lunes, 30 de diciembre de 2013

El lenguaje: El futuro de lo niños.

El lenguaje sigue siendo una de las áreas que aún se observa más deficitaria en nuestro país. Tal como lo plantea Díaz (2006) en Chile las diferencias en el lenguaje son sumamente significativas, especialmente en los sectores más desfavorecidos. Donde “alrededor del 40% de los niños de bajos recursos, presentan déficits en el plano del desarrollo psicosocial; en particular, en el área de lenguaje”. (Moreno & Rosenblüth, 2011; p.11)

Por lo tanto, se vuelve fundamental desarrollar, aplicar y estimular habilidades y competencias lingüísticas que participen directamente en la lectura y escritura de los preescolares, para ir cada vez más acortando las brechas existentes entre los distintos sectores socioeconómicos. Puesto que “el lenguaje es un sistema de comunicación arbitrario que debe ser aprendido; se transmite culturalmente, de un modo natural, ya que es una actividad lingüística primaria; así como también requiere de la consciencia fonológica, como también de ciertos aspectos de la actividad primaria y de una enseñanza sistemática”.  (Defior, 2008; p.93)

En la actualidad se sabe que tanto el proceso de la adquisición de la lectura, como la escritura no se logran sólo cuando el niño accede a la escuela, sino que en general los niños saben antes acerca de estos dos procesos, a través de las diversas interacciones sociales vividas durante sus primero años. (Díaz, 2006). Es decir, que antes de que los niños ingresen al jardín de infantes, hay adultos alfabetizados  alrededor de ellos.

Sin embargo, “Un estudio realizado, por la CEEP (Díaz, 2006) da cuenta que tanto niñas y niños de educación inicial  presentan un desarrollo cognitivo y verbal deficitario” (p. 116), y en donde peor aún los docentes poseen  “un escaso dominio actualizado de las competencias necesarias para el proceso de lectura y escritura inicial”. (Díaz, 2006; p.120).

Esta realidad, hace imprescindible que se tome en cuenta el rol que deben cumplir los docentes y padres en el desarrollo de las competencias lingüísticas tempranas en la educación inicial. Esto debido a que los niños que reciben un entrenamiento en cuanto a las competencias lingüísticas, en especial la fonológica, poseen un mayor desarrollo lingüístico, que aquellos individuos que no han recibido ningún tipo de entrenamiento.

Pero ¿cómo disminuir la brecha existente en el área de lenguaje?

Para disminuir esta brecha, los educadores deberán comenzar por poseer un dominio teórico de las competencias ligústicas, reflexionar sobre su propia vinculación con la lectura y escritura, además de permitir a los niños la exploración libre de materiales escritos. (Kaufman, 2000)

Además, es esencial que los educadores posean y enseñen a los preescolares una serie de estrategias metodológicas que “les permitirán seleccionar, evaluar, persistir o abandonar determinadas acciones para llegar a conseguir la meta que se proponen” (Solé, 1999; p.59). Esto, debido a que aquellos educandos que poseen estrategias de lectura, tiene la capacidad de vencer dificultades, alcanzar objetivos, identificar los rasgos esenciales de un texto, entre otros beneficios. De esta forma, se estará fomentando la autonomía lectora, la construcción de textos, y lo más importante: se enseña a aprender a aprender (Solé,  1999)

Por lo tanto, es fundamental que los educadores se esfuercen en diseñar situaciones alfabetizadoras que permitan aminorar el vacío en el área del lenguaje que presentan muchos niños y niñas de sectores desfavorecidos, o los que ni siquiera han tenido la oportunidad de educarse en un hogar que les entregue una estimulación lingüística apropiada. Puesto que, “El jardín de niños, debería cumplir la función primordial de permitir a los niños que no tuvieron adultos alfabetizados a su alrededor, obtener esa información de base, sobre la cual la enseñanza cobra un sentido social”. (Ferreiro, 1982, p. 17)

De acuerdo a lo anterior, se vuelve necesario, que tanto los padres como los educadores, realicen un trabajo en conjunto, el cual consiste en responsabilizarse por el tipo de estimulación lingüística que están recibiendo sus hijos, proponiéndoles desafíos para prevenir posibles problemas en la lectura y escritura

Es por todo esto que es importante comprender,  que para disminuir la  brecha existente en el área de lenguaje, el proceso de alfabetización junto con el desarrollo de competencias lingüísticas, debe darse en un contexto que potencie los aprendizajes de los niños y que les brinde  la posibilidad de entrar en contacto directo con el mundo de la lectura y escritura. Donde las experiencias tempranas que les entreguemos a los niños en esta área, les darán una ventana de aprendizaje para el futuro; y de esta forma se irá disminuyendo el déficit lingüístico existente hoy en día en los estudiantes.
 


Marco Baeza Salazar

Estudiante de Ingeniería Civil Informática

Universidad de Santiago de Chile

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