El perro (clasificación científica “Canis familiaris”) ha sido reconocido desde siempre como el mejor amigo del hombre, esta relación ha evolucionado en el tiempo hasta convertirse en nuevas formas de interacción de las personas con este animal, lo cual ha generado grandes beneficios para la sociedad.
Todos los caninos viven y trabajan en sociedad, al separarlo de la madre y hermanos de camada, e introducirlo a un ambiente diferente, donde sus únicos compañeros van a ser personas, éstos trasladan su comportamiento social a su nueva “manada”. Esta capacidad de adaptarse fácilmente a convivir con las personas ha permitido su domesticación.
Desde la antigüedad el perro ha sido un participante activo en la vida del hombre, en roles tanto como: la caza, la vigilancia, el pastoreo de ganado, entre otras actividades. Sin embargo, en la medida en que la sociedad ha evolucionado desde pequeñas comunidades agrícolas a mayores áreas metropolitanas, el rol de estos animales ha cambiado, participando en actividades como; la localización de personas desaparecidas, operaciones de rescate en eventos como terremotos, incendios y explosiones, e involucrándose en la detección de narcóticos.
Un mayor número de personas considera a su mascota como otro miembro de la familia, asimismo, el compañerismo de estos canes ha añadido un significado adicional en la vida del ser humano. La principal razón para tenerlos, es la relación de amistad lograda con el animal. Debido a que los dueños destacan que éstos entregan amor incondicional, no enjuician y se puede hacer de ellos el mayor confidente de nuestros más íntimos sentimientos. A demás, son sumamente inteligentes, por lo tanto pueden ser entrenados para lograr conductas extraordinarias en ellos. Estas características pueden servir para elevar la calidad de vida de miles de jóvenes y adultos, especialmente en personas con capacidades diferentes.
Numerosos son los estudios que han demostrado como las mascotas influyen de manera positiva en la salud y en el bienestar de los humanos. Las investigaciones científicas han clasificado estos efectos en cuatro áreas específicas; terapéuticos, fisiológicos, psicológicos y psicosociales. El estudio señala que meramente abrazar un perro hace que residentes en centros de rehabilitación y hogares de cuidado, pacientes en hospitales y familias en general sientan un consuelo, un gozo y un respeto por todos los seres vivientes. En adición, la compañía de éstos ha demostrado proveer otros beneficios que pueden mejorar la calidad de vida de muchos ciudadanos.
Los dueños de estas mascotas, deben entender que al compartir sus hogares y sus vidas con uno o más de éstos, significa cumplir un gran compromiso, es decir, que junto con el placer de poseer un perro, es vital mantener una vida saludable y feliz del animal. Se debe tener en cuenta que en la vida de un can las visitas al veterinario, una óptima nutrición y su protección son responsabilidades fundamentales. También cabe destacar la importancia de la castración del macho y de la esterilización de la hembra, debido a que esto no se considera una crueldad, sino que son un gran beneficio para ambas partes. Para el perro significa menos problemas a la próstata y una menor incidencia de cáncer de los testículos, mientras que para la perra significa menos oportunidades de cáncer ovárico e infecciones uterinas, además de contribuir a evitar la sobrepoblación respectiva.
Es por esto que solo es necesario proporcionar a las mascotas afecto y cuidar de sus necesidades con amor para obtener a cambio momentos memorables llenos de risas y alegría. No deja de ser sorprendente como estos seres pueden ayudar a mantener la salud tanto física como psíquica, por lo que es importante agradecer con cada acto de vida, su compañía.
Jenniffer Calderón Calderón.
Estudiante de Ingeniería Civil Química.
Universidad de Santiago de Chile.
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