solo podrán entrar quienes tengan acceso a la documentación solicitada y, por lo tanto, la precariedad ajena no tiene el derecho de mejorar sus condiciones. 
Es claro que la actitud del mandatario chileno, en relación a la población migrante, deshumaniza sus vidas, porque al parecer el problema es el extranjero, que con su precariedad viene a precarizar, aún más, la vida social de Chile “entonces la vulnerabilidad, si es que va a ser atribuida a cualquier sujeto humano, depende fundamentalmente de normas existentes de reconocimiento” (Butler 71) entonces falta aquí un reconocimiento de vida y de humanización por parte del poder del Estado para pensar al sujeto extranjero como aporte social y económico y no como una amenaza. 
El acuerdo de Marrakech es un acuerdo no vinculante por lo tanto cada país puede seguir aplicando sus leyes de manera normal, aun así, el presidente declara “la forma en que Chile norma o regula su política migratoria es un asunto de carácter interno” (Piñera) entonces,  este rechazo al pacto migratorio no es más que una oportunidad de manifestar su poder y su postura frente a la acción ‘delictual’ de migrar.  
Resulta interesante, al mismo tiempo, recorrer los caminos de representación en otros grupos minoritarios, como las comunidades sexuales y la violencia ejercida hacia estos grupos de disidencia. La tarea entonces es tratar de hacer vida comunitaria asumiendo que la migración y la diferencia es una realidad, que, por lo demás,  pareciera no bajar en intensidad, al contrario, aumenta a medida que avanzan los años como lo señala el OBIMID, por lo que trabajar en las condiciones de precariedad de los migrantes tanto en la opinión pública como en la materialidad, es una tarea que nos involucra a todos más aún cuando un 93,3% está de acuerdo con que puedan acceder a la protección de salud y un 91% a la educación. Además, un 61,1% dice que los inmigrantes deberían tener la opción de votar (CENEM). 










Bibliografía
Butler, J. (2006). Vida precaria: El poder del duelo y la violencia. Buenos Aires, Argentina.  
Biobio Chile.“Índice de victimización llega al 28% a nivel nacional y alcanza punto más alto en 4 años”. BioBio Chile. Web. 30  jul. 2019. Recuperado de
https://www.biobiochile.cl/noticias/nacional/chile/2018/05/14/indice-de-victimizacion-llega-al-28-a-nivel-nacional-y-alcanza-punto-mas-alto-en-4-anos.shtml
CENEM. “Percepción de los chilenos sobre la inmigración” 2018. Web. 30 jul. 2019. Recuperado de http://www.cenem.utalca.cl/docs/publicaciones/INFORME_PERCEPCION_DE_LOS_CHILENOS_SOBRE_LA_INMIGRACION2.pdf
RTVE.  “La ONU aprueba en Marrakech el primer Pacto Mundial para la Migración”. Web. Miércoles 30 jul. 2019. Recuperado de
http://www.rtve.es/noticias/20181210/migraciones-onu-aprueba-marrakech-primer-pacto-mundial-para-migracion/1850900.shtml
Piñera, Sebastián. “Presidente realiza declaración sobre pacto migratorio” Prensa presidencia. Web. 30 de jul. 2019. Recuperado de
Rojas, Nicolás y Claudia Silva. La migración en Chile: Breve reporte y caracterización. Madrid, 2016. Impreso. 
Said, E (2002). Orientalismo. Barcelona, España. Debolsillo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario