Universidad de Santiago de Chile
Facultad de Ciencia
Técnicas de la expresión Oral y Escrita
Ingeniería Estadística
Catalina
montero
En Chile las mujeres en el ámbito político han sido
segregadas por muchos años, actualmente se llevan a cabo un “desafío
estructural”, una lucha constante por grupos feministas para producir un cambio
significativo en este sentido, es decir, tener una participación activa dentro
del gobierno. Es por esto que en el Informe Anual sobre Derechos Humanos en
Chile 2018 del Centro de Derechos Humanos de la Universidad Diego portales, se
hace énfasis en uno de sus capítulos: “DDHH de las mujeres: avances en los
derechos de las mujeres desafían obstáculos estructurales”, en cómo las
mujeres han tenido que resolver ésta problemática de la desigualdad entre
géneros y de qué forma el Estado chileno apoya las demandas feministas,
incluyendo a las mujeres en el Parlamento. Visto así, ¿cómo se ha logrado
combatir que hombres tomen decisiones políticas para las mujeres y no qué las
mismas mujeres, desde el gobierno, puedan tener el poder de legislar para ellas
mismas y poder tener una participación activa en la política?
Con el aumento de protestas feministas el gobierno se
ha visto en la necesidad de mermar sus demandas y hacer cambios reales, se han
llevado a cabo varios cambios, “Hasta 2015, Chile mostraba escasos avances
en la participación política de las mujeres y su presencia en cargos de
elección popular.” (Maira, p.8) , esto se ha debido al poco espacio que se
le ha dejado a las mujeres para participar de asuntos políticos, estudios de
conocimiento general demuestran y solo tomando en cuenta la realidad que las
mujeres llevan varios años viviendo, siempre han estado por debajo de los
porcentajes de participación y elección masculina en política, por lo que la
escasa elegibilidad de mujeres es única y exclusivamente porque son menos que
los hombres, no por un tema de capacidades, -se afirma que no es problema de
competitividad-, como lo explica la siguiente cita: “de acuerdo con el
Observatorio Político Electoral de la Universidad Diego Portales (…) los datos
muestran que, en promedio (…) los hombres representaron el 84,6% y las mujeres
el 15,4%. Esta brecha de aproximadamente 70 puntos se reduce a cerca de 10
puntos cuando se revisa la elegibilidad por sexo: en promedio, el 30,2% de los
hombres y el 22,2% de las mujeres logra ser electo o electa. Es decir, en
igualdad de condiciones, ellas resultaron ser tan competitivas como los hombres”
(Maira, p.8).
Ante las constantes demandas y el esfuerzo de todas
las chilenas de la última década, se comienzan a proponer algunas iniciativas
para disminuir esta brecha entre hombres y mujeres, las cuales de traducen en
la semilla del gran cambio, “aportaron a la construcción de un sentido
social crítico frente a la ausencia de mujeres en los cargos de representación
popular.” (Maira, p.9), éstas fueron aportar cuotas de participación
femenina en candidaturas y campañas, pero aun así el país se seguía mantenido
por debajo de la meta de lograr esta inclusión femenina hasta con la Primera
mujer electa como presidente de Chile, Michelle Bachelet que comenzó a marcar
la diferencia, “se promulgó la Ley 20.840 que «sustituye el sistema
electoral binominal por uno de carácter proporcional inclusivo y fortalece la
representatividad del Congreso Nacional»” (Maira, p.9). Con lo que se les
obliga a los partidos políticos a aumentar el porcentaje de participación
femenina en las candidaturas, con el fin de subsanar la gran desigualdad, de lo
contrario se impondrían castigos e infracciones a quienes falten esta ley, por
otro lado, también se impulsaron incentivos en dinero para fomentar las
nominaciones de mujeres, recursos que podrían favorecer enormemente a los
partidos políticos.
Es vital promover la pluralidad política en chile,
incentivar la participación femenina es lo mínimo para hacernos llamar un país
democrático, es necesario que mujeres desarrollen un papel político para desde
ese lugar promover cambios sociales para las mismas mujeres y por fin derribar
el patriarcado que nos han heredado. La base de nuestra democracia esta
asentada sobre la representación política, no en una sobrerrepresentación
política exclusivamente de hombres. Es desde este lugar, en donde recién se
pueden comenzar a hacer cambios de mentalidad en una sociedad machista.
Actualmente se percibe un importante aumento de senadoras y diputadas,
especialmente después de la ley de cuotas promulgada el 2015 “las mujeres
pasaron del 15,8% en cada cámara al 23%, lo que se acerca al promedio regional
de representación femenina en el parlamento.” (El mostrador, p.1) que es
incluso dos veces la elección de una presidenta. Sin embargo, se debe hacer un
gran esfuerzo para seguir aumentado la participación femenina en todos los
sectores políticos y ser elegidas de la misma manera que los hombres, construir
urgentemente nuevas leyes destinadas a la igualdad de derechos. Es esencial
modificar estructuralmente la política a través de la inclusión de las mujeres
en ella, para así, que las mismas mujeres, puedan hacer leyes para ellas
mismas, considerando y atendiendo desde la propia experiencia como mujeres
discriminadas, nuevas leyes sociales destinadas a disminuir la desigualdad entre
géneros.
Bibliografía
Informe
Anual sobre Derechos Humanos en Chile 2018.Centro de Derechos Humanos UDP,
Capitulo: DDHH DE LAS MUJERES: AVANCES EN LOS DERECHOS DE LAS MUJERES DESAFÍAN
OBSTÁCULOS ESTRUCTURALES. Recuperado de:
Mauricio
Morales Quiroga, Kevin Díaz y Alexis Marambio, Reforma al sistema electoral
binominal. Análisis, simulaciones y actores, Santiago, Observatorio Político
Electoral (OBPE), Universidad Diego Portales, 2014.
El
Mostrador Braga. (20 noviembre, 2017). Ley de cuotas: mujeres logran histórico
aumento en representación parlamentaria. El
mostrador, 1.